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Huellas N.10, Noviembre 1998

UNIVERSIDAD

Nuestros orígenes

Benjamín Rodríguez

Desde mediados de octubre y hasta principios de diciembre la exposición divulgativa «De la tierra a las gentes» recorre diversas facultades de los campus madrileños con ocasión de la misión extraordinaria en las Universidades de Madrid. Como su subtítulo dice esta exposición desea mostrar la originalidad del acontecimiento cristiano, sus orígenes históricos y su difusión en el espacio y en el tiempo de los primeros siglos de nuestra era. Visitar la exposición es como entrar en las páginas
del Evangelio, descubrir su corporeidad


Las secciones
La exposición está dividida en cuatro secciones. La primera recoge el ambiente de los orígenes con fotos de restos arqueológicos vinculados a la historia y a la tierra de Jesús, palestina, como la inscripción del templo y la de Poncio Pilato. La segunda sección es ya la expresión de la rápida difusión del cristianismo y ofrece mapas del nacimiento de las comunidades cristianas y de los viajes apostólicos. Aquí se han tomado como paradigma los viajes apostólicos de san Pablo. Después se nos introduce en la vida de las comunidades cristianas de los siglos II y III donde ya se plasman las relaciones con el poder político, las dificultades de la persecución, la vida litúrgica, el carácter peculiar de algunos aspectos de la vida cristiana y los signos de su presencia en la sociedad de entonces.
El cristianismo llevó a cabo una síntesis admirable entre culturas diferentes, culturas con las que se fue encontrando a lo largo de su propagación por el Imperio Romano.
En relación con la cultura pagana se adopta una acti­tud contraria a la intransi­gencia, tendente a la recupe­ración de valores y símbolos de la tradición clá­sica, a la que se confiere un significado nuevo. Por úl­timo, la cuarta sección se centra sobre la tradición escrita donde aparecen foto­grafías de los papiros más antiguos de los Evangelios.

Los motivos
José Miguel García encar­gado de la Pastoral Univer­sitaria del Arzobispado de Madrid, considera que esta exposición está pensada para «ayudar a quien ya tiene una experiencia cris­tiana a entender cuál es el origen y las raíces de esa experiencia que tiene una solidez en la historia, por desgracia, muchas veces desconocida por muchos cristianos. Es como leer la historia de la familia, uno entiende lo que él también está viviendo, al menos, profundiza mucho más. Uno vive en el presente algo que viene de la fuerza de un pa­sado». Todo esto se favo­rece en la exposición me­diante un montaje muy bien estudiado y realizado por grandes profesionales, y al mismo tiempo porque es guiada por personas que co­munican al hilo de lo que van diciendo del pasado su experiencia presente.
Un segundo motivo por el que también se ha querido re­alizar esta exposición es «para que a través de una expresión típicamente cultural y digna­mente propuesta se introduzca en el mundo universitario la dimensión histórica del cris­tianismo y, por lo tanto, una experiencia de humanidad que por desgracia está mu­chas veces censurada. Todo lo relacionado con la Iglesia o con el cristianismo parece como si no fuera parte de la historia o parte de nuestra cul­tura cuando en realidad es lo que las ha generado. Al me­nos en la época actual, en los ámbitos universitarios se hace un silencio, una censura tre­menda respecto a esto. Por eso queremos introducir tam­bién en el diálogo y en el co­nocimiento universitario la re­alidad del cristianismo y de sus orígenes».

La misión extraordinaria
La exposición ha empe­zado a ser usada también por Institutos y centros de Ense­ñanza Media. En la Universi­dad esta iniciativa se injerta en la misión extraordinaria que lleva a cabo la Pastoral Universitaria en esta curso académico. Una campaña de solidaridad, congresos con profesores, catequesis en las mismas facultades son algu­nas de las iniciativas pro­puestas, aparte de las de la vida cotidiana que ya se lle­van realizando desde hace muchos años. La misión ex­traordinaria ha sido recibida con gran adhesión entre los cristianos tanto alumnos como profesores. Comenta García: «Otro de los frutos de esta misión es la comu­nión entre los distintos movi­mientos y realidades que se han implicado de una forma más decidida». Hoy en la diócesis, esta comunión y ex­presión común de la fe, representan un ejemplo de con­tinuidad de ese mismo hecho extraordinario que fue el 30 de mayo alrededor del Papa en la plaza de San Pedro.

De la Tierra...
«Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley» (Ga 4,4). Dios se vuelve presencia humana - humanamente accesible y en­contrable - entrando en el tiempo y se identifica con la elección de la algo concreto, de un pueblo: Israel. La fe cristiana está ligada a una «tierra» desde la cual se ha difundido el hecho cristiano a través de los sucesos y luga­res de todas las naciones para llegar a las gentes.

