Acercarse a la obra de Albert Camus, uno de los escritores más importantes de nuestro siglo, exige del lector una atención total, ya que su obra es una reflexión continuada sobre el hombre y su existencia. Esto nos obliga a releer y meditar sobre el pensamiento que va exponiendo con una dimensión esencialmente literaria pero también filosófica.
La exposición continuada de los hechos, la frase más bien corta y concreta, su lirismo clásico y sobrio en la descripción y su sensibilidad para crear un mundo literario, dan a sus obras un estilo ameno e interesante que cautiva al lector. La obra de Camus gira en torno a dos coordenadas fundamentales: el absurdo, cuya obra más importante es El Extranjero, y la rebelión, cuya obra representativa es La Peste. Ambas se corresponden con las dos etapas de su itinerario filosófico.
Antes de adentrarnos en esas dos obras exponiendo el pensamiento que en ellas se refleja, vamos a trazar unas líneas generales.
La obra de Camus está ambientada en los pueblos y países mediterráneos con su miseria y su pobreza tanto física como humana, pero también se describe la luz, el color, una naturaleza sensual, viva, que el hombre percibe a través de los sentidos como lo único plenamente real. Ese hombre se alimenta de esa realidad sensible exterior, busca la embriaguez de los sentidos y escapa a toda vida interior.
Es un ser que vive-subsiste intentando dar subjetivamente un sentido a su existencia, como algo válido, racional y justificable. Un hombre que afronta toda la realidad humana (incluyendo la muerte) sin evadirse de ella, sin buscar valores espirituales que escapen a las coordenadas racionales puramente humanas.
Este hombre, que busca desde su subjetivismo el sentido de la realidad anteriormente expuesta, choca con una realidad objetiva, plenamente viva, diaria, donde está presente la injusticia, la muerte de los inocentes, el dolor. Para Camus, el hombre debe asumir totalmente esa realidad, pero desde él mismo, al margen de Dios.
"Intenta basar la grandeza del hombre en la certeza racional de que el mundo es irracional".
La idea de la muerte se convierte entre 1937-1942 en una obsesión para Camus, no sólo por el momento histórico que el mundo está viviendo sino también porque él mismo tuvo que afrontarla al caer enfermo durante un tiempo.
Esta obsesión, junto con la visión dada anteriormente de una realidad subjetiva que choca con la objetiva, le conduce hacia una situación absurda donde la existencia carece de sentido (época del Absurdo).
Este nuevo planteamiento le lleva a ver al hombre como un ser libre para vivir sin sentimientos de responsabilidad, sin pagar las consecuencias de sus errores, que busca la evasión agotando todas las alegrías y las dichas sensibles que este mundo le ofrece.
Estas ideas expuestas en el Mito de Sísifo (1942) se ilustran en la novela El Extranjero (1942) y en dos obras de teatro: Calígula y El Malentendido (1944).
El Extranjero. Su protagonista, narrador de la obra, lleva una existencia mediocre, vacía, limitada al desarrollo mecánico de unas acciones cotidianas. Vive en una especie de extraña indiferencia ante todo lo que le rodea, al margen de los valores sociales y morales. Está inmerso dentro de esa naturaleza sensual de la que antes hablábamos. El es "extranjero en esta tierra" porque ignora los valores convencionales que dan sentido a la vida. Es, por esto, por lo que será condenado, por su insensibilidad ante principios morales del hombre.
En la cárcel Meursault es consciente de que la existencia es importante si gozamos de ella. De ahí que esa naturaleza sensual, llena de color y de luz, adquiera en esta obra una gran trascendencia actuando de forma determinativa sobre el protagonista.
El hombre absurdo se sabe víctima de un destino aplastante, al que no puede escapar (la muerte). Su vida debe ser un afrontar libremente y con todas las consecuencias esa realidad del hombre, dejando a un lado el problema de Dios que sólo es una idea ilusoria y por tanto una evasión de la realidad. Hay que vivir la vida y aceptar su sinsentido.
La rebelión: Camus continua ahondando en el ser humano. Partiendo de la condición del hombre anteriormente vista, llega al descubrimiento de la naturaleza humana. A esta época pertenecen obras como: La Peste (1947), El Estado de Sitio (1948) y Los Justos (1950).
La filosofía de Camus adquiere ahora un nuevo componente: La solidaridad humana frente a la crueldad de un destino común. El hombre absurdo constituye una individualidad, el hombre "rebelde" es una parte de la comunidad humana que se afirma mediante el servicio a los demás. En La Peste se íra descubriendo esa nueva orientación filosófica.
La Peste es un gran símbolo que incluye: la epidemia física, la guerra, la ocupación, el sufrimiento en el universo y el mal tanto social como moral.
Zarrou, uno de los personajes mejor creados de esta obra, es consciente del sufrimiento que conlleva la existencia humana. Ante este hecho se propugnan unos valores de amor, de entrega desinteresada y solidaridad, donde el hombre busque salvar al hombre.
En La Peste todos los personajes se enfrentan a un mismo destino: la muerte. Para afrontarlo es necesario la solidaridad de todos, donde hay que sacrificar la dicha personal en beneficio de los otros, Camus afirma que todo ser tiene derecho a la dicha personal por medio del amor, es lo único que el hombre puede alcanzar y nada ni nadie puede hacerle renunciar a ello; pero no puede ser él sólo dichoso. De ahí que sacrifique su dicha personal en función de los demás.
La obra de Camus pone de manifiesto su amor al hombre, sobre todo a los pobres, a los inocentes, a las víctimas de la injusticia.
Acercaos a Camus, comenzad por una obra sencilla. El Extranjero, Calígula, Los Justos; pero no dejéis sin leer una de las obras más importantes que ha dado la literatura de este siglo: LA PESTE.
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