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Huellas N.5, Febrero 1987

CARTAS DE COMUNIÓN

En Barcelona, una escuela para apren­der a vivir. Comunicar un encuentro.

Este es un momento ade­cuado para reflexionar sobre nuestra experiencia en Bar­celona. Podemos decir con orgullo que CL Barcelona o C i A: «Comunió i Allibera­ment» cumple estos días un año de existencia como rea­lidad concreta en nuestra ciudad.
Hace algo más de una se­mana celebramos en el apar­tamento de Eduardo y Kiko el cumpleaños de Carmen, como hicimos un año antes en la primera Escuela de Comunidad. Entonces, yo iba movida únicamente por la ilusión de disfrutar aquello que había comenzado a en­trever en los ejercicios del año pasado, pero que sólo comprendía a través de los amigos que había encontra­do y recordando la cena y los juegos del día en que les co­nocí.
Desde las primeras Es­cuelas de Comunidad he ido encontrando objeciones. Quizás mi mayor dificultad sea el tener presente en ca­da momento la verdad por la que vivo, que las Escuelas de Comunidad no sean un compromiso más durante la semana. Si he avanzado al­go en este sentido es preci­samente porque nuestros encuentros son «escuelas». No he logrado comprender el sentido que tenían las Escue­las de Comunidad hasta per­cibir el valor de los otros en­cuentros. Trabajando un tex­to, basando los juicios en la experiencia y viendo luego que se verificaban compar­tiendo momentos juntos, es como he aprendido que es­ta forma de vivir es posible.
A medida que he pro­fundizado en esta amistad, esta experiencia se ha ido ha­ciendo también mía, abar­cando primero el tiempo li­bre, luego otros intereses, el estudio,... Ya hace algunos lunes que quedamos a comer juntos cerca de la facultad. Ahora nos vemos más a me­nudo y con más ganas. Uno de los signos que muestran que participamos de esta experiencia a un ni­vel más profundo son algu­nos textos y oraciones en ca­talán, que exteriorizan un sentimiento que se funde con nuestra forma de ser y son expresión de esta amis­tad como algo «nostre».
No pretendo otra cosa que crecer y ser más «huma­na» en el sentido que he des­cubierto con esta compañía. Aunque me queda mucho camino por delante, real­mente puedo asegurar que he encontrado nuevos ami­gos y una pasión que antes no tenía.
Maru Prats


Querida Katzalin:
Me gustaría verte para hablar un poco contigo de tantos dones que el Señor me ha dado durante este ve­rano. En este momento sien­to al Señor como una per­sona concreta a mi lado, es­pero que tú también puedas sentir la grandeza de Su Amor, pero este año he en­tendido que ningún hombre puede amarme como me ama Dios, porque Él me ama con todos mis defectos y mis fallos.
Durante todo el verano lo más importante para mí ha sido la oración porque así me sentía unida a vosotros, amigos de España y a todos los amigos italianos. Ha si­do precisamente la oración la que me ha ayudado a buscar con personas que no co­nocía los signos del Señor.
En estos días en Milán estamos viviendo la expe­riencia del «mercatone»*: trabajar, preparar manifies­tos para comunicar a todos lo que hemos encontrado, me ayuda a comprender có­mo la opción por el Movi­miento es la única respues­ta a todas las injusticias y a todo el mal que hay en el mundo. Las noticias de los atentados y de todos los muertos de estos últimos días me han hecho pensar mucho, porque, en mi opi­nión, a través de estas cosas el Señor nos llama a una ad­hesión más verdadera y más profunda. Nosotros en nuestra pequeñez, en nuestro trabajo de cada día, podría­mos verdaderamente poner un ladrillo para construir un mundo más auténtico. Precisamente ayer, para co­municar este deseo de justi­cia, que no es sólo nuestro sino de todos los hombres, hemos hecho una sentada en la Plaza del Duomo, para ello fuimos al centro de Mi­lán y allí cantamos y leímos algunos trozos de cartas es­critas por personas que vi­ven en países donde no exis­te la libertad. La gente que pasaba se paraba a mirarnos y escuchaba aquello que de­cíamos, muchos nos mira­ban estupefactos y algunos nos despreciaban. Este ges­to, aunque pequeño, me ha hecho sentir a todas aquellas personas que sufren y que no pueden rezar libremente a nuestro Padre. En el «mer­catone», además, hemos or­ganizado fiestas y encuen­tros sobre la escuela, de es­tos encuentros han salido a relucir muchos problemas que tenemos entre nosotros y que parecen insuperables, pero en realidad no lo son.
Ahora todos estamos lla­mados a dar un paso mucho más grande, que es el de so­meterse a Cristo y concien­ciarnos de su amor. No sé lo que me pedirá el Señor en los próximos meses, por eso te pido que reces conmigo porque El nos da la fuerza de comunicar a todos aque­llo que hemos encontrado.
Me gustaría escribirte aún mucho más pero tengo muchas cosas que hacer, de todas formas, no te preocu­pes, te tengo siempre en el corazón y cada vez que me acerco al Señor me siento más cerca de ti porque aun­que estemos lejos Él nos une.
Escríbeme pronto, tengo necesidad también de tu ayu­da para adherirme cada vez más,
Con mucho cariño,
Anna Rugotti

* El «mercatone» es una iniciativa de compraventa de libros usados que los bachilleres del Movimiento desarrollan al principio de cada curso. Este gesto va acompañado de encuentros culturales, momentos de convivencia y fiesta que se proponen a la gente que se encuentra.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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