Ha pasado ya algún tiempo desde que terminamos la peregrinación y todavía siguen muy frescas en nuestras mentes todos los momentos, el cansancio y el gozo, el diálogo y el silencio, la juerga y el descanso. Podría contaros todas estas cosas, pero la mejor forma de no caer en la abstracción es bajando a la propia experiencia.
En Czestochowa descubrí un rostro de humanidad nueva en la Virgen María: le pedí su humildad para mi cambio, su fidelidad para mi seguimiento y su pureza para toda mi vida. La Virgen de Czestochowa no es famosa por sus curaciones y milagros sino por ser el corazón del pueblo polaco.
Al experimentar nuestras limitaciones nos dimos cuenta de la necesidad de los demás para seguir caminando: a Czestochowa no se puede llegar sino no es en comunión.
Czestochowa me ha enseñado una nueva forma de comprometerme con la realidad: la peregrinación comenzó a ser algo grande para mi vida desde el momento en que unos rostros muy concretos fueron presencia de Cristo para mí. Por eso, ahora me siento completamente comprometido con la Europa del Este; porque sé que sólo si soy fiel hoy a lo que el Señor me ha puesto delante por medio de todos los amigos que allí he conocido, podré ser mañana fiel a cualquier cosa que me pida.
También me he dado cuenta del grave riesgo que corremos de convertirlo todo en puro sentimentalismo, es decir, de creer que la belleza de la experiencia que he vivido radica en cosas como la «bondad» del pueblo polaco o el ambiente abierto que provoca una peregrinación.
Todo eso llega un momento en que termina, y ¿qué quedaría para mi vida?
La peregrinación me ha interpelado al vivirla como un don, se ha convertido para mí en una referencia a través de la cual, con la ayuda de mis amigos, espero saber enjuiciar todos los problemas de la universidad, la parroquia, mi familia. Comienzo el curso con mucha paz, sabiendo que aunque estoy muy lejos de los que allí son compañía para mí, están a mi lado por algo más grande que nos une.
El Señor, que nos facilita la posibilidad de cambio con estas experiencias, no permitirá que acaben sin fruto.
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