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Huellas N.13, Octubre 1988

EN ESTE MES

Una política de unificación: «Evangelización de la cultura»

Javier Restán

Entrevista a Alberto Methol Ferré
Con motivo del XII Encuentro de Verano Ávila '88, Alberto Methol Ferré ha estado entre nosotros quince días. Alberto es consultor de la Conferencia Episcopal latinoamericana (CELAM) y director de la revista Nexo.
No es la primera vez que en el curso de estos Encuentros abordamos temas que se refieren a la problemática latinoamericana, y más a medida que se acerca el V Centenario del Descubrimiento. También han surgido entre nosotros otras iniciativas a raíz de la necesidad de una mayor reflexión sobre el destino de los pueblos latinoamericanos. Así, por ejemplo, el CESAL (Centro de Estudios y Solidaridad con América Latina) y el Centro Latinoamericano. Aprovechando la estancia de Alberto Methol,
Nueva Tierra le ha dirigido unas preguntas

Nueva Tierra: Alberto, parece urgente pensar en una unidad e identidad latinoamericana para garantizar el futuro de estos pue­blos. Allí la mayoría de los habi­tantes son católicos. ¿Qué papel piensas que desempeña la Iglesia en la tarea de unificación en América Latina? ¿En qué consis­te su responsabilidad?
Alberto Methol: Para una uni­ficación realista me parece de una importancia primordial la cons­trucción del sujeto eclesial latinoa­mericano. Es esta conciencia la que yo quisiera aportar en mi co­laboración con el CELAM (Confe­rencia Episcopal Latinoamerica­na).
La Iglesia evangeliza si sabe ver los signos de los tiempos y si apunta a los problemas fundamentales y no a problemitas late­rales que la distraen; y la unifica­ción latinoamericana es uno de los problemas fundamentales.
El papel que debe cumplir la Iglesia en este sentido es -pien­so- tratar de unificar nuestra cul­tura profundamente, desde el ori­gen. Y así, hacer de mediadora­-unificadora. Esto es posible para la Iglesia porque en el origen de la cultura latinoamericana e hispa­noamericana está, por igual, un mismo ámbito cultural y Jesucris­to como base de ese ámbito.
Históricamente podían haber sido dos ámbitos culturales dife­rentes, por ejemplo, una parte mori­bunda del mundo alemán y otra del mundo hispano: ambas en Cristo pero con dos ámbitos cultu­rales distintos. Pero no ha sido así. Existe un sólo ámbito cultural, aunque ciertamente bipolar, con Cristo como fundamento. Esto es lo que hace que la Iglesia tenga, para mí, un papel central en este proceso.

N.T.: Has hablado de tu cola­boración con el CELAM, ¿cuál es realmente el origen y la misión del CELAM en este sentido?
A.M.:
Cuando Pío XII tomó la gran decisión de fundar el CELAM (lo cual, dicho sea de paso, pone de manifiesto la adecuada com­prensión del Papa de la realidad americana) fue porque se daba cuenta de que veinte «ranchitos» eclesiásticos separados no camina­ban a ningún lado; aparte de que daban lugar a una insuficiencia de profesores, de medios... , miles de insuficiencias. Entonces el CE­LAM se comprendió como elemento unificador y potenciador de las iglesias locales, ninguna de las cuales quedaba así encerrada en sí misma. Al contrario, ellas manda­ban, en cierto sentido, los mejores de sus fieles, en el orden de la fi­losofía o de la teología, sociología, etc., hacia un centro común; y ese centro, digamos, comenzaba un pensamiento de revalorización y potenciación del conjunto. Sin esa nueva «metrópolis», todo quedaba disgregado.
Así, el CELAM es un centro de diálogo y conjugación, de poten­ciación, donde él y las partes se es­timulan de forma mutua. No por azar el comienzo de la riqueza in­telectual de la Iglesia latinoa­mericana está li­gado a la exis­tencia del CE­LAM y las dos Conferencias La­tinoamericanas. Por todo esto, todo ataque al CELAM es un intento muy se­rio de desce­rebrar a la Igle­sia Latinoame­ricana. El que ataca al CELAM es un enemigo porque quiere «enanizar» a la Iglesia, encerrar­la en sus peque­ños paisitos y así, la mitad del catolicismo mundial queda­ría anulado espi­ritual e intelec­tualmente. Es importante que esta mitad logre realizarse en su potencialidad.

N.T.: Surge una pregunta ne­cesaria. ¿Qué relación se da entre la unificación eclesial y la unifi­cación social, secular en Améri­ca Latina?
A.M.:
A través de la seculari­dad se revierte en la eclesialidad y viceversa. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con el CELAM, cuya vida revierte sobre el desarrollo no eclesial latinoamericano. Hay una interacción mutua. Sin embar­go es necesario recalcar que la uni­dad latinoamericana en todos los aspectos, seculares y eclesiales, es de primera importancia para la Iglesia universal.

N.T.: Dentro de la unifica­ción de la Iglesia latinoamerica­na, aparece, pues, la potenciación del CELAM como una tarea pri­mordial. En el terreno socio-po­lítico o estrictamente secular, ¿cuál te parece la tarea más ur­gente?
A.M.:
Debe haber toda una je­rarquización de las obras básicas con vistas a esta integración, que conducen a la evangelización de la cultura dentro de nuestro conti­nente. Una referencia a la que hay que dar primacía es al acuerdo ar­gentino-brasileño. La «geopolíti­ca» en América Latina es, ante todo, Brasil, viene de Brasil. La di­námica industrialización brasileña ha comenzado a despertar por «dentro» a América del Sur. Y ha puesto de manifiesto la inviabili­dad de nuestros países si no se la­tinoamericanizan, si persisten en políticas anacrónicas de campana­rio. Por eso América Latina es a la vez una experiencia y exigencia nacional y eclesial.
El acuerdo brasileño-argentino implica toda una política de la Iglesia brasileña para hispanoa­mericanizar a Brasil y una política de la Iglesia hispanoamericana para brasilizar sus países.

N.T.: Por último, ¿cuál es la misión de Nexo en la construc­ción de este proceso de integración?
A.M.:
Nexo comprende su misión en el or­den de una «po­lítica de las cul­turas» que se inscriben en el gran movimien­to de unidad y li­bertad de los pueblos latinoa­mencanos. La Óptica de Nexo es eclesial.
Se enmarca en el contexto funda­mental del Con­cilio Vaticano II, que es el punto de partida de nuestra época. En lo que a América Latina se refiere, inter­pretamos el Concilio en la línea de Juan Pablo II, Medellín y Puebla. Así mismo, en esta misma dirección contribuimos a la gestación de la IV Conferencia Episcopal en San­to Domingo, cuyo tema es preci­samente «la evangelización de la cultura». Esto nos confirma que no hemos estado equivocados. La «política de la cultura es lo mismo».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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