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Huellas N.4, Abril 2007

PRE-MEETING - La verdad es el destino para el que estamos hechos

Verdad realidad destino

a cargo de Alberto Savorana

Durante una reciente reunión de la Redacción Meeting salieron a la luz algunos puntos de partida para un primer acercamiento al título de la edición 2007: “La verdad es el destino para el que estamos hechos”

1) El problema de la verdad
> En la actualidad se da una contradicción entre la verdad como “pensamiento” y la verdad como “hecho”.
1. El sentido de la palabra “verdad” se ve oscurecido al equipararse a “interpretación”; ya no se habla de la verdad en singular sino de “verdades”, todo se declina en plural porque se habla de verdad como de una teoría o una interpretación y, por lo tanto, hay muchas verdades.
2. Adaequatio rei et intellectus: la verdad es la capacidad que una cosa tiene de corresponder a las instancias estructurales del hombre. La correspondencia es una dimensión existencial de la experiencia de la verdad. ¿Cuándo tienes experiencia de la verdad? Cuando experimentas algo que es capaz de corresponder a tus exigencias constitutivas, de cumplir tu espera.
3. Como explica don Giussani, la verdad es al mismo tiempo objeto de la razón y objeto del deseo (es lo que es capaz de cumplir la espera). La persona es “una”: razón y deseo están unidos.
4. La experiencia estética precede a cualquier otra: el impacto con la verdad es una experiencia de belleza. La verdad ejerce una fascinación, un atractivo, y la primera forma en que se percibe la verdad es el plano de la estética: sólo el asombro permite conocer.

2) De la razón a la verdad
> La verdad tiene un nexo profundo con la razón, el tema del Meeting del año pasado –“La razón es exigencia de infinito...”–: la verdad es un acontecimiento. Este núcleo de la verdad afecta la convivencia civil, que desde hace tres siglos se ve condicionada por la negación de la verdad: la idea de Hobbes que está en la base del Estado moderno, la idea de derecho como compromiso de poder y la idea de bien común como beneficio individual. Hoy estas tres ideas están en crisis ya que plantear una convivencia civil que no esté basada en la búsqueda y la práctica de la verdad lleva sólo a la violencia que se quería evitar.
> Cuando se habla de verdad, todos quieren una definición, mientras que lo fundamental es el método para alcanzarla. El camino a la verdad es una experiencia subraya el aspecto dinámico de la relación con nuestro destino. Considerar la verdad como el destino para el que estamos hechos supone un reto, pues implica que yo pueda recorrer un cierto camino para llegar a él. Uno de los aspectos más nefastos de hoy en día es que nadie es capaz de apostar por el futuro: nadie cree que exista una promesa tan grande que haga alcanzable la meta.

3) Ensanchar la razón y mostrar la verdad
> Planteando la pregunta por la verdad ampliamos el horizonte de la racionalidad: esto vincula Ratisbona con el Meeting de este año. Más que decir qué es la verdad, nos importa interrogarnos acerca de ella, porque hoy esto es ya una elección. El Meeting 2007 entra en el mundo de la comunicación como un acontecimiento mediático planteando el tema de la verdad.
> Normalmente, consideramos la verdad como el simple objeto de un conocimiento intelectual; sin embargo –como observa don Giussani–, existe una acepción de la verdad como “ser verdadero”; en este sentido plantear el tema de la verdad implica oponerse a una antropología de la destrucción humana, que supone la imposibilidad para el hombre de ser verdadero, para la experiencia humana de ser verdadera. Entonces se trata de mostrar qué significa ser verdadero: no se trata de demostrar la verdad, sino de mostrarla.
> Jesús es «el camino, la verdad y la vida»: no hablamos de la verdad por gusto filosófico, sino porque hubo un hombre en la historia –y es el único– que se identificó con la verdad (véase el evangelio de Juan, que presenta a Jesús como la verdad). Dar testimonio de la verdad no depende de que seamos hombres mejores que los demás, de que tengamos más “interés” que otros por ella, sino del hecho de haber conocido a Cristo, la verdad hecha persona, hecha humanidad.

4) El valor de Ratisbona
> A la luz de lo acabamos de apuntar, será fundamental retomar explícitamente Ratisbona, que muchos consideran erróneamente como un paréntesis (y algunos incluso como un grave infortunio) de este pontificado; son los mismos que separan el Cristo de la fe del Cristo de la historia, con las dos contraposiciones consecuentes: entre verdad e historia, entre verdad y caridad.
> Abordar en el Meeting el tema de la verdad resulta muy interesante en el contexto actual, marcado por el relativismo, según el cual no es posible alcanzar ninguna verdad, y por la esclavitud de la opinión.

5) El desafío: participar en una experiencia para comunicarla
> El reto es responder a esta pregunta: a pesar de la dictadura de la opinión y de la interpretación, ¿existe todavía en el hombre el deseo y la exigencia de verdad? Para ello hay que mostrar concretamente una razón abierta, remitir a esa experiencia elemental que, a pesar de todos los condicionamientos, permanece siempre como una exigencia a la que ninguna interpretación es capaz de responder adecuadamente. Retamos así un uso reducido de la razón, teniendo presente que solo “una persona” puede responder adecuadamente a esta exigencia que afecta a la totalidad del yo. Sin esto también nosotros sucumbimos a las interpretaciones: a menos que suceda un evento de tal calibre que pueda implicar a la totalidad de la persona y atraerla hacia la verdad, indicando la vida como camino hacia el futuro y por tanto hacia el destino. Así el Meeting supone un reto a la esencia de la mentalidad común.

Queda todavía una apostilla: la verdad se comunica sólo si alguien la vive; así, cualquiera que vaya a Rímini la podrá encontrar. En otras palabras, será un Meeting sobre la verdad si ante todo la testimoniamos en primera persona.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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