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Huellas N., Marzo 1982

IGLESIA HOY

En el mundo

Juan Pablo II

MENSAJE DEL PAPA A LA JUVENTUD DE NIGERIA (Onitsha, 13-2-82)

Nigeria, con 80 millones de habitantes, es el país más poblado de África. Hay 5 millones de católicos y unos 19 millones de otros cristianos. El 43% del país son musulmanes y un 25% profesan animismo, la religión original africana. En los últimos años la Iglesia nigeriana ha experi­mentado un gran auge; buena muestra de ello son los quinientos semina­ristas mayores que hay en el país, el compromiso de los seglares y el espíritu misionero que la alienta.

Carísimos jóvenes de Nigeria.
Esta mañana el Papa os pertenece...
Querría compartir con vosotros algunas de mis reflexiones.
1. La juventud es la edad de la esperanza, de la promesa, del entusiasmo, de los proyectos y de los ideales. La juventud no se declara vencida frente a las dificultades. La juventud rechaza resignarse a los efectos y carencias del "statu quo". La juventud cree en un mundo mejor, y está decidida a colabo­rar concretamente en su llegada.

Haceos conocer por vuestra generosidad y vuestra apertura hacia los otros. Es­tad agradecidos a vuestros padres, amadlos, respetadlos, ayudadles y obedecedlos. Aceptad a vuestros profesores, respetadlos y seguid sus instrucciones.

Haceos conocer por vuestro espíritu de sacrificio, vuestra diligencia en el estudio o en el trabajo, vuestra eficacia en las tareas asignadas. Comprometeos totalmente en las organizacio­nes católicas de apostolado de los seglares para dar testimonio de Cristo. Sed un laicado que persigue asiduamente su misión, la de transmitir la palabra de Cristo. Algunos de vosotros serán llamados a hacerse sacerdotes, religiosos o religiosas, con un papel especial de servicio en el Reino de Dios.

2. Carísimos jóvenes de Nigeria, sed excelentes por la disciplina, fuerza de carácter y por la afabilidad. Es­tas cualidades se manifestarán de di­versas maneras. Sed castos. Resistid todas las tentaciones que acometen la santidad de vuestro cuerpo. Llevad la castidad al sacerdocio, a la vida religiosa o al matrimonio. Tendréis muchas ocasiones para expresar disciplina a través de la templanza cristiana. Los atractivos y las solicitaciones del mundo inducen con frecuencia a los jóvenes a la intemperancia o a la evasión. Las tentaciones del alcohol y de la droga penetran nuestro ambiente. Se necesitan fuerza de voluntad y el recurso a la oración con toda humildad para quien trate de obrar verdaderamente como hombre.

ABRID VUESTROS CORAZONES A CRISTO
3. La gran decisión que os espera es la de escoger un estado de vida permanente. Para la mayor parte de vosotros la respuesta estará en el matrimonio.
Mas para muchos otros podrá ser el sacerdocio o la vida religiosa. Tendréis necesidad del consejo de vuestros sacerdotes. De vuestros padres y de vuestros profesores. Necesitaréis de la guía de Dios. Orad. Confiaos a Cristo. Abridle vuestros corazones. Abridlos sin temor, sin reticencias. No tengáis miedo. Sed generosos. Quien da poco, recoge escaso fruto. Quien da con generosidad, escoge un fruto abundante. Podéis contar con la gracia de Dios.

4. Un buen cristiano es un buen ciudadano. Amad a vuestro país, obedeced sus leyes; respetad a sus autoridades y pagad vuestros tributos. Estáis llamados a asumir vuestras responsabilidades en las actividades políticas, sociales, económicas y culturales. Cuando seáis mayores, votad y haceos votar en las elecciones políticas...

APRECIO POR LAS DIVERSAS FORMAS DE APOSTOLADO
5. En vuestra condición de jóvenes, debéis tratar continuamente de individualizar los males de vuestra sociedad; como la corrupción, la apropiación indebida de los fondos del gobierno o de la sociedad, los gastos exagerados e improductivos, la exhibición de la riqueza, la negligencia hacia los pobres y marginados, el nepotismo, el tribalismo, el antagonismo político, el rechazo de los derechos de los pobres, el aborto, la anticoncepción y otros males que afligen a algunos países. Como jóvenes auténticos debéis observar, valorar y obrar luego conforme a los dictámenes del evangelio de Jesucristo.

6. En todas partes irradiaréis gozo, paz, amor por los hermanos, optimismo y esperanza en una Nigeria mejor. Esta es vuestra contribución de cristianos: esto es lo que aprendéis del Señor. Este es el desafío del mundo, que debe enraizar en vuestra vida y fructificar. Recordad cómo os desafía Jesús continuamente en los evangelios: "Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios..." (Mt. 5, 7-9).

Deseo expresaros mi aprecio por las muchas formas de apostolado organizado de los jóvenes en distintos niveles (nacional, diocesano, parroquial y aldeano), por tantas asociaciones a cuyo través desarrolláis vuestra labor de apostolado de los laicos y reafirmáis vuestro deseo de servir a los hombres en nombre de Cristo. Quiero asimismo expresar mi reconocimiento a vuestros capellanes, quienes os ayudan con tanto provecho, y también a los religiosos y religiosas y a los seglares, que contribuyen a hacer de vuestras organizaciones una expresión vital de la vida de la Iglesia.

7. Jóvenes de Nigeria, he venido para alentaros en vuestra gran misión, la de construir un mundo mejor, la de llevar adelante el reino de Cristo, reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz. Es a Él a quien quiero dirigir vuestra mirada. Como se había dicho a los primeros cristianos: "Teniendo fija la mirada en Jesús, autor y perfeccionador de la fe" (Eb. 12,2). En su nombre - en el nombre santo de Jesús, salvador del mundo, redentor del hombre, amigo de los jóvenes- quiero expresaros los sentimientos compartidos por mí con los jóvenes de todo el mundo: jóvenes de Nigeria, tenéis una dignidad incomparable como hijos de Dios, como hermanos y hermanas de Cristo.
Jóvenes de Nigeria, Cristo ha muerto por vosotros para redimiros. Cristo os ama y yo también os amo.
Jóvenes de Nigeria, "amémonos los unos a los otros, porque el amor es de Dios"
(1 Jn. 4, 7)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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