Centro de Estudios y Solidaridad con América Latina. Un nombre largo que esconde una realidad que hace seis años pusimos en marcha un grupo de amigos de Madrid, sin saber donde nos llevaría aquella aventura.
Hoy sabemos algo más, pero es sólo el comienzo. Un ejemplo: Perú. Con la ayuda de unas religiosas y varios trabajadores de CL hemos construido en la desértica periferia de Arequipa -segunda ciudad del país- un colegio, granjas, comedores populares, talleres de confección, una residencia para jóvenes. Otro tanto se ha realizado en Lima, y durante este año se emprenderán varios proyectos en la deprimida y superpoblada Lima: apoyo al crecimiento de pequeñas empresas, una fábrica de pan, un centro de formación profesional...
Desde el CESAL hemos tratado de mantener una actitud abierta a la colaboración con todos aquellos que salieran a nuestro encuentro en el camino. De esta colaboración surgió la idea de crear una fábrica de calzado a pocos kilómetros de Santiago de Chile. El resultado: 40 nuevos puestos de trabajo, y la puesta en marcha de una empresa dinámica y con futuro.
Desde hace tres años estamos trabajando también en el norte de Honduras. Allí varios cientos de campesinos cuentan ya con un moderno horno para el secado de arroz que les permitirá salir de la telaraña de los grandes especuladores de la zona. Cerca de la frontera con Guatemala, a pocos kilómetros de las imponentes ruinas mayas de Copán, el sueño de un grupo de campesinos verdaderamente pobres está ya comenzando a ser realidad: un centro de mecanización agrícola.
El trabajo y las posibilidades de crecimiento no cesan.
En los próximos meses comenzaremos un proyecto para ampliar la presencia sanitaria de la Clínica Salus en una favela de Belo Horizonte. Este año incluso hemos dado el salto a África y, en colaboración con amigos ugandeses e italianos del AVSI, estamos iniciando en este momento un proyecto de apoyo a jóvenes huérfanos de víctimas del SIDA en Kampala.
Son datos telegráficos, pero que muestran cómo el CESAL lentamente se ha ido consolidando en el panorama complejo y difícil de las organizaciones españolas de cooperación.
Mientras tanto el CESAL ha ido extendiendo su presencia en varias regiones españolas -ya existen sedes en Andalucía, el País Vasco y Navarra- y no hemos cesado de realizar un trabajo cultural sin pretensiones pero constante: tres encuentros con algunos de los más destacados conocedores de la realidad latinoamericana de uno y otro lado del océano, varias exposiciones de fotografía -la última sobre el Barroco Iberoamericano, en el Meeting de Rímini-, conciertos y tertulias.
La verdad es que durante estos años ha crecido entre nosotros un realismo cada vez mayor, a medida que el trabajo cotidiano del CESAL nos ha ido obligando a abandonar cualquier proyecto abstracto. En este sentido, la primera seriedad para con lo que estamos construyendo ha sido la preocupación por dotar a esta iniciativa de una dignidad civil. No bellas ideas sino una iniciativa sólida y, en la medida de lo posible, eficaz.
Realismo, en segundo lugar, en el método de trabajo en los países donde estamos desarrollando proyectos. En un ámbito donde se teoriza tanto sobre «factores de desarrollo», «Norte y Sur», «dinámicas y tendencias», nosotros estamos verificando día a día que sólo una compañía humana distinta genera un verdadero desarrollo. Que sólo una presencia excepcional aquí en España y en el último rincón del mundo, nos salva de la trágica constatación: «nada nuevo bajo el sol». Precisamente por esto, en los próximos años, ligados a los proyectos que realicemos, irán a América Latina amigos que puedan hacer verificable esto. La aventura continúa.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón