«El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo -no solamente según criterios y medidas del propio ser inmediatos, parciales, a veces superficiales e, incluso, aparentes- debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo (...)
En realidad, aquel profundo estupor frente al valor y a la dignidad del hombre se llama Evangelio, es decir, Buena Nueva. Se llama también cristianismo. Este estupor justifica la misión de la Iglesia en el mundo, también, y quizás aún más, "en el mundo contemporáneo"».
(R. H., nº 10)
«A este propósito, me gusta recordar la antigua y significativa tradición del compromiso social y político de los católicos italianos. La historia del movimiento católico, ya desde sus orígenes, es una historia de compromiso eclesial y de iniciativas sociales que han puesto los fundamentos para una acción de inspiración cristiana también en el campo propiamente político, bajo la directa responsabilidad de los laicos en cuanto ciudadanos, manteniéndola claramente distinta del compromiso de apostolado, propio de las asociaciones católicas.
Esta historia recuerda que en el desarrollo de los acontecimientos no han faltado tensiones y divisiones, sin embargo ha prevalecido siempre aquella tendencia hacia un compromiso que, en la libre maduración de las conciencias cristianas, no dejó nunca de expresarse en un modo unitario, sobre todo en los momentos en los que el bien del país lo requería».
(Juan Pablo II a los participantes en el Congreso de la Iglesia italiana sobre Reconciliación cristiana y comunidad de los hombres; Loreto, 11.04.85, nº 8)
Publicamos la nota aclaratoria que José Miguel Oriol, responsable de Comunión y Liberación en España, hizo llegar al semanario ECCLESIA (cf. n. 2445, del 14 de Octubre 1989, pp. 6-7) en respuesta a una crónica de su corresponsal en Roma, a propósito de la polémica surgida en Italia, en el mes de Agosto del pasado año, después de la publicación de un artículo del diario L'Osservatore Romano, gravemente crítico con respecto a la edición del Meeting de Rímini del mismo mes y a la publicación de un «libro blanco» por el semanario italiano II Sabato.
El valor de esta nota -más allá de los hechos y de la propia situación italiana en que éstos se han desarrollado (de los que, en cualquier caso, el lector interesado puede encontrar cierta información en los números 2441 y 2445 de ECCLESIA)- está precisamente en la aclaración sobre el valor y el significado que tienen en la Iglesia y en la sociedad un movimiento eclesial como el de Comunión y Liberación y aquellas obras o iniciativas (como el Movimento Popolare, el Meeting de Rímini e II Sabato) que laicos cristianos, pertenecientes o no a CL, realizan libre y responsablemente en la sociedad.
ECCLESIA se ha hecho eco en su número del pasado 16 de septiembre, mediante una crónica de su corresponsal en Roma, sorprendentemente unilateral y sesgada para venir de una pluma normalmente equilibrada y objetiva, de la campaña periodística y política desatada en Italia en estas últimas semanas contra el movimiento de Comunión y Liberación (CL) por parte del «partido transversal», que agrupa actualmente a las fuerzas laicistas (es decir: partidarias de una «modernización» anticristiana) de la sociedad italiana (1). La campaña ha arreciado a partir de la publicación por el semanario ll Sabato, durante la celebración del X Meeting para la Amistad entre los Pueblos en Rímini, de un llamado libro blanco «contra algunos líderes de la Democracia Cristiana (DC)», como De Mita y Francesco Cossiga, según dice Antonio Pelayo, seguramente porque no ha leído dicho libro blanco (2).
Pero el episodio de esta campaña que más ha regocijado y servido a nuestros detractores -conscientes o ingenuos, materialistas o espiritualistas, de «izquierdas» o de «derechas», «católicos» o «laicos»- ha sido el grave e incomprensible ataque al Meeting de Rímini, publicado sin firma en las páginas de política italiana del diario L'Osservatore Romano, el lunes 28 de agosto, es decir, al día siguiente de la clausura del Meeting y un día antes de la apertura de la reciente sesión del Consejo Político de la DC, en el que, como es sabido, se iban a ventilar importantes cuestiones, como la actitud escisionista, tras haber perdido el poder, de la corriente encabezada por De Mita ante el nuevo gobierno Andreotti y las próximas elecciones al Ayuntamiento de Roma.
Tal hecho está aún por aclarar en su exacta responsabilidad y alcance, incluso después de la audiencia del Papa al director de la edición italiana de L' Osservatore. Mario Agnes, que la prensa poderosísima del «partido transversal» se ha apresurado a interpretar como apoyo, pero cuyo contenido no ha trascendido públicamente, al menos por ahora. Mientras tanto, eso sí, el único hecho público y contrastado es que Agnes es hombre cercanísimo a De Mita y que el diario que dirige se ha venido alineando políticamente a su favor en lo que ya toda la prensa europea -incluso española- está empezando a llamar «la batalla de Roma» (3). Toda esta escaramuza, de naturaleza por consiguiente netamente política, es lo que ha permitido la alborozada afirmación de los medios laicistas -como El País, en España- de que hay «guerra» entre CL y el Vaticano o, como decía el extraño y antipático titular de ECCLESIA, que «el Vaticano "para los pies" a CL».
