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Huellas N.06, Junio 1994

PORTADA

Un mundo en movimiento

Luigi Amicone

Presencia. He aquí un mapa muy aproximado de la presencia de Comunión y Liberación en los cinco continentes

«La misión es tu posición ante el mundo. Porque es una posición del corazón y no un exotismo o un espacio geo­gráfico que rellenar». Palabra de Giancarlo Cesana. El movimiento tiene hoy sólidas raíces en todos los continentes. Los inicios han estado determinados, casi siempre, por cir­cunstancias muy diferentes y sin embargo por un dinamismo idéntico: la fe en Cristo en la fidelidad al carisma.
El inicio de la comunidad españo­la, por ejemplo, se produjo en circunstancias ciertamente singulares. En la mitad de los años setenta, todas las mañanas, a las siete en punto, en los pasillos alquilados al Pime y transformados en la sede de Comunión y Liberación, me rodeaba un hombre de la limpieza con acento extranjero, un joven asturiano que estaba comprometido en la lucha antifranquista en las filas del anarco­sindicalismo. Había ido por algún tiempo a Italia, aceptando aquella humilde ocupación, porque deseaba conocer de cerca ese movimiento del que, con gran estima, hablaba un querido amigo suyo editor, José Miguel Oriol. A su vuelta a España, los dos decidieron iniciar la expe­riencia del movimiento. Crearon la editorial Encuentro y conocieron a otras personas, interesadas como ellos en aquella experiencia. Se unieron. Así, de la unión entre Comunión y Liberación y del grupo que se había formado en torno a la Asociación Nueva Tierra tomó empuje el movimiento y se multiplicó la presencia en las escuelas, en la universidad madrileña y en varias ciudades de España.
En Europa, el movimiento está un poco por todas partes, tanto en el Oeste como en el Este: es imposible dar cuenta de toda la riqueza de rea­lidades que van floreciendo desde Irlanda a Alemania, desde Portugal a Francia, en Bélgica, Holanda, Gran Bretaña y, más recientemente, inclu­so en los Países Escandinavos. En la Europa del Este las primeras comu­nidades han surgido en Polonia, don­de, desde hace decenios, centenares de jóvenes italianos de Cl participan en la peregrinación al santuario mariano de Czestochowa.
En la Europa Oriental -desde los años sesenta han nacido contactos y amistades entre personas del movi­miento y exponentes de la disidencia a los regímenes comunistas de la época- presencias del movimiento se van consolidando en Hungría, Bohe­mia, Eslovaquia, Bulgaria, Lituania y Rusia, gracias también a la aporta­ción de los amigos de Rusia Cristia­na. Espectacular es el florecimiento que han conocido las comunidades en Rumanía. Y esto ha sido posible también porque, en los últimos años, después de la caída de Ceausescu y por iniciativa de la asociación Fami­lias para la Acogida, centenares de jóvenes y adolescentes rumanos han podido conocer de cerca la experien­cia de Cl a través de vacaciones esti­vales en Italia, hospedados por fami­lias del movimiento.
En América latina el primer núcleo del movimiento surge con don Pigi Bernareggi y un grupo de bachilleres que, al principio de los años sesenta, se establece en la fave­las de Belo Horizonte. Durante más de diez años, esa presencia resiste bajo las cenizas de la Teología de la liberación y se refuerza con la llega­da a la archidiócesis carioca del padre Vando Valentini y de don Giancarlo Petrini. Después el movi­miento se extiende con la llegada a Rio de Janeiro de don Filippo Santo­ro, del padre Virgilio Resi a Belo Horizonte y de Massimo Cenci y Giuliano Frigeni, misioneros del Pime, a Manaus. En todas las gran­des metrópolis brasileñas florecen numerosas comunidades que reali­zan obras, escuelas, centros de for­mación, pequeñas empresas, una red de centros culturales denominados Casa Cultura y Fe y, gracias tam­bién a las intervenciones del Avsi cuya presencia en Brasil se remonta a 1971, reconstrucciones de las fave­las.
Y precisamente en las iniciativas a favor de los que viven en las favelas emerge la genialidad también social y civil de la presencia del movimiento. Lo demuestra el recien­te y gran proyecto de los gobiernos italiano y brasileño para la recons­trucción de las favelas de Belo Hori­zonte. Dicho proyecto ha sido reco­nocido, en un estudio de expertos de la ONU, como el más innovador, desde el punto de vista metodológico, de todo el continente sudameri­cano. Han sido construidas escuelas, asilos, centros deportivos, hospitales y la propiedad legal ha sido concedi­da a los habitantes. Una intervención análoga ha sido llevada a cabo en Manaus con una escuela agrícola donde los indios de la selva amazó­nica acceden a cursos de técnicas agrícolas compatibles con la selva, con la protección de la población y de la naturaleza amazónica. Mien­tras, los primeros sacerdotes amazónicos después de 500 años han sido ordenados en el seminario dirigido por Massimo Cenci.
«La evangelización en Brasil cuenta ya con cinco siglos de antigüedad», explican los amigos cario­cas, «pero es como estar con la Televisión en la Europa del siglo XVI. Es decir, que los modelos culturales son católicos en la superfi­cie, pero en el fondo domina el paganismo. La Teología de la libe­ración ha intentado resolver los problemas sobre la base de la lucha social, con el resultado de haber sido enterrada bajo esquemas ideo­lógicos. Para nosotros se trata de recuperar las sendas del camino recorrido en los siglos de las órde­nes religiosas, el camino de la pre­sencia y de la educación en lo coti­diano, de la construcción de comu­nidades y de la fidelidad a ellas, aunque sean pequeñas, como factor de cambio religioso y civil».
Pero han crecido comunidades y obras en el resto de América latina a través de la iniciativa libre y creativa de personas que han partido con el deseo de dar razón de la propia esperanza, utilizando la ocasión concreta de un trabajo o de una acción de voluntariado. Como en Paraguay, donde Giovanna Tagliabue se ha establecido para contribuir en la rea­lización de un proyecto hospitalario en el ámbito de una acción de coo­peración internacional. Aquí el movimiento ha nacido en Asunción y en Villarica, en torno a la reciente Universidad de Informática.
Personas y no abstractos proyec­tos de "colonización" ideológica están en la base del nacimiento de comunidades de Cl en Colombia (primero en Medellín, en el corazón del mercado de la droga, con el sacerdote milanés don Carlo D'Imporzano y ahora también en Bogotá), Chile (sobre todo en algu­nas escuelas de Santiago), en Argentina (en casi todas las Univer­sidades) y en Perú, el país que conoce la peores favelas de América latina y la más salvaje invasión de las sectas financiadas por las fundaciones americanas con el fin de destruir las raíces católicas de la socie­dad. Gracias al encuen­tro con el padre Leuri­dan, profesor dominico en la Universidad de Lima, las comunidades del movimiento están hoy presentes en la universidad y en las favelas de Lima y Are­quipa.
Presencias, aunque incipientes, en Uru­guay, Bolivia, Vene­zuela y en América central (Panamá, Cuba, Ecuador).
La experiencia del movimiento está ya definitivamente enrai­zada en Méjico, reque­rida expresamente por los Obispos y presente en Ciudad de Méjico, Campeche, Oaxaca; en los Estados Unidos (cfr LC nº 5 1994) y en Canadá con el literato, especializado en Dante, John Zuc­chi y el vietnamita Le Van Mao, este último protagonista, desde hace veinte años, de una extraordinaria obra de solidaridad a favor de los boat-people vietnamitas.
En Africa la experiencia del movimiento ha sido facilitada por el encuentro, en Uganda, con el padre comboniano Tiboni, en torno al cual han nacido acciones de presencia y cooperación en Kiringye, Hoima y Kampala, así como acciones sanita­rias. El Meeting Point, la obra a favor de los enfermos del sida, ha crecido entorno a Rose y es el ejem­plo de un testimonio valiente en una situación dominada por luchas triba­les, por la invasión musulmana por el norte, por la pobreza y por la devastadora realidad de un tercio de la población seropositiva o ya enfer­ma de sida. El movimiento está además presente en Kenia ( con un pro­yecto de escuela-trabajo nacido en colaboración con el Arzobispo de Nairobi) y en Nigeria, en la diócesis de Lagos.
En el Medio Oriente el movi­miento está presente en Israel: en Jerusalén y, ahora, con una casa de los Memores Domini en Nazareth, donde se está trabajando en un pro­yecto hospitalario en colaboración con los Fatebenefratelli, en Egipto y en el Líbano, y, recientemente, tam­bién en Túnez, gracias al cuidado de don Ciccio Ventorino.
Desde Suiza (sobre todo con escuelas y centros sociales en Tici­nese) a Japón, donde por iniciativa de Angela Uchida y de su marido Yochiro ha surgido una pequeña comunidad en Hiroshima y se ha profundizado la amistad con los monjes budistas del monte Koya, el movimiento ha sembrado experien­cias en todo el mundo. Es el sentido de la obra de personas como el padre Bernardo que del Líbano ha sido invitado a Hong Kong y que ha dejado los primeros signos de una presencia de Cl hasta en la extrema y oriental Taiwan.
«A medida que vamos maduran­do... » crece nuestra gran aventura en el mundo. De laicos, es decir, cris­tianos. Lo que comprende a tantos sacerdotes cuya vocación misionera en el movimiento encuentra hoy un punto de referencia más apremiante (y específicamente orientado a la misión internacional) en la Fraterni­dad de San Carlos Borromeo, que tiene su punto de irradiación en el seminario de Roma regido por don Massimo Camisasca.

