«También este año os esperábamos»
Durante la peregrinación a Polonia de este verano he experimentado la belleza del vivir cada instante, cada gesto, con la conciencia de que el significado de todo es otro. Mientras caminábamos rezando, cantando o estando en silencio, o mientras montábamos las tiendas y preparábamos la comida, era vidente la razón que nos movía: deseábamos confiar totalmente nuestra vida a la Virgen, ofreciéndole el cansancio, las preocupaciones, los deseos y pidiendo su maternal protección. Al llegar a Czestocowa nos sorprendió y conmovió la paternidad y la estima con la que fuimos acogidos por el obispo de Cracovia, el cardenal Franciszek Macharski, que vino a nuestro encuentro y nos dijo «Os esperábamos también este año. Vosotros sois un signo, un testimonio para nuestra diócesis, un acontecimiento para todos nosotros». Y añadió. «Habéis tenido la gracia de encontrar a monseñor Giussani: escuchadlo y seguidlo siempre, yo leo siempre todos sus libros; las separatas de Litterae son para mí muy preciadas y las conservo todas». Es impresionante darse cuenta de cómo, allí donde vamos, llevamos algo más grande que nosotros: es la certeza del valor de nuestra experiencia dentro de la vida de la Iglesia.
Semira, Milán
Ejercicios japoneses
Cuando se pasea uno por las calles invadidas por un tráfico sorprendentemente organizado y atento a las bicicletas que se desplazan silenciosamente a lo largo de las aceras o cuando se viaja en los veloces y siempre puntuales trenes, uno no puede evitar rendirse a una evidencia aplastante: los japoneses son muchísimos, por todos lados. En efecto, los habitantes de esta tierra fascinante y enigmática son ciento veintitrés millones. Hombres y mujeres que han creado, tras la guerra, una de las sociedades más avanzadas desde el punto de vista de las innovaciones tecnológicas y de los servicios sociales y en la que conviven, no exentas de dramáticas contradicciones, antiguas tradiciones religiosas y culturales y las mayores provocaciones, libres de prejuicios, del capitalismo contemporáneo.
Un mundo que ha encontrado el Acontecimiento cristiano en el siglo XVI, gracias a Francisco Javier y que aún hoy en día asiste a la presencia de la Iglesia, purificada y reforzada por la experiencia de los mártires de Nagasaki. Una pequeña grey de poco más de cuatrocientos mil católicos repartidos por las dieciséis diócesis que ocupan todo el territorio del país. En el seno de la Iglesia japonesa vive la pequeña y vivaz comunidad del movimiento. Este año también se ha reunido con motivo de los ejercicios espirituales, que tuvieron lugar en Hiroshima el pasado mes de septiembre: había adultos, universitarios y algunos bachilleres. La comunidad nació hace casi veinte años y está presente en varias ciudades. Una comunidad que durante los ejercicios ha mostrado el deseo de profundizar en la propia pertenencia al movimiento, que es reconocido como «el afecto que principalmente» está sosteniendo su vida y en el que encuentran su mayor satisfacción. La tradición japonesa cultural y religiosa se ha elaborado a lo largo del tiempo lejos del cristianismo y esta extrañeza es evidente tanto en la forma que ha asumido la compañía social como, de modo aún más dramático, en los rostros de los individuos. Digo "individuos" porque, realmente, sólo el encuentro con Jesucristo permite el milagro para el hombre de convertirse en "persona", criatura consciente del propio origen y del propio destino. La alternativa es trágicamente simple: la abolición del hombre, reducido a un engranaje del sistema social y productivo y burdamente entregado a la industria de la diversión. El rostro del hombre de la calle en Japón es una prueba elocuente de ello. Por ello hemos de ver con estupor y agradecimiento la presencia de nuestros amigos en ese país. El florecimiento de su testimonio es ya signo e instrumento de felicidad posible para todos los japoneses.
Don Ambrogio, Milán
«Ya no hay ni judío ni griego...»