La patraña es evidente: una cosa es un columnista anónimo que interviene confusa y torcidamente sobre el Meeting de Rímini (que transcurre para la inmensa mayoría como inmenso «happening» de cultura cristiana que es, al margen de la batalla política y periodística) desde las páginas de política italiana del L'Osservatore en medio de una batalla políticocultural interna de la DC de primer orden y otra, muy distinta, el Vaticano; y, por otra parte, una cosa es Comunión y Liberación y otra, distinta, el Movimento Popolare.
Baste un solo hecho para buenos entendedores: el domingo 3 de septiembre, Juan Pablo II hacía llegar directamente a 500 sacerdotes del movimiento reunidos en sus ejercicios anuales con don Giussani, su aliento, su estímulo sin reservas y su bendición para el curso entrante.
Quizá sea ésta una buena ocasión para captar algo que generalmente no se entiende o se confunde: la distinción y la relación recíproca entre CL y el MP, el primero, un movimiento de educación en la fe y la vida cristiana de carácter netamente eclesial, y el segundo, un movimiento de presencia social, cultural y política de laicos cristianos que traducen en obras o iniciativas de toda clase y en todos los campos de la vida la pasión por el hombre que nace y crece con la fe cristiana adulta, personas que lo hacen, por lo tanto, corriendo diariamente el riesgo de equivocarse, pero con la alegría de poner en juego su libertad personal y comunitaria para dar testimonio real y operativo de la presencia de Cristo en medio de nuestro tiempo y de su capacidad única de respuesta a las necesidades humanas de todo tipo. Una presencia cristiana siempre contingente, siempre aproximativa, siempre corregible, por lo tanto; pero absolutamente imprescindible como signo visible del misterio de comunión que encierra.
Quien quiera conocer una preciosa historia de una concretísima muestra de esa presencia cristiana puede leer -se lo facilitaremos nosotros con sumo gusto desde la sede madrileña de CL- el famoso libro blanco que ha levantado esta polvareda y que no es otra cosa que la detallada y razonada historia de una cooperativa romana nacida de la solidaridad y crecida en el ejercicio de la solidaridad contra el paro juvenil, cuya actividad, sin pretenderlo inicialmente, y por simple necesidad de autodefensa, ha llegado a poner en jaque a todas las fuerzas políticas de la ciudad de Roma, fundamentalmente al Partido Comunista (que es el verdadero blanco central de la denuncia de ll Sabato por su guerra a muerte contra la cooperativa, guerra apoyada abiertamente, eso sí, por De Mita y La Repubblica), convirtiendo la próxima campaña electoral por el Ayuntamiento de Roma, recientemente disuelto por la intervención excepcional del presidente Cossiga, en uno de los episodios políticos de mayor interés en el escenario europeo del próximo otoño para comprobar la validez de esta forma de presencia de los cristianos en la vida pública que supone el Movimiento Popular.
NOTAS
(1) Básicamente, cuatro en la actualidad: el Partido Comunista con su «nuovo corso», el diario «La Repubblica», el capital «iluminado» tipo De Benedetti-Agnelli y el sector eclesiástico y seglar cuya punta de lanza política es la corriente «base» liderada hasta ahora por De Mita.
(2) Ha estado disponible ocho días en todos los quioscos de Italia junto al famoso número de Il Sabato totalmente en blanco.
(3) Resulta imposible en este espacio explicar la compleja trama política, económica, cultural y religiosa que hay detrás de esta «batalla», pero digamos escuetamente que lo que está en juego es la libertad de presencia de los cristianos, como tales en la vida social, cultural y política de una democracia moderna.
Comunicado de prensa. Osservatore Romano: nota oficial de Comunión y Liberación
«En relación al énfasis con el que algunos periódicos han remarcado en sus titulares una presumida discordia entre el Vaticano y el movimiento eclesial de Comunión y Liberación a propósito del Meeting de Rímini. Comunión y Liberación declara lo siguiente:
1) la eclesialidad de un movimiento oficialmente reconocido por la Santa Sede (Fraternidad de Comunión y Liberación, 11.02.82) no puede ser puesta en discusión por un anónimo columnista de l'Osservatore Romano;
2) el movimiento eclesial de Comunión y Liberación vuelve a afirmar -como ha dicho ya en dos ocasiones durante el Meeting- que "por su propia naturaleza y de hecho no interfiere en los libres y legítimos juicios y en las acciones que todo fiel laico en la Iglesia y todo ciudadano en la sociedad puede con personal responsabilidad expresar y realizar". El Movimento popolare, el Meeting de Rímini, el seminario Il Sabato y el mensual internacional Trenta Giorni (Treinta Días, en España) expresan su responsabilidad de laicos, como el Consejo General de CL ya había declarado de forma oficial el 20 de Agosto de 1988;
3) por tanto, la polémica que el columnista de l'Osservatore Romano ha querido reabrir al finalizar el Meeting de Rímini y en las vísperas del Consejo nacional de la DC (Democrazia Cristana, n.d.r.), no puede interesar a CL y es un hecho grave e incomprensible.
29 de Agosto de 1989»
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón