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Huellas N.3, Marzo 2007

SOCIEDAD - Benedicto XVI / Dentro de la realidad

Corazón

Lorenzo Albacete

Este hombre del siglo veintiuno, artífice autosuficiente y seguro de la propia suerte, se presenta como productor entusiasta de éxitos indiscutibles (...) ¿Cómo no darse cuenta de que, precisamente desde el fondo de esta humanidad placentera y desesperada, surge una desgarradora petición de ayuda? (...) A pesar de tantas formas de progreso, el ser humano es el mismo de siempre: una libertad tensa entre bien y mal, entre vida y muerte. Es precisamente en su intimidad, en lo que la Biblia llama el “corazón”, donde siempre necesita ser salvado. Y en la época actual postmoderna necesita quizás aún más un Salvador, porque la sociedad en la que vive se ha vuelto más compleja y se han hecho más insidiosas las amenazas para su integridad personal y moral.
(Mensaje Urbi et Orbi, 25 de diciembre de 2006)

Amigos míos, en el corazón de cada hombre existe el deseo de una casa. En un corazón joven existe con mayor razón el gran anhelo de una casa propia, que sea sólida, a la que no sólo se pueda volver con alegría, sino también en la que se pueda acoger con alegría a todo huésped que llegue. Es la nostalgia de una casa en la que el pan de cada día sea el amor, el perdón, la necesidad de comprensión, en la que la verdad sea la fuente de la que brota la paz del corazón. Es la nostalgia de una casa de la que se pueda estar orgulloso, de la que no se deba avergonzar y por cuya destrucción jamás se deba llorar. Esta nostalgia no es más que el deseo de una vida plena, feliz, realizada. No tengáis miedo de este deseo. No lo evitéis. No os desaniméis a la vista de las casas que se han desplomado, de los deseos que no se han realizado, de las nostalgias que se han disipado. Dios Creador, que infunde en un corazón joven el inmenso deseo de felicidad, no lo abandona después en la ardua construcción de la casa que se llama vida.
(Encuentro con jóvenes en Polonia, 27 de mayo de 2006)


Lorenzo Albacete
(Editorialista del New York Times Magazine)
Con ocasión del mensaje Urbi et Orbi de Navidad de este año, el papa Benedicto XVI ha subrayado la importancia del concepto bíblico de “corazón”, concepto esencial para comprender el drama de la vida humana a comienzos de este tercer milenio. La Iglesia proclama a Jesucristo “Salvador” del mundo, pero el Papa se pregunta si los hombres y las mujeres de hoy experimentan o aunque sea perciben la necesidad de un salvador. Comprender el concepto bíblico de corazón es esencial para entender correctamente la enseñanza del Papa en relación al modo en que la Iglesia toma parte en el drama de la existencia humana, tal como se vive en nuestros días. Ya en la encíclica Deus caritas est Benedicto XVI había escrito: «La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia». La contribución de la fe católica es determinar ese «ensanchamiento de la razón», o bien «la apertura de la inteligencia y de la voluntad a las exigencias del bien» que permite a todos captar las necesidades humanas en relación a la totalidad de la realidad. Sin esta contribución, las respuestas a las necesidades humanas –aunque estén animadas por las mejores intenciones– degeneran en una ideología que «humilla al hombre e ignora precisamente lo que es más específicamente humano» (Deus caritas est, 28). Como ha enseñado don Giussani incansablemente desde el comienzo, la pretensión cristiana no se comprenderá ni ofrecerá contribución cultural alguna hasta que no estemos persuadidos de que «para encontrar a Cristo, debemos ante todo plantearnos seriamente nuestro problema humano» (L. Giussani, El camino a la verdad es una experiencia, Encuentro, Madrid 1997, p. 60). Sin la conciencia de aquello que constituye el corazón del hombre, en particular su necesidad de infinito –que es lo que nos define como humanos–, Jesucristo permanece sólo como un nombre. Las “soluciones” al drama de la vida se transforman enseguida en ideologías. Recientemente un amigo ha observado que «en EEUU es más fácil decir “Jesús” que decir “corazón”». Por lo que respecta a la actual campaña política, por ejemplo, resulta claro que la religión sigue siendo uno de sus componentes principales. El “voto de Dios” seguirá jugando un papel fundamental para su resultado final. Por un lado, el Partido Republicano trata de actuar para no perder el apoyo de la “derecha cristiana”; por otro, los candidatos del Partido Demócrata contratan a empresas de consultoría que les hagan aparecer en profunda sintonía con el lenguaje y con los valores de las comunidades religiosas. En este contexto, es fácil recurrir a las enseñanzas de Jesús dejando que la discusión permanezca en el plano moralista. El único punto de referencia que puede abrir un camino en medio de esta reducción de la propuesta cristiana es el “corazón”, en donde se experimenta la naturaleza humana y la verdadera amplitud de la necesidad humana de salvación. En el nivel más profundo de la existencia humana lo humano y lo divino se encuentran, la razón triunfa sobre el sentimentalismo, la política interesa a la fe y nace una auténtica cultura humana.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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