Va al contenido

Huellas N.03, Marzo 1994

SOCIEDAD

Nuestra responsabilidad

Marco Biscella

La asamblea nacional de la Compañía de las obras presenta un documento sobre las principales cuestiones sociales y económicas de Italia

«La Compañía de las obras, a partir de las personas en acción, ha desarrollado experiencias y juicios que no quieren ser modelo abstracto, ni el intento de perseguir "terceras vías" fantasmas de desarrollo económico. A nosotros nos interesa valorar un recurso, la persona en acción, que hoy se encuentra infravalorada, y favorecer las condiciones para que esto sea posible». Marco Martini, director de la Escuela de Estadística de la Universidad de Milán y el presidente de la Cdo, Giorgio Vittadini, han seña­lado cuatro puntos esenciales sobre los que llamar a políti­cos, economistas y grupos sociales a un parangón. Un documento presen­tado en la Asamblea Nacional de la CdO, el 12 de febrero en Milán. Es el propio Marti­ni quien nos expli­ca las motivaciones y contenidos del mismo.

¿Cuáles son las condiciones esen­ciales que favorecen el empleo?
Las condiciones para ayudar al empleo es el desarrollo. El secreto del desarrollo, después, está en el recurso humano. ¿Cómo desarrollarlo de modo que se convierta en constructivo para la sociedad? Favoreciendo inversiones a largo plazo a favor de la formación y creando redes -financieras, informativas y materiales- que permitan a las perso­nas intercambiar información y recoger financiaciones.

Mientras tanto, sin embargo, hay que afrontar un desempleo galopante. ¿Cómo intervenir?
Hoy las personas se encuentran con que tienen que vivir en un con­texto de crisis estructural y de rees­tructuraciones pro­fundas que afectan sobre todo a los individuos de cua­lificación media­-baja y edad media-­alta. Para ellos las posibilidades de volver a emplearse están ligadas a dos realidades: peque­ñas y medianas empresas y trabajo autónomo. Estan­do, sin embargo, este último obsta­culizado por las barreras de acceso, dado que licencias y autorizaciones para comenzar cualquier actividad económica, suponen altos costes y penalizan sobre todo el empleo juve­nil y la inversión la Italia meridional.

Hoy se habla mucho de flexibi­lidad. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?
Es necesario realizar una sacrosanta exigencia de flexibilidad del tra­bajo y, al mismo tiempo, asegurar una continuidad del recorrido labo­ral: hoy una persona debe adaptarse a cambiar a menudo de trabajo, pero su recorrido debe suponer una acu­mulación de experiencias y de rela­ciones. Estas deben ser sostenidas a través de instrumentos nuevos: informativos ( con datos ad hoc en el momento justo), formativos y relati­vos a la protección social. Nosotros auspiciamos una solidaridad dinámi­ca.

Estamos en el segundo punto: la solidaridad eficiente. ¿Cómo realizarla?
Los servicios dirigidos a las per­sonas (escuela, salud, asistencia) hoy no funcionan porque se infravalora el recurso humano y su capacidad de controlar, dirigir y elegir. Una capa­cidad que hay que sostener dando a las personas un poder adquisitivo, entendido no sólo como mercado, sino también como «bonos». En segundo lugar, es necesario respon­sabilizar a los trabajadores que reali­zan los servicios. Tercero: es necesa­rio crear un mercado competitivo, que no es el de la lucha de todos contra todos. Nosotros decimos que el Estado debe fijar pesos, medidas y reglas que hagan posible una compe­tencia leal. El mercado no es la ban­dera de los liberalistas y del capita­lismo omnívoro. El mercado es la solidaridad de los consumidores.

El tercer punto habla de valora­ción de las instituciones nonprofit.
Esta es la idea cumbre de la Cdo: favorecer iniciativas que creen un beneficio que pueda ser utilizado para objetivos sociales. En Italia se ha confundido el non profit con las cooperativas y el voluntariado, mar­ginando y haciendo económicamen­te insignificante uno de las tres recursos vitales de nuestro país.
Nosotros, de hecho, tenemos la tasa más alta de iniciativas non pro­fit, de ahorro y de emprendimiento. Es absurdo no valorar estas tres pri­macías. Esto significa, por ejemplo, incentivar a aquellos ciudadanos que dirigen sus ahorros y sus inversiones en favor de iniciativas sociales.
Que, desde su punto de vista, no deben ser tratadas como empresas profit. En lugar de pedir una distri­bución indiscriminada de fondos, pedimos mayor disminución de impuestos para quienes destinan dinero a iniciativas de solidaridad.

Y aquí llegamos al último punto: el fisco. ¿ Cómo se puede «gas­tar menos para gastar mejor»?
El problema italiano es el de un fisco cada vez más inicuo y rapaz porque está obligado a ir detrás del gasto público constantemente fuera de control.
La presión fiscal ha alcanzado el 42%. En realidad en nuestro país el 80% de los contribuyentes se ve gra­vado con más del 50% de la renta, frente a un 20% de economía sumer­gida que prácticamente no declara a Hacienda. El gravamen fiscal es una especie de cáncer que sólo alimenta al partido del gasto público. Y, para­dójicamente, con nuestros impuestos no es la eficacia la que crece, sino la burocracia y la ineficacia. En la sociedad hay grandes energías. En Estados Unidos servicios como la enseñanza, la asistencia y la sanidad son gestionados por fundaciones que no están gravadas por inversiones en sociales para los servicios que pue­den gestionar autónomamente. Esta­mos hablando de lo que la doctrina social católica llama «principio de subsidiariedad». Esperamos -y las experiencias que tenemos al respecto lo confirman- que los servicios sociales gestionados por los directa­mente interesados sean más eficaces, más económicos. También serán más humanos, característica ésta que es prácticamente imposible de encontrar en cualquier estructura de servicios sociales organizada de modo estatalista y burocrático.

¿Cómo utilizaréis vuestras reflexiones?
Nos gustaría que alguien las con­virtiera en propuesta política, en la dirección de «Más sociedad, menos Estado». Estamos interesados en dialogar y en colaborar con todos.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página