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Huellas N.05, Mayo 2024

RUTAS

En medio del campus

Pablo Perlado

Un grupo de universitarios decide dar continuidad al Happening que arrancó el año pasado en Madrid. A pesar de los imprevistos, fueron tres días llenos de regalos

El Happening 2024 empezó como continuación del año pasado. Es cierto que varios organizadores este año ya no estarían, pero por el bien que fue decidimos volver a hacerlo. A varios de nosotros nos pidieron formar parte del grupo organizativo y todos respondimos que sí. El trabajo ha sido muy educativo: no tenemos ni idea de cómo organizar bien un evento como este, enseguida empezaron a verse los límites que tenemos, tanto personales como organizativos, la burocracia universitaria supone una gran barrera, etc., pero con todas las dificultades hemos aprendido que la responsabilidad conlleva un esfuerzo (que muchas veces no era inmediato) y que tiene que ser en compañía, ya que cuando uno está solo no construye algo que no sea a sí mismo, ni el trabajo es fructífero.
Unos días antes de que empezara el Happening nos llegó la fatídica noticia de que finalmente el concierto que queríamos hacer no podría tener lugar. El día de antes estuvimos montando las exposiciones, comprando regalos para los ponentes, hablando con la Casa del Estudiante (institución universitaria destinada a los estudiantes) para poder tener un espacio en el que poder hacer unos cantos en vez del concierto. A pesar de roces e incomprensiones, la relación con las diversas instituciones con las que estuvimos en contacto fue vital para que el Happening pudiera tener lugar (la ya nombrada Casa del Estudiante, la facultad de Odontología, con su técnico de sonido y su conserje sorprendentemente abiertos a todas nuestras necesidades, así como la asociación Universitas y el movimiento de Comunión y Liberación, que fueron un gran apoyo). Bajo el lema “Convivencia, NO Coexistencia”, el Happening se desarrollaría en la Casa del Estudiante, enfrente del metro de Ciudad Universitaria, donde se encontraban las dos exposiciones, así como las mesas que nos habían dejado en el exterior para poder estar tomando algo juntos (a falta de poder montar un bar), mientras que los siete actos tendrían lugar en la facultad de Odontología, justo al otro lado de la calzada.
Desde la semana anterior, estuvimos repartiendo panfletos a la salida del metro, donde nos dejaron poner una mesa, unos roll-ups y tocar música. Era conmovedor ver a amigos jugándosela con desconocidos repartiendo panfletos, tocando canciones desde la mesa, aun sabiendo que muchos o no harían caso o simplemente cogerían el panfleto cordialmente y se irían, y oírles hablar a posteriori de las cosas que habían salido de ahí, de lo que les había educado ponerse así en juego, y de las personas que se habían encontrado, hacía que mereciese la pena cada uno de esos “no” que podían haber recibido.
El martes 19 de marzo comenzamos a mediodía. Por la mañana celebramos misa para comenzar juntos y luego terminamos de montar todo. Esa tarde tuvo lugar la inauguración y dos actos: primero “Esto podría haberlo hecho un niño”, donde un artista (Francesco Mina), una historiadora del arte (Cata Martín) y un profesor de humanidades (Chema Alejos) nos hablaron sobre su pasión por el arte contemporáneo. Luego un diálogo “Entre los fragmentos del sentido”, en el que varios universitarios leyeron y comentaron varios poemas de T.S. Eliot de The Love Song of Alfred Prufrock, Tierra Baldía y los Cuatro Cuartetos.
El miércoles 20 tuvieron lugar tres actos. Por la mañana, “¿Es posible construir juntos siendo diferentes?”, un diálogo en torno a la posibilidad de construir juntos siguiendo el ejemplo de la disidencia universitaria rusa, donde Adriano dell’Asta, vicepresidente de Rusia Cristiana, y Mario Colleoni, historiador del arte y escritor, ejemplificaron cómo la cultura se construye a través de la convivencia entre personas diferentes, y no por homogeneidad. Por la tarde tuvo lugar un diálogo entre dos físicos, Alfredo Luis Aina (profesor de Óptica de la UCM) y Miguel Ángel Sánchez Conde (profesor e investigador de Física Teórica de la UAM), titulado “¿Para qué tantas estrellas? ¿Y yo, qué soy?”, en el que nos mostraron su pasión por su trabajo, por la investigación y cómo la compañía de la familia, los amigos y los alumnos era vital en ello. Lo último del miércoles fue un diálogo entre José Carlos Martín de la Hoz, doctor en historia de la teología, y León Gómez Rivas, catedrático de Ética y Pensamiento Económico de la Universidad Europea de Madrid, sobre la influencia y vigencia de la Escuela de Salamanca en la actualidad.
El jueves por la mañana, “Hablemos del porno”, un diálogo en torno a las causas y efectos de la pornografía y la adicción en la vida del hombre entre Ferrán Riera, director pedagógico de los colegios Llissach y La Gleva, y Tasio Pérez, psicólogo especialista en terapia de pareja y familia. Por la tarde, Sagrario Crespo Garrido, farmacéutica y profesora de Bioética de la UFV, realizó una ponencia sobre el proceso embrionario y cuándo se puede decir que comienza la vida humana, también desde el aspecto antropológico y jurídico. El día terminó con unos cantos enfrente de la Casa del Estudiante.
Además, durante esos días estuvieron disponibles dos exposiciones, “La máxima amistad. Que me vive otro ser por detrás de la no muerte”, una muestra de fragmentos literarios, escenas de películas y canciones que mostraban los rasgos profundos de la experiencia humana de amar y ser amado, y “Don o recurso: El reto de la energía”, un recorrido sobre los métodos de obtención de la energía con una reflexión sobre su relevancia en nuestra sociedad (inspirada en una muestra del Meeting de Rímini). Fue llamativo ver a todos los que habían sido invitados, por profesores o por universitarios, bastantes de los cuales salían impresionados de que algo así pudiese tener lugar en la universidad. Y vernos a muchos de nosotros en acción, invitando a amigos y a profesores a los actos (varios de los ponentes eran profesores de alguno de nosotros, y en varios actos había más gente de fuera que de los nuestros) explicando las exposiciones a gente a la que no conocíamos, e incluso entablando relación con gente a la que conocíamos después de los actos, comiendo o repartiendo panfletos. Todo un gesto de verificación de la fe a través de la misión.


