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Huellas N.09, Octubre 2020

PRIMER PLANO

Desde el fin del mundo

Caferino Reato

Contenidos y forma de esta special edition vistos por un invitado en su primera vez. Habla el periodista argentino Ceferino Reato, que participó junto a varios colegas de otros países. «Eventos de este tipo valen de verdad si se sobreponen a coyunturas inadecuadas»

Participar del Meeting de Rímini este año fue una experiencia única en varios sentidos. Estoy muy agradecido a Fernando Giles, responsable de CL en Argentina, por la invitación. Por lo general, evito utilizar internet para averiguar en detalle quiénes son las personas que debo conocer —por ejemplo, un entrevistado—porque confío mucho en la sensación que me producen a primera vista, en el primer encuentro. Pero, en este caso, se trataba de un panel de personas de distintos lugares del mundo, con un moderador y un comentarista. Sabía algo sobre Enrico Letta por su trayectoria política, en especial como joven y brillante primer ministro de Italia. Y me sonaba el nombre de Bernhard Scholz por algunos comentarios hechos por un conocido que, sin pertenecer a CL, participó de otras ediciones del Meeting y quedó muy contento.
Cuando me enteré de las trayectorias de mis colegas, Scholz y Letta, me entró la duda sobre si estaría a la altura del evento. Así que opté por una intervención que partiera de lo que me pasó a mí en la pandemia para llegar a algún tipo de conclusión más bien global. Un enfoque nada original; creo que es lo que todos hemos experimentado, de una manera u otra. Es que esta peste inesperada nos interroga fuertemente sobre el sentido de la vida, de nuestra vida y de la vida de quienes nos interesan.
Es cierto que a esta parte del mundo la pandemia llegó con retraso, pero les puedo asegurar que nosotros, en Argentina, estamos viviéndola intensamente desde hace muchos meses, cuando nos enteramos de lo que ocurría en la Europa latina, en especial en Italia y España, que es de donde proviene la mayoría de nuestros antepasados.
En mi caso, me conmovieron especialmente las noticias sobre Bérgamo, una ciudad de tanto progreso. Todavía se me eriza la piel cuando recuerdo la lectura en la web del Corriere della Sera del testimonio de una persona diciendo que, para su generación, esta pandemia sería recordada como los italianos de otros tiempos hacían con relación a la Primera o la Segunda Guerra Mundial.

Se trata de un momento dramático que nos enfrenta a ese vacío del que habla Julián Carrón y también a la valorización de nuestras vidas y de muchos elementos que nos rodean, la mayoría de los cuales no dependen tanto de nosotros como nos parece. Y que, al mismo tiempo, casi que nos obliga a preguntarnos cómo estarán viviendo la pandemia otras personas; en nuestro país y en otros países, en especial los que debieron enfrentarse al Covid al inicio.
El Meeting me obligó a ordenar estas reflexiones, incluso en un orden cronológico porque lo que pensaba en las primeras semanas de la pandemia fue cambiando y no es lo mismo que pienso ahora. Y también para elaborar conclusiones con algún alcance global referidas a preocupaciones que gracias al Meeting descubrí comunes como, por ejemplo, el peligro de que la pérdida de ingresos de tanta gente alimente a fuerzas políticas contrarias a la democracia, autoritarios, racistas, xenófobos.
Eso en cuanto a lo que dije yo. Pero más enriquecedor fue para mí lo que dijeron mis colegas y los aportes tanto de Bernhard como de Enrico. Me gustó especialmente el relato de la colega francesa, Christine Ockrent, sobre cómo fue evolucionando la opinión pública de su país con relación a los contagios y muertes en Italia, y el comentario de Letta sobre cómo la pandemia fue despertando en Europa un sentimiento solidario, que se tradujo en el paquete de ayudas aprobado por la Unión Europa, que beneficia a cada país según sus necesidades. Cómo una peste inesperada fue forzando una respuesta de la Unión Europea que la deja más fortalecida de lo que estaba a principios de año.
Me alegro de eso. En especial porque la solidaridad es un valor que trasciende las fronteras. O al menos confío yo en que sea así y que, concretamente, también se derrame en el tratamiento parlamentario en cada país del acuerdo económico entre la Unión Europea y el Mercosur. Que en el fin del mundo —la imagen tan feliz del papa Francisco en sus primeras palabras como tal— necesitamos mucho de vuestra solidaridad.
Hace muchos años que escucho hablar del Meeting de Rímini a muchas personas; la mayoría no pertenece a CL y todos tienen un registro parecido: ninguno considera que participó de un evento religioso en un sentido estricto. Una de esas personas me dijo, satisfecha: «Nunca tuve que ir a misa». Y eso me parece muy bien dado que es un diálogo entre gente diversa, que valora elementos como la libertad, la tolerancia, la reflexión, la democracia.
En ese sentido, me gustó mucho la agenda del encuentro 2020. Por la variación, porque mezclaba temas filosóficos, económicos, sociales y políticos con eventos culturales. También por la unidad que me pareció ver en esa agenda, que giró alrededor de la pandemia y sus desafíos.

En ese sentido, me pareció muy valiente realizar igual el encuentro, a pesar de la pandemia: habría sido una gran pérdida suspenderlo hasta condiciones más propicias porque los eventos de este tipo, que tienen un lugar tan importante en la vida de tantas personas, valen de verdad si se sobreponen a coyunturas inadecuadas. Además, como sucede en otras actividades, entiendo que el conocimiento adquirido gracias a esta apertura forzada a las aplicaciones que permiten conexiones remotas será de mucha ayuda en los Meeting futuros para hacerlos cada vez más globales e interactivos.
Otra cosa que me pareció muy valiosa es ese aroma a modernidad derivado de la agenda en sí pero también del marco escenográfico del evento, desde los colores utilizados hasta la calidad técnica de las transmisiones. Contenido y forma para transmitir un mensaje que fortalezca el diálogo entre los pueblos.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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