...a las Gentes
«Id y haced discípulos a todas las gentes... estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 19ss). El acontecimiento cris­tiano ha generado un flujo humano ininterrumpido: el pueblo cristiano. Del encuen­tro con la novedad de Cristo brota una nueva conciencia de la realidad que tiende a descubrir en cada cosa el nexo que tiene con su funda­mento, puesto que «de Él, por Él y para Él son todas las cosas» (Rm 11, 36). Esta ac­titud queda claramente puesta de relieve en los testi­monios del arte figurativo cristiano. Las fotos de la ex­posición recogen algunos de los objetos y papiros origina­les que se encontraban en la exposición histórico-arqueo­lógica del mismo título que se realizó en Rímini en 1996 y que fue organizada por el "Meeting per l'amicizia fra i popoli", en el marco de la preparación al gran Jubileo del año 2000.


La culminación de una vida vivida a la luz de la razón
Mons. Luigi Guissani con ocasión de la apertura de la Ex­posición en el Meeting de Rímini envió el siguiente mensaje que reproducimos por su explicación pertinente de las razo­nes que nos mueven a realizar esta iniciativa.
«Recuerdo con conmoción en el seminario de Milán en 1933 cuando un profesor entró en clase agitando el volu­men de una revista científica alemana en la que el cono­cido exégeta Deissman refería, turbado, un hallazgo im­previsible. Fragmentos del Evangelio de Juan que habían sido hallados en Oxirinco, en Egipto, obligaban por sí mismos a una datación más antigua de la comúnmente aceptada, esto es a una datación que se remontaba a la época de Trajano, si mal no recuerdo.
Propuse a mis compañeros de clase que lo celebráramos con una fiesta todo el día. Saber que hoy algunas de aquellas piezas se exhiben en la Exposición de Rímini, renueva en mí el entusiasmo de joven estudiante de bachillerato frente a ma­estros tan amantes de la verdad como para estar dispuestos a renunciar incluso a opiniones dominantes en presencia de nuevos hallazgos con motivaciones más adecuadas.
Sólo quisiera comunicarlos a los presentes los motivos que mueven nuestro interés de cristianos hacia este hecho cultural sin precedentes. Primero: el instrumento con el que el hom­bre avanza en el camino hacia la verdad es la razón usada se­gún toda su apertura. Segundo: la misteriosa situación que la razón sufre casi como algo que le impide completar su tra­yectoria en la búsqueda de I verdadero, se resuelve con la en­trada en la historia de un hombre, Jesús de Nazaret. Advertir el problema de la venida de Cristo es la culminación de una vida vivida a la luz de la razón. Tercero: Nosotros amamos a Cristo porque en Él la verdad se ha hecho hombre. "¿Quid est veritas? Vir qui adest'. ¿Qué es la verdad? Un hombre presente (San Agustín).
Por eso estamos agradecidos a todos los que con diferentes competencias y en las varias disciplinas, tienden cordialmente a iluminar y valorar los indicios razonables del hecho cris­tiano. Para nosotros esta Exposición trae una nueva evidencia la razón y, por ello, a la humanidad de la fe.
También, dada la ocasión histórica que se nos brinda, esti­mamos, respecto a la historicidad de los evangelios, a ese grupo de jóvenes estudiosos de la Sagrada Escritura de Ma­drid que, junto a maestros expertos, como el padre Mariano Herranz y otros aquí presentes, se han opuesto a la interpreta­ción dominante de la historicidad de los documentos sobre los orígenes cristianos de autores como Strauss y Bultmann. Lo han hecho movidos por la pasión a la verdad que, me­diante un método científicamente probado, ha puesto en evi­dencia justificaciones tan razonables que son comprensibles incluso para un profano.
Por ello recibimos este acontecimiento con la simpatía en­tusiasta dictada por la sed de razón de una fe que decide una actitud positiva y no escéptica frente a la propuesta cristiana al igual que frente a todo lo real.
Un último y precioso acento vibra en nuestro ánimo. Nos une al pueblo de Israel el sentido de una historia a la que se pertenece por misteriosa elección para una misión. Desde hace tiempo repito que la historia del pueblo judío ha de convertirse en conciencia de la historia de nuestra persona, porque en la medida en que así no fuera, no seríamos verdaderamente cris­tianos. Jesucristo, en efecto, ¿qué autoconciencia tenía? ...
La Exposición «De la Tierra a las Gentes» se puede reco­nocer también como gesto de ecumenismo real, del que surge la importancia de la relación con la cultura e historia judía, de la que quisiéramos - a ser posible - sentirnos parte para com­prender por entero su valor, especialmente en un momento en el que la historia está marcada por pruebas tan dolorosas.
Todos los jóvenes - de edad y de corazón - reconocen y exaltan la Exposición que se inaugura hoy como gesto de de­fensa de la libertad creadora y expresiva del pueblo - ideal que el Meeting de Rímini persigue continuamente - frente a los nuevos totalitarismos culturales que aparecen en el hori­zonte y que invaden la sociedad».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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