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Huellas N.03, Marzo 1994

BREVES

Cartas

Verdaderamente ha sido un tiempo de gracia
Mi hermano Oscar, 34 años, descubrió hace casi dos años que tenía un tumor cerebral. Y esa fue la circunstancia concreta por la que empezó a cambiar. Hasta hace dos meses, superadas dos operaciones, pudo compaginar enfermedad y vida profesional, pero el primer aviso de muerte supuso para él un cambio radical. Descubrió la mano de Dios junto a él, reclamándole a buscar un significado para su vida. Y en ese momento fue decisivo el encuentro con Bernabé, sacerdote amigo nuestro. Y con una impresionante humildad se reconoció débil y en manos de Otro y comenzó a pedirnos ayuda para no retroceder en el camino comenzado. Un camino que iniciaron juntos él y su mujer, Mercedes. A partir de ahí todo fueron pasos. Sin dejar ni un solo momento, hasta el final, de luchar con su enfermedad, fue creciendo en la certeza de saberse dependiente de Otro. Y su vida, cada vez menos útil a los ojos del mundo, empezó a influir en todos los que estábamos a su alrededor, sorprendidos por esa combinación de coraje y de humildad.
Ha sido impresionante descubrir la verdad de las palabras del salmo: «Tu gracia vale más que la vida». Y me he sentido reclamada a vivir la vida con mucha más atención cuando él me comentaba, prácticamente ya sin poder moverse de la cama, que cada mañana daba gracias a Dios, por el día que empezaba, por permitirle estar vivo. Y quería vivir para recuperar el tiempo perdido, con una impresionante conciencia de pecado.
Impresionante también su docilidad, a prueba de todo. Después de superar una embolía pulmonar, que le tuvo ahogándose durante 10 minutos, me confesó que era la muerte más temida por él desde pequeño, pero que si Dios lo quería, él la aceptaba.
Los últimos días hubo momentos de cansancio, tanto que llegó a preguntarnos a toda la familia, uno por uno, y somos siete hermanos, si debía seguir luchando. Pero en realidad era incapaz de no hacerlos.
Y verle así, sufriendo con esa entereza y con esa humildad, fue la ocasión de despertar en mis hermanos las preguntas del corazón, las preguntas sobre el significado último de la vida y de todo aquello que nos ocurre. Y eso ha supuesto una posibilidad de encuentro verdadero entre nosotros. Y también ocasión para otros, que salían de su habitación tocados, removidos por dentro.
Su muerte nos ha conmovido a todos, padres, heramanos, familias, amigos. Pero todo el dolor que uno experimenta por la separación no es capaz de ocultar la certeza que crece en nosotros de que él ha ganado la carrera, que ya conoce la respuesta a todas nuestras preguntas, que es eternamente feliz.
Y es fácil entonces reconocer que Dios ha actuado en nuestras vida a través de un hecho doloroso como éste, que ha tocado nuestros corazones y los de todos los amigos que rezaron estos meses por él.
Bélen Maribona, Madrid

El carisma y la vocación
Por desgracia, este año no me ha sido posible renovar la suscripción a Tracce porque siendo un monje cisterciense no puedo disponer de dinero personal. En los años precedentes la suscripción me había sido regalada por amigos universitarios del Movimiento. Esta carta es para mí la ocasión de agradecer a estos amigos que humildemente, sin decir nada, me han permitido seguir la vida del Movimiento. Mi gratitud es para el Señor que me ha dado la gracia de conoceros y de encontraros. Con vosotros ha nacido mi vocación claustral viéndoos y estando en vuestra compañía he descubierto que valía la pena donar la vida al Señor viviendo de alabanza, de trabajo y de gozosa penitencia. Frente al Señor, uno no puede vanagloriarse de nada, ni siquiera de la propia decisión de seguirle porque, como dice el evangelio de san Juan: «No sois vosotros quienes me habéis elegido, sino yo quien os ha elegido».
Hermano Emmanuele, Francia
Tracce ya se ha ocupado de renovar la suscripción


