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Huellas N., Diciembre 1981

TEXTO

Música

Rafa Andreo

Escuchando "El Mesías"

Conocer el "Aleluya" de "El Mesías" de Haendel es como conocer el coral final de la 9a Sinfonía de Beethoven, el primer movimiento de la sinfonía 40 de Mozart, el célebre "Adagio" de Albinoni ­y los demás grandes hits clásicos. Lo que ya no es tan fácil es, que se co­nozca el resto de este oratorio, a pe­sar de que es una obra muy típica de cualquier discoteca (=colecci6n de discos). Y es que normalmente se "pasa" de ella como de otras muchas porque no se sabe escuchar música: para las Ope­ras y algunas obras, como por ejemplo "Las Pasiones" de Bach y "El Mesías" de Haendel, es fundamental seguir el texto. Este artículo es una invitación a que durante una tarde navideña cojas los tres discos en los que puede estar grabado "El Mesías", una cerveza, unos cigarrillos y te dejes empapar por la música de Haendel. Si luego te pregunta alguien qué has hecho esa tarde le pueden responder tranquilamente que has estado meditando sobre lo que es el cristianismo y lo que significa la venida de Cristo, que celebramos por estas fechas.
Antes de enchufar el tocadiscos pien­sa un poco en quién fue Jorge Federico Haendel: un conocido músico alemán que nació hace ya 196 años y que acabó to­mando la nacionalidad inglesa y viviendo en Londres. Era un gran hombre, física y espiritualmente, generoso, algo colérico, amante de la buena comida y bebida y profundamente cristiano. Se le considera el "rey del Oratorio": Compuso treinta y dos. Muchos de los beneficios de los estrenos de sus obras estaban destinados a obras de caridad. Los de "El Mesías" fueron para una Sociedad de ayuda a los prisioneros liberados y a dos hospitales.
Compuso Haendel esta obra en 24 horas cuando ya casi tenía 60 años. Lo hizo mientras atravesaba una fase baja en su carrera: había atravesado una enfermedad que le dejó semiparalizado, con reumatismo, insomnio y una posible de­presión nerviosa. Salió de ello gracias al trabajo que le supuso la creación de la obra y el éxito clamoroso de crítica
y público que constituyó su estreno en Dublín. Hicieron que las mujeres fueran sin miriñaque y los hombres sin espada para que cupiese más gente en la sala.
Una vez conectado el tocadiscos y con el texto en la mano prepárate para escuchar la "Obertura". Tiene dos movimientos: el primero es "grave", silencioso, y el segundo un "allegro" vigoroso. Hay quien dice que describe la oscuridad de la que más tarde brota la luz.
Esta primera parte -la obra consta en total de tres - recoge al comienzo textos de Isaías. Dios habla a su Pue­blo, anunciándole el perdón para que "prepare un camino en el desierto". En el aria "todos los valles serán exalta­dos" se evoca la promesa de gracia del Señor a través de los también exaltadas palabras del tenor. El coro se solidariza entonces con la alegría del tenor y ­proclama la Gloria de Dios. Y así, poco a poco, llega la Natividad, precedida por una pieza orquestal: "Sinfonía Pas­toral" en la que Haendel pretende que os imaginemos una escena bucólica, con pastores por el campo y todo lo demás. Una vez situados en el marco adecuado nos cuenta la escena del ángel que anuncia la Buena Nueva a los hombres. El coro canta; "Gloria a Dios en las alturas y paz en tierra a los hombres de buena voluntad", como se podía esperar. Y así, cantando la alegría que supone la venida de Dios a la tierra finaliza esta prime­ra parte: "Toma su yugo sobre ti y aprende de de Él, porque Él es manso y humilde de corazón, y así encontrarás descanso en tu alma".
La 2ª parte de este oratorio se refiere a la Pasión de Jesús, su redención y la divulgación de Su palabra. El texto aquí recoge el dramatismo de la muerte de Jesús. Es curioso cómo en Isaías y en algunos Salmos, por consiguiente en el A.T., se expresa como no lo hace ningún Evangelista el rostro humano de Cristo ante el dolor. Por su parte, en las dos can­ciones consecutivas para tenor: "Vuestra negativa ha roto su corazón" y "Esperad para ver", Haendel trata con gran ternura y compasión la soledad del Salvador que aparentemente había sido olvidado tanto por Dios como por los hombres:
"Creyó que alguien tendría piedad de Él, pero no encontró a nadie que le confortara".

Hay un coro muy interesante a cinco voces, el único de la partitura, en el que se evoca la Ascensión. Luego el
aria: "¿Por qué las naciones...?", en que la voz del bajo se eleva por enci­ma del ritmo musical quejándose de la indiferencia y de la soberbia del hom­bre que ha violado la ley del Señor: "Los Reyes de la tierra se insubordi­nan pretendiendo enjuiciar a Dios y a su Elegido". Y culmina esta 2a parte, para que luego digan que nunca segun­das partes fueron buenas, en un climax sublimo con el "Aleluya". La primera vez que se interpretó "El Mesías" en Londres, al llegar este coro el rey Jorge II se levantó (quien sabe si para ir al servicio). Los oyentes hicieron entonces lo mismo que su soberano, y desde entonces es costumbre en Lon­dres escuchar la interpretación de esta página de pie. Los ingleses, ya se sabe...
La 3ª y última parte de "El Mesías" está dedicada a meditar sobre la grandeza del Salvador, cuya misión gloriosa
se ensalza. El aria de la soprano: "sé que mi Redentor vivo" comunica su men­saje en tono jubiloso, sencillo y elocuente a la voz, con un acompañamiento musical adecuadísimo. De verdad que este aria merece la pena: "Yo sé que mi Redentor vive y que estará en el último día sobre la tierra".
Sigue un coro maravilloso con el que Haendel "se queda" con los oyentes, juega con la música y el texto, compenetrándolos totalmente. En las frases en las que se menciona la muerte el coro canta "a capella" y en tono sombrío, mientras que cuando se habla de la resurrección o de la vida lo habla animada­mente con la orquesta en pleno acompa­ñando, Acaba "El Masías" con el "Amen". Es un coro fugado al comienzo en el que entran sucesivamente las 4 voces: bajos, tenores, contraltos y sopranos. Con ello Haendel pretende llegar a la apoteosis final poco a poco, Deja unos intervalos orquestales calmados antes de que entre el coro con toda su fuerza mientras los trompetistas "soplan" a pleno pulmón.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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