Dicen que el teatro está en crisis, y a nosotros no se nos ocurre otra cosa que formar una compañía. Así , como suena. Una compañía que no tiene nombre propio, pero sí un nombre común, porque está en los corazones de todos los que la integramos: la compañía de la ilusión.
La idea de la formación de esta compañía supongo que rondaría en la cabeza de más de uno hace ya tiempo. Pero no tomó forma hasta hace poco, cuando se empezaron a preparar los cursos de Ávila 83. En ellos se vio conveniente incluir seminarios sobre temas diversos, y uno de ellos fue el de teatro.
Así que comenzamos nuestra actividad. Diecisiete jóvenes, tan animosos como ignorantes, bajo la dirección de César, comenzamos a estudiar las teorías de Stanislawski, de Strasberg, etc., y a realizar las primeras incursiones sobre un escenario. Los asistentes a los cursos de Ávila pudieron sufrir, así, nuestros primeros montajes, como un mimo sobre el "Adagio" de Albinoni, un aula poética con versos de Gloria Fuertes, un monólogo de Unamuno y dos cuentos escenificados.
Llegó Octubre, y con él la incógnita de si sería posible continuar. La respuesta, cifrada en la ya mencionada ilusión, fue sí. Hubo algunos cambios: perdimos varios miembros, pero al tiempo tuvimos también ilusionadas incorporaciones.
En un primer momento, nuestro único objetivo era continuar, pero la ilusión -¿quién la habrá llamado para que esté en todas partes? nos va llevando poco a poco a querer concretar nuestros pasos.
Se adjudicaron las ocupaciones: vestuario, decorados, luces, sonido; todo tiene ya su encargado.
Se concretaron los proyectos: intentar -he dicho solamente intentar- el montaje de "El Gran Teatro del Mundo", de Calderón de la Barca, para el verano que viene; seguir aprendiendo técnicas del actor, con los escritos de los más importantes teóricos¡ montar dentro de este año la obra de Albert Camus "Los Justos" y, por último, preparar algún aula poética, con el fin de aprender a recitar verso.
En estos momentos somos unos veintipocos, y estamos ensayando la obra de Camus, en la que todos hemos puesto mucha ilusión - ¡qué pasada! -, y existe un proyecto de realización de un espectáculo poético-teatral.
Nos reunimos cada quince días, domingos alternos, en la Parroquia de Los Dolores, bajo la dirección de César Augusto Franco.
Los mayores problemas con que nos encontramos son, por un lado, nuestra bisoñez en el teatro, la falta de tiempo material para ensayar, y por otro, la abrumadora mayoría femenina, que realmente no sería un problema si los autores de teatro escribieran obras con más personajes femeninos y menos masculinos. Así que los interesados, ya sabéis: necesitamos actores, o, en su defecto, autores que escriban obras con quince o veinte actrices. Ellas lo agradecerán y César, además, no tendrá que romperse la cabeza eligiendo.
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