BARCELONA por Marta Graupera
La experiencia del curso de Doctrina Social de la Iglesia empezado el pasado Octubre, forma parte de la historia del nacimiento mismo de la Asociación Cultural Charles Péguy (fundada en Enero del '89) y representa su realización más importante. Como todos los nacimientos, éste también ha estado lleno de pasión y entusiasmo y de las dificultades típicas de todo comienzo. Pero sobre todo de dones no merecidos que hacen que, hoy, la relevancia pública del centro sea mucho mayor que su relevancia estrictamente numérica. Y es que, en cualquier caso, el criterio no es ni siquiera el «éxito» o la relevancia pública, sino la verdad de lo que vivimos entre nosotros.
Más de 40 personas se han inscrito al curso y muchas de ellas lo siguen con una gran fidelidad. Se han tratado los temas introductorios, incluidos algunos relativos a la dimensión política del problema y los elementos constitutivos de la Doctrina Social en el contexto inseparable de la nueva evangelización; el hombre como persona, el sujeto de la Doctrina Social, la Iglesia como realidad en movimiento. Estamos más o menos a mitad del curso, en espera de desarrollar los temas más de «aplicación»: la familia, el trabajo y la economía, la educación, la cultura y los medios de comunicación, etc.
El interés y la novedad más grande para mí (y creo que también para muchos) ha sido la imposibilidad de separar la Doctrina Social del sujeto histórico que la vive, realizándola y «encarnándola». Después de años de clima cultural exasperadamente dialéctico (los años de la «dictadura cultural» marxista), todos estamos un poco cansados de discursos, de teorías «demostradas» y no encarnadas, de utopías proyectadas al futuro y que no puedo vivir para mí y desde ya. Es la importancia de la experiencia, de la dimensión histórica del hombre al lado de su naturaleza (cuántas veces nosotros católicos nos hemos conformado con reafirmar teóricamente la verdad del hombre, sin ser capaces de incidir también en su realidad concreta, en su historia).
Para la mucha gente del movimiento que participa en el curso -además de una formación básica sobre el cristianismo y nuestras responsabilidades como laicos- es la verificación de la validez y de la verdad de una experiencia en acto, que es lo que estamos viviendo entre nosotros y en los compromisos diarios en nuestras vidas. Lo que estudiamos, lo que escuchamos, nos confirma en el camino a Cristo que es el movimiento; nos confirma que el cristianismo es verdad no sólo «para nosotros», sino también para el mundo: que ello se demuestre, que quede evidente para todos depende de nuestra capacidad de incidir en la historia, no de la doctrina. Y ello pasa por la maduración de un sujeto, por la conciencia que tenemos de nuestra identidad y de nuestra misión. Creo que, para un laico, la Doctrina Social no es «facultativa», como no lo es pertenecer a la Iglesia.
El curso ha sido ocasión de encuentro con otras personas, tanto las que se han inscrito en el curso (y algunas siguen con una fidelidad incluso mayor que la nuestra), como las que no: es la ocasión de un encuentro, de una amistad, que ya ha encontrado una manera de consolidarse con una misa y una «sopa de germanar» antes y después de la última reunión (ha habido peticiones para que se organice también para otras ocasiones...).
Para el futuro, además de las sesiones propiamente dichas, estamos organizando unos encuentros de desarrollo de nuestro trabajo, aplicándolo a la situación concreta de hoy, en Cataluña y en España, de temas tan importantes como la familia, el compromiso político del cristiano, la libertad de educación: temas que son extremadamente actuales, que se están moviendo y en los cuales los católicos corremos el riesgo de no estar presentes de manera incisiva políticamente. Estos encuentros se desarrollan en forma de mesas redondas, invitando a personalidades de cierto relieve de la realidad catalana o estatal. Confiamos que sea una contribución original a la solución de estos problemas y una ocasión más de reflexión y de encuentro.
Es de resaltar que, en la variedad de las iniciativas religiosas, culturales y espirituales que se realizan en Barcelona, no tenemos conocimiento de que haya nada sobre la Doctrina Social, con lo cual el curso es la ocasión de «tapar» un agujero que, objetivamente, es grave. Aun en la desproporción entre el número de participantes del curso de Doctrina Social y las dimensiones de una ciudad como Barcelona, sabemos que este trabajo es una contribución a la nueva evangelización (tal como la entiende el Papa) y a la formación del sujeto que la encarna: todo esto no es «facultativo».
VALLADOLID por Nieves González Rico
La posibilidad del seminario de Doctrina Social de la Iglesia en Valladolid, ha surgido del reconocimiento mutuo entre un grupo de adultos pertenecientes a una agrupación denominada Desarrollo y Solidaridad, que han aportado la parte económica y organizativa, y la experiencia del movimiento, concretada en nuestra ciudad en el Centro Cultural Escuela Viva, nacido este año como expresión de la vida de nuestra comunidad.
El curso dio comienzo en Octubre del '89 y finalizará en Mayo del '90. Cuenta en la actualidad con una matrícula de 40 personas, de las cuales casi la mitad proceden de nuestra asociación cultural, es decir, viven la experiencia del movimiento o son amigos que comparten el deseo de que la fe se haga cultura y la experiencia cristiana sea cada vez más un hecho visible y encontrable.