«Nosotros creemos en Cristo, muerto y resucitado, en Cristo presente aquí y ahora que es el único que puede cambiar y cambia, transfigurándolos, el hombre y al mundo»
(Juan Pablo II, discurso por el treinta aniversario de Comunión y Liberación, Roma, 29 de Septiembre 1984)

«"Id por todo el mundo" (Mt 28,19) es lo que Cristo dijo a sus discípulos. Y yo os repito a vosotros: Id por todo el mundo a llevar la verdad, la belleza y la paz, que se encuentran en Cristo Redentor: ésta es la consigna que hoy os doy»
(Juan Pablo II, discurso por el treinta aniversario de Comunión y Liberación, Roma, 29 de Septiembre 1984)

«Os decimo gracias también por los testimonios valientes, fieles, firmes, que habéis dado en este período un poco turbado por ciertas incomprensiones de las que estáis rodeados. Estad contentos, sed fieles, sed fuertes y estad alegres y llevad a vuestro entorno el testimonio de que la vida cristiana es bella, es fuerte, es serena, es capaz de verdad de transformar la sociedad en la que se inserta»
(Pablo VI, A los miembros de la comunidad florentina de Comunión y Liberación, 28 diciembre 1977)

«La fe es una obediencia de corazón a aquella forma de enseñanza, a la que hemos sido confiados»
(Joseph Ratzinger, Presentación del nuevo Catecismo, L'Osservatore Romano, 20 Enero 1993)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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