En la última asamblea antes del Happening el grupo ejecutivo pidió disponibilidad para ayudar con algunas tareas que surgían de cara a las últimas semanas. Durante el curso no he podido participar en la preparación de los actos como me habría gustado, pero ha sido un regalo poder ver cómo todo el CLU trabajaba para poder sacar adelante cada acto, las exposiciones, la logística general, el concierto… De las asambleas que se fueron proponiendo salía siempre agradecida y asombrada por el trabajo de tantos amigos y por el bien que estaba siendo el Happening para ellos. Por eso cuando nos pidieron disponibilidad y nos invitaron a participar de la mano de algún amigo me ofrecí para la organización de la mesa de anuncio que pusimos frente al metro de Ciudad Universitaria. Durante seis días estuvimos invitando a todo el que pasaba a participar, repartiendo folletos y cantando cerca de la mesa, donde pusimos también dos grandes carteles con el lema y el programa. La mesa ha sido para mí, sin duda, uno de los mayores regalos del Happening. De todo lo ocurrido destacaría la pregunta que nos obligaba a hacernos el hecho de estar repartiendo panfletos en el corazón de la universidad: ¿por qué me interesa anunciar el Happening a un desconocido? ¿Qué estoy anunciando? ¿Por qué, por Quién, elijo ponerme en juego así? Solo por el anuncio de Cristo, que nos ha alcanzado en la compañía que nos convocaba allí, estábamos dispuestos a arriesgar de esa forma, aun cuando los frutos probablemente permanecieran ocultos a nuestros ojos. Esta era la conciencia que se percibía al llegar a la universidad y escuchar cantos, o ver a un amigo repartiendo un panfleto y explicando lo que estábamos organizando. Cada uno de estos gestos ha sido para mí testimonio de Su presencia, y es una alegría haber podido vivirlo juntos.
Carmen

La exposición sobre “La máxima amistad” surgió de una necesidad común de profundizar en esta experiencia y ponerla delante de toda la universidad, con el afán de mostrar algo que en nuestra experiencia es un enorme bien, el regalo de conocer verdaderamente quién es el otro, quién soy yo. Porque para todos ha sido un punto firme de apertura a la realidad, por todo lo que despierta mirar de cara las preguntas que surgen al estar enamorado, o que alguien te mire de una forma excepcional con todo lo que eres. Por el descubrimiento de esa relación que nos constituye a cada uno y que se va desvelando en el camino. Con todo esto hemos trabajado durante meses para la selección de citas, para ordenarlas y entenderlas, pero sobre todo el trabajo ha sido de reconocimiento de uno mismo con la exposición, entender de qué forma nos interpelaba. Los días del Happening han sido de constante lucha porque esa propuesta tan concreta se nos escapaba de las manos. Un tema como este es inabarcable, sin embargo, teniendo clara nuestra pequeñez, poner algo tan desbordante delante de otras personas con nuestro sencillo sí ha sido un regalo. En primer lugar, ha supuesto un punto firme en nuestro camino al ver que lo que vivimos es fuente de vida para otros y, en segundo lugar, ha sido muy importante ver que realmente interpela a todo el mundo, que es atractivo para todos, que es para todos.
Fernando

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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