Este año, nosotros, que hacemos la caritativa con los enfermos de Sida en el hospital Amadeo de Saboya de Turín, hemos sido testigos de un nuevo milagro de la fe. Desde hace algunos meses, nos habíamos hecho cargo de Patricia, ex-prostituta nigeriana. Al principio, la relación con ella era muy difícil. Decía que no sabía el italiano, que no quería ser ayudada ni alimentada porque no le gustaba la comida italiana, y soñaba con su «africa soup». Parecía imposible entrar en relación con esta mujer negra que pesaba 36 kilos. Después de dos meses de compañía silenciosa pero constante, Patricia «se traicionó» demostrando su buen dominio del italiano que mantenía escondido. Desde entonces empezó a abrirse poco a poco. Nos habló del hijo, Alejandro, de 13 meses, ingresado en el hospital infantil de Turín a causa del Sida, de su dolor de madre, de su fe católica. Algunos meses más tarde, Rosa, otra nigeriana, también fue ingresada en la misma sección. Le pedimos a Patricia (a la que, entretanto, le había empezado a gustar la cocina italiana de «casa Mignoni») y había recuperado 8 kilos) que le hiciese compañía a esta nueva y desorientada chica. En el silencio de la obediencia, Patricia inició esta nueva compañía. Patricia y Rosa pertenece a dos etnias diferentes. Patricia es de la "nueva Nigeria", mientras que Rosa es "bini". En Nigeria, existe desde siempre un conflicto entre las dos etnias. De hecho, la última tentativa de golpe de Estado y algunos atentados son la expresión del agravamiento de esta división étnica. El hecho de que Patricia haya ayudado a Rosa a compartir el dolor, anulando, es más, ofreciendo odios étnicos milenarios, es el signo pequeño y discreto, pero explosivo, de la grandeza del Acontecimiento cristiano que nuestra compañía es capaz de hacer presente en todos los ambientes.
Giorgio y Anna, de la «Associazione Hospitale», Turín
Cita en Madrid
Durante los días 11, 12 y 13 del pasado noviembre, unos setecientos trabajadores de toda España se dieron cita en Madrid con motivo de los Ejercicios Espirituales. Una presencia que ya se ha hecho imponente llenando el salón de actos de la Fundación Pablo VI. Una figura imponente plasmada por una espera sensible, una orden, una belleza constante y vigorosa del canto, un anuncio evidente y una chispa de humor.
Julián Carrón desarrolló en tres charlas este recorrido: desde el nihilismo y el escepticismo de la mentalidad dominante al momento en el que el nihilismo comenzó ha ser derrotado, hasta llegar a la contemporaneidad de este mismo acontecimiento.
«El escepticismo comenzó ha ser derrotado en la historia de los hombre una tarde a las cuatro cuando dos hombres se encontraron a Uno que despertó su humanidad y provocó su libertad como nadie lo había hecho hasta entonces. "Y se quedaron con Él todo el día"». Juan y Andrés comenzaron como nosotros un camino que tiene como compañía la misericordia. Hay una meta cierta y un camino seguro.
Nuevo maquillaje
Soy esthéticienne y tengo un centro de belleza. Hasta hace poco creía que mi trabajo era banal. Lo hacía sin gusto pensando que no servía para nada, que no ayudaba a nadie y que no tenía ningún valor. A lo largo del tiempo transcurrido con los amigos del CL, esta idea ha cambiado radicalmente. Después de dejar este trabajo casi despreciándolo durante un tiempo, por varias razones volví a trabajar. Un día que estaba haciendo un maquillaje, se me ocurrió ofrecer este gesto a Cristo, y este acto tan sencillo me hizo comprender que el valor del trabajo no radica en la grandeza con la cual se lo considera, sino únicamente en hacerlo por Otro. Mi trabajo no ha cambiado, continúa siendo «superficial», pero sé que hay algo que lo salva y lo hace verdaderamente útil: ofrecérselo a Cristo.
Verónica, Campeche
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