Frases de marido
«...El hombre puede revelar una sutil resistencia ante el método misterioso, que es todo de Dios, de querer pasar a través de lo humano (¡mientras el hombre tiende a codificar como divino su pensar y su hacer!)». Mientras meditaba este párrafo de la Escuela de comunidad, se me ha hecho clara una frase que mi marido me repite a menudo: «No andes por las nubes». Me lo dice justamente por que yo vivo con frecuencia este límite: hacer coincidir mi destino con lo que de bello puedo fantasear para mi futuro, mientras que mi destino es algo misteriosamente más grande y que está en las manos de Dios. A nosotros sólo nos queda una tarea en cada circunstancia: estar pegados a esta compañía que nos guía al destino. El trabajo de Escuela de comunidad está operando algo sorprendente entre nosotros: conocernos más «profundamente» que en doce años de matrimonio.
Brígida, Gorgonzola

Dieciocho años de amistad
Llegué a Padua, al instituto «Configliacchi», para ciegos, en 1974. Al año siguiente conocí algunos amigos del Movimiento que venían a mi instituto a hacer la caritativa. Recuerdo entre ellos a Graziano, Gino, Franjo, Mario, Iles, Maria Pia, Sandra, Jacky, Franca, Vittoria, Fiore, Simone, Mary. Después de un tiempo de habernos conocido me preguntaron: «¿Pero tu, Emilio, eres cristiano?». Yo respondí que sí, que era cristiano, que había aprendido la fe de mi madre, mientras que mi padre, aún siendo una persona estupenda, era ateo. «¿Entonces, por qué no vienes con nosotros a algún encuentro?». Yo, rápidamente, acepté; luego fui de vacaciones a la montaña; ellos se preocupaban de todo para que no hubiese ningún problema. Y yo me preguntaba: «¿Qué hago yo, aquí, en medio de todos estos profesores, arquitectos, ingenieros?». Una vez yo expuse mi perplejidad: «¿Pero qué dices Emilio -me dijeron sin dejárme acabar de hablar- qué más da la profesión que uno tenga? Basta que recuerdes nuestros nombres: tu y yo somos hermanos en Cristo». Esto fue suficiente para sentirme realmente a gusto y continuar siguiendo a la compañía. Con el tiempo, sin embargo, sus deberes familiares, fueron haciéndose más gravosos y alguna vez conseguían con dificultad encontrar tiempo para venir a verme. Y así conocí, a través de ellos, a los universitarios: Marta, Tobia, Boris, Stefano y muchísimos otros. Con ellos, todos los años, voy a las vacaciones, a los Ejercicios de Rímini, en definitiva, a todo. Han pasado ya 18 años desde nuestro primer encuentro.
Emilio, Padua

En el acto
¿Cómo es posible aceptar la realidad sin olvidar nada? ¿Cómo se pueden amar todas las circustancias? ¿Quién puede responder al deseo de tu corazón y de quien vive a tu lado, que anhela su significado, su felicidad (palabra que hoy ya no se pronuncia)? ¿Qué puede vencer el miedo, las objeciones? Estas y muchas otras son las preguntas surgidas entre las 4500 personas que asistieron a los Ejercicios espirituales de los jóvenes trabajadores en Riva del Garda, del 11 al 13 de Marzo.
Preguntas, éstas, que exigen una respuesta hecha de carne y hueso, porque las palabras no pue­den satisfacer el deseo del que está constituido "el corazón y que les ha traído aquí. Y de hecho, la res­puesta es un Hombre, Jesús de Nazaret, cuya diver­sidad humana, cuya mirada sobre la realidad entera, tan distinta de la de los otros hombres, provoca una atracción que tan sólo pide ser seguida. El encuentro con este hombre que ha dicho «estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» ha cambiado las caras de los 4500 de Riva, que han llegado aquí a través de circunstancias diversas: invitados por cole­gas de trabajo, por vecinos,... No sabemos a dónde nos llevará este encuentro, pero una cosa es segura: después de sólo dos días de convivencia volvemos a casa llenos de deseo, de certeza y con una mirada positiva sobre la realidad. Existe un punto de llegada y existe el camino para alcanzarlo: esta misma compañía que sigue los pasos de la gran Presencia que la ha reunido. Por eso he pensado escribirnos estas líneas antes de salir de Riva para volver a casa.
Giovanna, Riva del Garda


