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Huellas N.18, Enero 1990

PALABRA DEL PAPA

El mensaje de Santiago

«Os invito, queridos ami­gos, a descubrir vuestra voca­ción real para colaborar en la difusión de este Reino de la verdad y la vida, de la santi­dad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz. Si de veras deseáis servir a vuestros her­manos, dejad que Cristo reine en vuestros corazones, que os ayude a discernir y crecer en el dominio de vosotros mis­mos, que os fortalezca en las virtudes, que os llene sobre todo de su caridad, que os lleve por el camino que con­duce a la condición del hom­bre perfecto. ¡No tengáis miedo a ser santos! Esta es la libertad con la que Cristo nos ha liberado (cf. Gal 5,1). No como la pro­meten con ilusión y engaño los poderes de este mundo: una autonomía total, una rup­tura de toda pertenencia en cuanto criaturas e hijos, una afirmación de autosuficiencia, que nos deja indefensos ante nuestros límites y debilidades, solos en la cárcel de nuestro egoísmo, esclavos del "espíritu de este mundo", condenados a la "servidumbre de la corrup­ción" (Rm 8,21).
Por esto pido al Señor que os ayude a crecer en esta "li­bertad real", como criterio bá­sico e iluminador de juicio y de elección en la vida. Esa misma libertad orientará vues­tro comportamiento moral en la verdad y en la caridad. Os ayudará a descubrir el amor auténtico, no deteriorado por un permisivismo alienante y deletéreo. Os hará personas abiertas a una eventual llama­da a la donación total en el sacerdocio o en la vida consa­grada. Os hará crecer en hu­manidad mediante el estudio y el trabajo. Animará vuestras obras de solidaridad y vuestro servicio a los necesitados en el cuerpo y en el alma. Os con­vertirá en señores, para servir mejor y no ser esclavos, vícti­mas y seguidores de los mode­los dominantes en las actitudes y formas de comportamiento.»
(de la homilía de la Santa Misa, en el Monte del Gozo, el 20 de agosto de 1989)

«... Poniéndoos en camino hacia el sepulcro del Apóstol, junto con tantos otros jóvenes, de tantos grupos y de tantas Iglesias, y junto con el Papa y los demás obispos, habéis expre­sado ya que la fe en Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, es el bien más indispensable para la sociedad. Sin duda que esa certeza se ha ido haciendo más honda a medida que andabais por el Camino de Santiago.
La peregrinación, toda peregrinación, pero particularmente ésta que acabáis de hacer, es siempre una escuela, y una escue­la de las cosas esenciales. De cosas tan simples, tan bellas y tan grandes como la necesidad de una compañía que alienta, o de la paciencia consigo mismo y con los demás. De la expe­riencia del cansancio, la fatiga y las propias limitaciones, y del gozo de conocer la meta, y de sentirla acercarse. De la urgen­cia de la oración y de la necesidad de la misericordia. La pere­grinación es una escuela de la vida iluminada por Cristo resuci­tado. Habéis vivido y experimentado mucho en estos días inten­sos. No dejéis ahora que una vivencia tan rica pase, como un episodio más de vuestra vida, y venga a ser en ella sólo un re­cuerdo bonito de vuestro pasado.
Para ello, nada mejor que volver, una y otra vez, al mensa­je que Juan Pablo II os dio en el Monte del Gozo. Yo resumi­ría ese mensaje en aquella frase que tanto aplaudisteis: "¡No tengáis miedo a ser santos!". La santidad es la plenitud de la vida humana en Cristo (...). ¡No renunciéis a esta vocación vuestra! No renunciéis a ella y el mundo será distinto. De ello ha sido la IV Jornada Mundial de la Juventud un impresionante testimonio público, como una bocanada de aire puro, de espe­ranza. Por eso es tan importante que todo lo que habéis vivido en esa gran experiencia de Iglesia se haga, cada vez más, estilo de vida, modo habitual de ser. Porque de nada anda tan escaso y necesitado el mundo como de esperanza. Y sólo vosotros, que habéis conocido a Cristo y le amáis, podéis dársela. Aquí está la razón profunda de esa nueva evangelización a la que el Papa nos llama tan insistentemente.
Quiera el Apóstol Santiago, y Nuestra Señora de la Almu­dena, cuya fiesta celebramos hoy, ayudaros -ayudarnos a to­dos- a que el mensaje del Papa en Santiago y la experiencia de la peregrinación produzcan abundante fruto en nosotros, para vida del mundo.»
(de la «Presentación» de Mons. Javier Martínez, Obispo Auxi­liar de Madrid-Alcalá, a la edición Juan Pablo ll - A los jóve­nes del mundo, por «Delegación de Pastoral Universitaria», 9 de noviembre de 1989)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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