En un pequeño pueblo de Alemania, hace ya mas de doscientos años, vivía un viejo organista de carácter algo agresivo pero siempre amable y, sobre todo, muy trabajador. Su misión era, "arreglar la música de los oficios de la Iglesia de modo que sea grata y no se asemeje a las Óperas". Era un hombre de fe: consideraba la música como el medio más poderoso de glorificar a Dios. Un día escribió al comienzo de un tratado de pianoforte: "se ejecuta con las dos manos: la izquierda toca las notas prescritas y la derecha agrega consonancias y disonancias para que del conjunto resulte una armonía agradable en honor de Dios".
Cada semana componía una cantata, normalmente a toda prisa, que ensayaba el sábado por la tarde y dirigía el domingo. Contaba para ello con el coro de niños de un internado, a los que daba clase de canto todos los días de 12 a 1, menos los jueves. En clase no era muy respetado, aunque se le considerase en Alemania el rey del órgano. Sin embargo, no era apreciado como compositor ni por sus propios hijos, que fueron en total 21. Muchos de ellos se murieron en vida, pero los reponía, de forma que, al morir, vivían todavía 8. Es evidente que en su casa no podía reinar la paz y tal vez por ello era tan aficionado a viajar para tocar el órgano en grandes conmemoraciones. Y, como todos, un día hizo "el último viaje", cuando apenas tenía un duro y había perdido la visión casi por completo. Su familia entonces tiró gran parte de los papeles del "viejo pelneas", como le llamaban sus hijo, y nadie volvió a hablar de él en mucho tiempo.
Este músico, el más grande de la historia, era Juan Sebastián Bach. Y ya que sabemos algo de su vida podemos empezar a escuchar "La Pasión según San Mateo", su obra más importante. Es posiblemente la mejor forma de hacer una lectura meditada del texto del Evangelista. Puedo asegurar que el que lo haga no dejará pasar ya nunca una Semana Santa sin escucharla de nuevo, o por lo menos sin recordarla.
Con estas líneas se trata de mostrar con algunos ejemplos concretos el jugo que se puede sacar de su audición. Esta debe realizarse, por supuesto, con el texto en la mano.
El Coro inicial nos predispone el espíritu. Bach ve ante sí una multitud poseída por el terror y la angustia, apretujada por las calles de Jerusalén. Oye los gritos proferidos al Señor que avanza bajo el peso de la cruz. Es un tema lúgubre cuyas armonías se entrechocan sobre un bajo agitado. En fin, algo impresionante.
El pasaje de María Magdalena derramando el ungüento sobre Jesús inspira a Bach varios números que culminan en un maravilloso aria de contralto: "Arrepentimiento y expiación destrozan en pedazos el corazón del pecador cuando las lágrimas de mi llanto, como un bálsamo precioso, llegan a Ti". Y poco después hay dos corales bastante conocidas (nos. 21 y 23), uno de los cuales canta con suma perfección el coro de San Fernando, que tienen un mismo tema escrito en distintas tonalidades y con diferentes armonías. Este tema, que vuelve a aparecer más veces en "La Pasión", lo utiliza el pueblo (coro) para cantar con arrepentimiento. Cada vez que aparece, sale a relucir el amargo e imborrable sentimiento de culpa de los que condenaron al Hijo de Dios.
El bajo, que hace el papel de Jesús, tiene un papel decisivo en la obra: debe dar en todo momento y sin excederse el tono dramático adecuado a las palabras de Cristo. Así, en algunos momentos se hace especialmente grave su voz, como en Getsemaní: "Mi alma está muy triste hasta la muerte". Y sigue un grito angustioso "¡Quedaos aquí conmigo!" O como cuando, en la cruz, grita "¡ElÍ, Elí, lemá sabactani!". Una forma de saber si el bajo es bueno es comprobar que en ese momento se nos pone carne de gallina.
El relato del Evangelista es en numerosas ocasiones dialogado. Un ejemplo en el interrogatorio de Caifás al comienzo de la 2ª parte. A las alteradas palabras del pontífice responde Cristo con una voz serena. Y entre las palabras de ambos, el coro, haciendo de pueblo, grita hipócritamente: "¡Es reo de muerte!". Le golpean, le escupen, le insultan y vuelven a cantar: "Adivina tú, Cristo, quién te ha pegado". Interviene entonces el coro defensor: "¿Quién te ha maltratado así, Señor mío, con golpes e injurias? TÚ no eres pecador como nosotros".
Bach utiliza tres componentes en "La Pasión": recitativos, arias y corales. Con los primeros narra el Evangelista (tenor) o habla algún otro personaje. En las arias se da rienda suelta a los sentimientos de los protagonistas. Con las corales habla el pueblo, rompiendo la sucesión de acontecimientos para reconsiderarlos, especialmente en los momentos cruciales.
Y así, mediante la combinación de estos tres elementos, se consigue no caer en la monotonía a que nos conduciría un simple relato de los hechos. Nos ayuda, por otra parte, a meditar con Bach los puntos claves de la Pasión. El relato de la negación de Pedro, por ejemplo, nos muestra el uso de los dos primeros elementos. El tenor recita, mientras busca un pañuelo en el bolsillo: "y lloró amargamente". E inmediatamente la contralto nos regala una de las arias más bellas y trágicas de toda la obra, mientras el violín repite en su melodía constante el llanto del Apóstol: "¡Dios mío, ten piedad de mí! ¡Enjuga mi llanto! Contempla cómo mis ojos y mi corazón lloran amargamente por tu causa".
Y para disfrutar del canto, dos arias. La primera que corresponde al nº 58:
"¡Mi Salvador quiere morir por amor!", es tal vez lo más "fino" de la Pasión. La segunda es cantada por el Bajo, y se titula: "Ven dulce cruz". En ella, el solista es acompañado por un motivo musical que describe el andar del hombre que ha tomado la cruz de Jesús.
A partir de la muerte la música cambia, volviéndose sombría y quedando la orquesta y los solistas como sin fuerzas. El bajo canta con profunda tristeza: "Mantente puro, corazón mío, quiero enterrar a Jesús". Hasta que llega el coro final, que es lo mejor. Un director contemporáneo dice de éste: "Al escucharlo, el oyente debe perder por completo la noción del tiempo. El acto de la Redención y la salvación en los tiempos infinitos se han cumplido ya; la resurrección se hace presente de forma implícita, latente..."
Bueno, y para acabar me vais a permitir escribir una frase como ésta: La "Pasión según San Mateo" se levanta como un logro definitivo del genio humano y sólo puede ponerse al lado de las obras cumbres que jalonan como hitos la historia del hombre sobre la tierra y la justifican. Ahí queda eso.
Noticias musicales
Marzo: 19,20 y 21
Orquesta Filarmónica de Munich
Dukas: El Aprendiz de Brujo
Straus: Don Juan
Brucker: Sinfonía n.9
Dir.: Sergio Calibidache
(Es el mejor del mundo)
Marzo: 27 y 29
Orquesta Sinfónica y Coro RTVE
Bach: Pasión según San Mateo
Dir.: Odón Alonso
Marzo: 30
Coro de Cámara de Moscú
Concierto Coral
Dir.: A. Minin
Abril: 16
Muenchner y Motetten Chor y Bach Collegium Muenchen
Bach: Misa en Si menor
Dir.: Hans R. Zoebeley
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón