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Huellas N., Febrero 1984

ACTUALIDAD

Argentina: después de la tragedia, una esperanza

José Luis Restán

Argentina vi ve con intensidad los primeros pasos del nuevo gobierno democrático presidido por Alfon­sín. Al margen de toda valoración política, hay que reconocer la deci­sión con que el nuevo gabinete ha acometido los problemas más candentes que se le presentaban.
En primer lugar, la grave crisis económica y su solución es el objeto de un plan de austeridad nacio­nal que ha encontrado una clara con­testación de la oposición parlamen­taria, de las organizaciones sindica­les (ligadas en buena parte al Justi­cialismo) y de algunos sectores popu­lares.
La ley de Reforma Sindical que pretende una flexibilidad del ac­tual esquema en esa materia, no ha despertado menos recelos en medios obreros que la interpretan como un intento del gobierno de meter alguna cuña en un feudo tradicionalmente do­minado por la actual oposición.
l cambio en la cúpula mili­tar ha sido fulminante y profundo, dejando claro que las Fuerzas Armadas deben atenerse a su papel constitucio­nal y acatar la política gubernamen­tal.
Sin embargo el tema que ha polarizado con mucho a la opinión pública, es el de los desaparecidos. Este problema trágico ha sido aborda­do sin titubeos tal como prometió Alfonsín en el discurso de investidu­ra, hasta el punto que el general Bignone, que le hacía entrega del poder en tal ocasión, se encuentra hoy detenido y procesado por la desa­parición de dos jóvenes.
Han sido varias las fosas comunes clandestinas descubiertas en cementerios de la propia capital, y a esto se han unido declaraciones no totalmente contrastadas, según las cuales muchos desaparecidos, previamente narcotizados, habrían sido lanzados al mar desde aviones. El drama se acrecienta de este modo al esclarecerse poco a poco lo que ya era una sospecha (si no una certidum­bre) en la mente de todos.
Lo que más asombra es la impunidad y la trama de silencio que ha rodeado durante estos años, hechos tan execrables; el miedo, la tácita complicidad de unos y de otros, el interés político... todo ha conducido a la actual ignorancia de los hechos y ha sido cómplice por tanto del genocidio.
Mientras tanto, prosigue el trabajo de la Comisión de encuesta formada por políticos, intelectuales y representantes de la Iglesia, constituida en autoridad para investigar los sucesos por el Parlamento de la nación. Los jueces por su parte lla­man a declarar, y se dictan autos de procesamiento para los principales en­cartados en la llamada "Guerra su­cia" contra la subversión. Como dijo Alfonsín, no echar tierra encima de la tragedia es un imperativo moral al que no puede resistir ningún inte­rés de poder.
La sociedad argentina tiene que encontrar el camino de la reconci­liación, como pedían los obispos de aquel país en su Carta Pastoral, pero esto sólo será posible comprobando hasta qué punto, móviles ideológicos que mutilan la entera verdad del hom­bre, pueden conducir (tanto por uno como por otro lado) a este horror y esta degradación.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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