Para nuestra comunidad está siendo un momento central por dos motivos fundamentales:
- el más importante es verificar cada día cómo la propuesta del movimiento es capaz de dar respuesta a la realidad y cómo, viviendo dentro de esta compañía, nos vamos transformando lentamente, sin darnos cuenta. Es el hombre nuevo, que hace que la Doctrina social de la Iglesia no sea una utopía que engendra añoranzas, sino hechos concretos que surgen de la atención apasionada por el hombre y sus necesidades.
Es también una gran ocasión de encuentro con personas pertenecientes a otros carismas con los que vivir el redescubrimiento de la fe como único camino posible para una presencia efectiva en la sociedad, capaz de renovar al sujeto humano y, a través de él, a las estructuras e instituciones. Se van a apoyar las iniciativas que los distintos participantes en el seminario puedan sugerir como posibilidad de trabajo común en Valladolid;
- el segundo aspecto que destaca ha sido el coincidir la creación de la Asociación Cultural Escuela Viva con el desarrollo de este curso, que nos ayuda continuamente a retomar el motivo por el que este instrumento de expresión de nuestra amistad existe: hacer presente a Cristo y proponer la Iglesia, concretada en nuestra comunidad, como espacio humano en el que Él se manifiesta.
Esta iniciativa ha sido puesta en conocimiento del Arzobispado del Valladolid, siendo acogida con cautela en expectativa de su desarrollo a largo plazo, ya que el proyecto es formar una escuela permanente de Doctrina Social de la Iglesia en Valladolid.
MADRID por Javier Castaño
Durante los dos últimos años se está desarrollando en Madrid un curso de Doctrina Social de la Iglesia. Este empezó en octubre de 1988 con una participación de unas treinta personas. Los temas tratados este primer año fueron: La nueva evangelización según Juan Pablo II, La interpretación del mundo contemporáneo, principios esenciales de la Doctrina Social, El trabajo y la economía (con ocasión de la huelga del 14- D), La familia, el estado y la sociedad, La educación; todo ello visto bajo el prisma de la Doctrina Social. La iniciativa de este primer año nos permitió encontrarnos con personas de asociaciones y movimientos eclesiales interesadas en el tema y comenzar cierta relación con algunas de ellas. Además, dos autores cuyos textos trabajamos, los profesores R.Buttiglione y G. Folloni, vinieron a Madrid a participar en seminarios con el objeto de profundizar más en estos temas. Su presencia en Madrid fue también una ocasión para encontrar a otras personas, ya que tuvieron un encuentro con profesores católicos de la Universidad.
Este primer curso tuvo su culminación en el encuentro de verano de Salamanca, donde se impartió un seminario como continuación de lo trabajado durante el año.
Debido al interés suscitado el primer año de escuela y viendo que ésta era algo interesante para nosotros, en el presente curso han empezado tres escuelas de Doctrina Social paralelas en Valladolid, Pamplona y Barcelona. Además de ello, la escuela de Madrid ha seguido adelante en su segundo curso, con una cierta renovación de participantes y profundizando en diferentes temas. La temática que hemos tratado hasta ahora en este segundo año ha sido la relación de los católicos y la política y la idea que la Iglesia tiene sobre la democracia, aprovechando la circunstancia de las elecciones de Octubre. Después hemos seguido con una historia de la Doctrina Social de la Iglesia desde León XIII hasta nuestros días y con una historia más concreta de la Iglesia desde el Concilio Vaticano II hasta Juan Pablo II, enmarcándolo dentro de la Redemptor Hominis, como encíclica fundamental y explicativa del pontificado de Juan Pablo II.
Los próximos temas que vamos a tocar conciernen principalmente al sujeto que puede llevar a cabo y puede encamar concretamente en la historia esta Doctrina Social. Este es uno de los puntos más originales y nuevos del Magisterio del actual Papa en esta materia, a quien nuestro movimiento intenta seguir fielmente. En efecto, Juan Pablo II dice que sin un sujeto concreto que lleve a término esta doctrina, y que la encarne, ésta se reduce simplemente a unos principios que no cambian nada. Y este sujeto que encarna la Doctrina Social y que, a su vez, la fertiliza y la hace fecunda -ya que ésta es también una reflexión sobre la experiencia ya en acto en la sociedad-, este sujeto, para Juan Pablo II, no es ni el pobre ni una clase social determinada, sino la misma Iglesia puesta en movimiento, la Iglesia en su dimensión de movimiento. Es decir, un grupo de hombres cambiados por el encuentro con Jesucristo y que se juntan porque se reconocen entre ellos. Y que, en segundo lugar, este sujeto comunional afronta con responsabilidad el propio ambiente a partir de esa identidad nueva que tiene.
Como ya hemos apuntado en cierta manera, este curso nos está ayudando a ver cómo la fe es una fuente de energía para una presencia, ya que nos sitúa frente al problema de las circunstancias concretas en las que vivimos, el trabajo, la sociedad, la familia, la política. Y además estamos descubriendo cómo a partir de la fe vivida como comunión en un sujeto que afronta con responsabilidad lo que tiene alrededor, se pueden derivar JUICIOS concretos sobre todo lo que nos afecta como hombres, desde la familia hasta la política o el sentido del trabajo.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón