Un poco tarde echamos nuestro cuarto a espadas en esta enconada polémica. Mucho, muchísimo se ha escrito sobre la cuestión, pero muy poco con honestidad, con afán auténtico de objetividad.
Y sin embargo, la decisión es importante, muy importante para el futuro de España, este pobre país que parecemos empeñados en empobrecer cada día un poquito más. Pero, concretemos. Hagamos un poquito de historia de las Centrales Nucleares en España.
En los años sesenta, la década del desarrollo industrial, se construyen las tres primeras centrales. Cronológicamente, Zorita (Guadalajara), St. María de Garoña (burgos) y Vandellós I (Tarragona).
Al iniciarse los setenta, y en plena euforia desarrollista, se establece el famosísimo Plan Energético Nacional, que prevé la construcción, en varias etapas, de un elevado número de Centrales Nucleares. Se acomete de inmediato (1972/- 73) la construcción de las siete primeras: Almarza I y II, Lemóniz I y II, Ascó I y II (6 centrales Westinghouse de diseño prácticamente idéntico) y Cofrentes (diseño G.E.) con un costo estimado, en aquella fecha, en unos 600.000 millones cada central. Todas ellas, excepto las dos de Lemóniz, prácticamente terminadas y paralizadas por las razones que nos son conocidas, están ya en funcionamiento o lo estarán en breve plazo, y nadie discute con seriedad su puesta en marcha.
A partir de 1975, dentro ya del declive económico desencadenado por la crisis mundial del petróleo, se inicia la construcción de una nueva serie de Centrales: Vandellós II, Valdecaballeros I y II y Trillo I y II, que son las que, junto con las dos de Lemóniz, están corriendo el riesgo de paralización.
Parecen definitivamente archivados los restantes proyectos de aquel Plan inicial: Sayago, Regodola, Vandellós III, Tarifa y quizá algún otro que no recordamos.
Así están las cosas. Cinco centrales (más Lemóniz) en litigio. Todas ellas iniciadas y alguna muy avanzada en su construcción.
Por supuesto, las circunstancias actuales, se parecen muy poco a las que propiciaron, hace más de 10 años, aquel Plan Energético, y su revisión se haría irremediable. Se han tomado, o se anuncian, medidas que entendemos muy sensatas, como es el desarrollo de la construcción de Centrales Térmicas de carbón, que quemarán combustible español, y los proyectos de mejora de aprovechamientos hidráulicos. Se reducirá así la dependencia del petróleo, y eso es bueno. Pero no es tan claro lo que debe hacerse con el programa de Centrales Nucleares. El Gobierno que apunta su deseo de reducirle y aún clausurarle, ni siquiera está seguro de lo que conviene hacer, y -como en tantos otros temas- ha empezado a lanzar "globos sonda", quizá para tantear a la opinión pública y pulsar la fuerza y el interés de las campañas eléctricas (propietarias de las Centrales) en mantener vivo el programa previsto. Se anuncia, sucesivamente, "el cierre de 5 centrales". "el cierre de 3 centrales" "la ralentización de la construcción... " y lo cierto es que nadie sabe qué va a suceder, ni si es mejor una opción que otra.
La opinión más generalizada hoy en los medios directamente afectados es que todas, o casi todas, las centrales actualmente en construcción acabarán poniéndose en servicio, con algún retraso sobre lo actualmente previsto.
¿Por qué se cuestiona el programa nuclear?
Hay razones de toda índole. Analicemos las que nos parecen más utilizadas frente a la opinión pública:
- El costo elevado. Es innegable, y los 60.000 millones estimados hace 10 años están hoy muy próximos a los 200.000 por grupo, en gran parte con financiamiento exterior, a base de divisas que se encarecen de día en día. Pero no es menos cierto que las operaciones de crédito, para las Centrales en construcción, están lógicamente cerradas, al menos en su mayor parte, y nadie va a "devolvernos el dinero" si decidimos paralizarlas.
- La reducción de las previsiones de demanda de energía a corto y medio plazo, como consecuencia de la crisis económica, que nos llevarían a un "sobreequipamiento" en capacidad de producción de energía claramente antieconómico.
Es un argumento sutil, y difícil de valorar sin disponer de una amplia y veraz información. Como "ciudadanos de a pie" pensamos que la energía sobrante es exportable a través de la red de la distribución europea en Alta Tensión (A.T. ) y sobre todo, que hay que apostar por nuestro futuro. Sería imperdonable que dentro de unos años el esperable y tan deseado "relanzamiento" se viera frenado por la escasez de medios de producción de energía.
- El riesgo intrínseco de las fuentes de energía nuclear (posible catástrofe, y en todo caso contaminación ambiental). La razón más aireada, la que provoca manifestaciones y concentraciones de protesta; la más emotiva. Y también para nuestro criterio la menos sólida. La experiencia ya adquirida en los centenares de Centrales Nucleares que funcionan desde hace decenas de años en todo el mundo, los elevadísimos niveles de calidad y supervisión que se imponen en la construcción y explotación de estas centrales permiten afirmar que su nivel de seguridad es elevadísimo, y mínimo el riesgo que se corre. Y en cuanto a la contaminación ambiental, cualquier modesta industria es más contaminante que una Central Nuclear.
- La poca elasticidad de este tipo de Centrales, frente a las Térmicas convencionales. En efecto, su producción de energía es prácticamente constante, y no pueden adaptarse a las oscilaciones de la demanda energética en cada momento ( "puntas" y "valles" de energía). Razón poco utilizada, quizá por muy técnica, y que obliga a una adecuada programación del conjunto de medios de producción de energía y de acumulación de la energía sobrante en un momento dado.
Mi postura, en resumen, es clara. Hay que optar, sin duda alguna, por el progreso tecnológico,
La postura de "marcha atrás" no es razonable. Por ese camino, no tendríamos hoy ferrocarriles, ni luz eléctrica (¿imagináis?), ni automóviles, ni tantas y tantas cosas que enorgullecen, y pienso que con razón a la humanidad.
La energía eléctrica de origen nuclear es limpia, barata, y reduce enormemente la dependencia energética. Sí, decididamente, a las Centrales Nucleares.
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