Huellas N., Diciembre 1983

IGLESIA EN CUBA

La iglesia cubana, encarcelada en las sacristias

D. Francisco García Muiño es un religioso cubano que ha venido a pasar unas vacaciones a España, donde tiene familia. Al presentársenos la ocasión de obtener un testimonio directo de la situación de la Iglesia en un país del que conocemos muy poco, no hemos dudado un momento en mantener con él una entrevista. Le damos las gracias por su generosa y valiosa colaboración.

* ¿Cuál, es la situación de la Iglesia en Cuba?
- En Cuba hay seis Obispos, dos Arzobispos y un Nuncio Apostólico, que tienen libertad para visitar sus iglesias. Toda actividad que se realiza tiene que ser sólo den­tro de la parroquia, fuera nada se puede realizar. Cada uno en su iglesia puede organizar lo que quiera, pero fuera no se puede hacer nada, a no ser atención a enfermos, pero esto en casas parti­culares o en hospitales cuando el enfermo llama a un sacerdote; éste le administra los sacramentos y no puede hacer nada con los otros enfermos.

*¿Cómo es la relación entre los cris­tianos cubanos?
- Los cristianos pueden verse, ha­blar entre sí, reunirse en las iglesias, y a veces, de forma casi secreta, en sus casas. Pero como allí hay una organización externa, del gobierno, que se llama Comité de Defensa de la Revolución, saben quien entra y quien sale de una casa y pueden detectar si hay una reunión de cristianos e impugnarla y hasta prenderlos. Y así no tie­nen libertad. para actuar en su propia casa, por ese control que hay en cada barrio.
Hay convivencias de jóve­nes, de matrimonios, en el verano, durante cinco días, en instalacio­nes determinadas; pero a veces el gobierno lo impide por falta de condiciones sanitarias o cual­quier otra excusa, pero lo que van es contra la reunión de cris­tianos. Porque en líneas generales consideran que ser cristiano es ser contrarrevolucionario.

*¿ Existe el derecho a la libertad de enseñanza?
- No, no. La enseñanza es marxis­ta-leninista. Los maestros están educados en el marxismo-leninismo. Sabemos que hay normas para los maestros sobre cómo actuar con los niños de padres católicos.

* Y aunque no haya centros con una línea cristiana, ¿hay maestros cris­tianos?
- No, no. En la universidad imposi­ble, ya está depurada; en la ense­ñanza secundaria tampoco; y en la primaria sólo quedan algunas maes­tras viejas.

* ¿Cómo os las arregláis entonces para educar cristianamente a los ni­ños?
- Bueno, pues con el catecismo que se da en las iglesias, y como se da dentro de las parroquias no hay ninguna revisión por parte del Estado. Pero sabemos que a cada iglesia suelen asistir algunos en­viados por el Gobierno para oír lo que se predica y enterarse si se dice algo contra el gobierno, para así poder actuar. No se puede tocar la cuestión social porque eso entra en las competencias del Partido.

*¿Pero la Constitución no habla de libertad?
- Si, pero esa libertad es solamen­te ficticia. Existe la policía se­creta, que le llamamos G-Z, que por la calle a veces dicen cosas en contra del gobierno para ver quien se adhiere a ellos y denun­ciarle más tarde.

*¿Qué porcentaje de cristianos exis­te entre la población cubana?
- Ha bajado mucho el número. Algu­nos no van por miedo reverencial a que no les concedan becas o les quiten el puesto de trabajo; otros se han marchado al exterior. El mayor porcentaje de los bautizados son gente de color (o negros o mestizos). Como decía un padre a­llá: "La Iglesia de Cuba es la Iglesia de los pobres de Yahvé", porque los que no tienen nada que perder son los que van a la igle­sia.

* ¿Son frecuentes los sacramentos, so­bre todo el del matrimonio y el del bautismo, que parecen tener más relación, al menos formal, con la sociedad?
- Los matrimonios son escasos, No creo que haya más de cinco al año. La mayoría de los jóvenes son del Partido y tienen prohibido casarse o bautizar a sus hijos. Hay personas que se casan en secre­to por la Iglesia, para no tener problemas en el trabajo o ante el Partido, y a los dos, tres días se casan por lo civil. En cuanto a los bautizados, la mayoría lo son por los abuelos, gente ya vie­ja que insisten a sus hijos para bautizar a sus nietos y ser ellos los padrinos.

* Y en cuanto a formación personal por medio de libros y revistas cristianas, ¿qué panorama existe hoy en Cuba?
- Nada, todas las revistas son comunistas. Allá no se pueden reci­bir revistas cristianas, ni Nueva Tierra ni nada. Lo único que se recibe es "L'Osservatore Romano" por vía de la Nunciatura, pero no se puede comprar ni vender, ni nada. Y publicaciones que llegan por correo las incautan.

* Y ahora en estas fechas, ¿cómo se vive La Navidad en Cuba?
- En Cuba no hay Navidad. En las parroquias sí se vive. La Misa del Gallo es a las 12 de la noche porque el 24 es día de trabajo como otro cualquiera, y en algunas iglesias tienen que decir la Misa del Gallo por la tarde para no ser tachados de contrarrevoluciona­rios, de actividades subversivas. Los niños no tienen vacaciones de Navidad.

*¿Existen grupos de jóvenes cristia­nos? ¿Qué actividades realizan?.
- En el campo menos que en La Haba­na, porque en los pueblos hay una sola iglesia, y entonces saben qui­én va y quién no. Y los chicos que en su pueblo no asisten a la iglesia, cuando van a La Habana a estudiar, asisten allí porque no están controlados. Puedes ver a cientos de jóvenes, pero claro, son cuatro de una parroquia, cinco de otra, pero cuando hacen celebra­ciones fraternales llaman a unos y otros, se citan y llegan a 150 jóvenes. Hay intercambios de una parroquia a otra, se invitan mucho y hay grupos de oración. En cuanto ven que uno atrae a los jóvenes, lo paran enseguida, porque ninguna actividad en Cuba se hace sin que se sepa.

* ¿Qué se puede hacer entonces?
- Lo único que se puede hacer es rezar. Nosotros vamos de paisano tan sólo dos en La Habana llevan sotana, pero eso tiene sus inconve­nientes; no es que esté prohibido, sino que los jóvenes no saben qué eres, a no ser que hayan visto curas en películas. Hay muchachos que no han entrado nunca en una iglesia y que en su casa tenían antes imágenes religiosas y las han sustituido ahora por un retra­to de Fidel o del Ché.

Entrevistaron: Paloma GARCIA y Asunción Martinez