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Huellas N.7, Julio/Agosto 1999

AMÉRICA

La "pretensión cristiana" en Capital Hill

Michelle Watkins

Después de la ONU, el libro de don Giussani sobre Cristo presentado en la capital federal de E.E.U.U. Waldstein y Albacete: coloquio en la Universidad Católica de América, un importante centro de estudios teológicos y filosóficos


La tarde del lunes 12 de abril, una muchedumbre se congregó en el Life Cycle Auditorium de la Universidad Católica de América para asistir a la presentación del segundo volumen de la trilogía de Giussani: Los orígenes de la pretensión cristiana. Michael Waldstein, presidente del Instituto Teológico Internacional de Gaming, y monseñor Lorenzo Albacete, profesor en el seminario St. Joseph, eran los conferenciantes, mientras que David Schindler, profesor de Teología en el Instituto Juan Pablo II, hacía de moderador. La relevancia del acontecimiento se vio quizás incrementada por su emplazamiento: la Universidad católica es un importante centro de estudios teológicos y filosóficos, famosa por la profundidad y amplitud de sus programas y por la valía de sus docentes. El pensamiento de don Giussani supera con gran agudeza y eficacia las tendencias típicas de muchos errores académicos: la reducción del cristianismo a una abstracción intelectual, que se hace accesible sólo a costa de difíciles ejercicios mentales y espirituales; la separación entre la comprensión de la fe realizada por la razón, y la experiencia misma de la fe; la reducción del cristianismo a una simple colección de reglas doctrinales. Los orígenes de la pretensión cristiana, por el contrario, presenta el cristianismo como la experiencia de una Presencia concreta en medio de nosotros, que tiene su origen y continuidad en un hecho histórico del pasado, pero que se hace nueva y real cada día. Así pues, la presentación del segundo volumen en un ambiente académico constituye siempre un gran desafío.

Ejemplo de los antiguos
El profesor Waldstein comenzó su intervención citando a Plotino, al que definió como la mejor ejemplificación del sentido religioso de los antiguos, y por tanto del sentido religioso de aquellos que aún no habían concebido la posibilidad de Cristo. Plotino expresa un gran y elevado deseo de algo que existe por encima de nosotros, de una "inconcebible belleza que está en el lugar santo y no sale fuera donde los profanos la puedan ver". Tal deseo implica obviamente la necesidad de una ascesis, una ascesis del gran rigor intelectual y espiritual que comienza con la distancia del mundo profano que nos rodea. Para Plotino, el camino es una impracticable y ardua lucha por salir del mundo, mientras el camino cristiano es un hombre - un hombre que ha venido y ha puesto su morada en el mundo, afirmando "Yo soy el camino la verdad y la vida" -. Si el camino y la vida son un hombre, entonces el método es un encuentro personal, una experiencia de una presencia real en medio de nosotros, que no es otra cosa que el reconocimiento y la permanencia en la compañía de un amigo. Waldstein puso como ejemplo a un hombre y una mujer que se documentan, hacen proyectos y organizan todo para ser padres. Sin embargo, la presencia del niño en la casa es lo que les hace verdaderamente padres y da un sentido a sus preparativos y a sus proyectos. El contenido de la experiencia del cual estamos hablando es el amor, el don de sí. "La pedagogía de Dios, en la que el Hijo único de Dios sale del lugar santo para que los profanos puedan verlo, tiene como fin manifestar que Él en sí es amor. La educación de los discípulos es exactamente una educación en esto". Waldstein, estudioso del evangelio de Juan, citó después muchos textos joánicos sobre el concepto de estar y permanecer con Cristo. Si el método es un encuentro, una experiencia personal, entonces la noción de permanecer en la compañía o en la presencia de Cristo es esencial.
En el Evangelio de Juan la idea de permanencia comienza simplemente con estar en su presencia físicamente, y después s e desarrolla gradualmente en un tomar morada, estar realmente unidos, y ser transformados por Cristo. La presencia de Cristo hoy se encuentra en la Iglesia. Así pues, es permaneciendo en la comunidad y estando en la compañía de nuestros amigos como alcanzamos la unidad real con Cristo y somos transformados por Él. Concluyendo, Waldstein afirmó que "el método de la Encarnación continúa en la Iglesia. La unidad vivida entre aquellos que han sido transformados por Cristo genera un lugar que todos pueden encontrar. Igual que los discípulos fueron transformados estando con Cristo, del mismo modo, estando en nuestra compañía nosotros podemos ser cambiados hoy".

Desde 1986, Boston
Albacete abordó el tema de la racionalidad de la pretensión cristiana y de la accesibilidad del acontecimiento original para el hombre de hoy. La pretensión cristiana no nace de la dinámica de una experiencia religiosa como tal, sino de un acontecimiento histórico, de un hecho en la historia. La pretensión permanece fundada sobre una experiencia de este acontecimiento que vuelve a suceder hoy. Podríamos decir: siempre es el momento del origen. La pretensión no se basa simplemente en lo que sucedió hace dos mil años, sino que está basada en algo que sucede ahora. Es gracias a la pretensión que el acontecimiento manifiesta hoy, que uno puede ser cristiano. Usando el ejemplo del ciego del Evangelio, que a la pregunta de los fariseos responde simplemente: "Yo solo sé que era ciego y ahora veo", Albacete subrayó que a menudo nuestra única pretensión firme es una pretensión sobre nuestra experiencia presente. "Yo sólo sé una cosa. Este hombre que se llama Cristo está presente en mi vida, y sin Él no podría vivir". Este es el verdadero punto de partida, el acontecimiento presente entre nosotros.
La participación fue notable no sólo por el número de personas presentes, sino también por la cantidad de preguntas que surgieron. Fue particularmente interesante una pregunta con respecto a la naturaleza dinámica del "permanecer", ya que es un término que puede parecer muy estático. Waldstein respondió hablando de su propia experiencia en el movimiento, describiendo cómo él mismo ha permanecido con los amigos que encontró en Boston en 1986. "Allí nació una historia que ya trece años. Mirando hacia atrás veo cómo he sido cambiado, como incluso mi trabajo de exégeta del Evangelio de Juan se ha visto cambiado por este encuentro y que, como semilla inicial, conduce a una historia dramática. Dramática como la historia de los discípulos con Jesús.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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