El don de Michele
Os escribimos para contaros la experiencia de amor y de gracia que el Señor, a través de un misterioso y profundo dolor, está donando a lo largo de estos meses a nuestra familia. En diciembre ha nacido nuestro segundo hijo; la malformación que tenía le ha permitido permanecer entre nosotros poco menos de una hora. Sabíamos, ya desde hacía algún mes, que nuestro pequeño nacería para volver rápida­mente al Padre. Aparentemente las fatigas de los meses pasados y nuestro sufrimiento de hoy parecen inútiles. Y sin embargo hemos experimentado que no es así, aunque en los momentos de desaliento nuestro dolor todavía nos parezca estéril y vano. Se nos ha pedido acompañar a este hijo nuestro durante, un corto trecho porque la plenitud de su destino se ha cumplido rápidamente. A través de sus ojos abiertos por tan poco tiempo hemos visto la bondad misericordiosa y paterna de Dios. Y ahora Michele (así lo hemos lla­mado) nos está enseñando el sentido y el valor de la vida: pertenecer al Destino, que es bueno, cumpliendo los pasos que el Señor prepara todos los días para nosotros. Nuestro pequeño nos empuja a amar más la compañía de las personas que nos muestran este Des­tino y que en estos meses nos han sostenido contidia­na y humildemente en este camino. Nosotros estamos cambiando, lentamente y con fatiga, no porque sea­mos más coherentes o más generosos, sino porque dese­amos más caminar hacia el cumplimiento de nosotros mismos.
Elena y Walter, Gerenzano

Las formaciones y el autobús
Bossi a la derecha. Occhetto a la izquierda, el nuevo milagro italiano en el centro, y el que más tenga más ponga: las elecciones son una lucha sin excluir los golpes, entre partidos que reúnen personas con ideales y opiniones muy distintas. Esto en el telediario. En las dos horas cotidianas de autobús, sin embargo, la situación es muy diferente: parece que fuera del patinado mundo de la televisión la política casi no existe, o que esté arrinconada en las páginas de los periódicos. ¿Dónde han acabado todos los partidos? ¿Y todas esas opiniones encontradas? En la vida normal, en el «autobús», no existen estas cosas, sino sólo un plato único, una homologación enmascarada de «ideas políticas» de moda, ficciones. Y cuando se habla de política se hace fingiendo un compromiso: «Tener dieciocho años quiere decir que te firmas las justificaciones cuando faltas al colegio y que pones una cruz por casualidad cuando debes votar». Pero por desgracia, a menudo, no se cae en la cuenta que la política es sólo un pretexto, una inconsciente salida para aquel grito que ni siquiera la homologación citada por Pasolini puede sofocar: el yo.
Luca, Milán

Aire nuevo en la parroquia
Se respira un aire nuevo entre los jóvenes de la parroquia de Bacezza en Chiavari. La consciente disponibilidad del párroco ha hecho posible jugar la amistad y la fidelidad, vividas inicialmente entre algunos adultos de la Fraternidad, con los jóvenes de la parroquia en todos los momentos posibles de la vida comunitaria: la misa, el encuentro semanal, los ensayos del coro, la catequesis, los momentos de alegría y de fiesta vividos con los más jóvenes y con sus padres. Se ha creado entre nuestros jóvenes una familiaridad y un afecto que nos han hecho comprender que el cristianismo no es sobre todo un conjunto de leyes o verdades, sino una vida nueva, en la que más allá de las propias virtudes o defectos, se hace distinto el modo de acogerse, de tratarse. En realidad, el riesgo de los jóvenes es pasar la juventud sin descubrir los propios tesoros y sin encontrar a nadie que les ayude a buscar la respuesta a estos interrogantes que son la riqueza de la vida.
Gino y Pina, Chiavari

Libres en la universidad
La situación aquí en Cuba sigue siendo muy crítica y, lo que más impresiona inmediatamente, es el sufrimiento de tantas personas que experimentan la falta de alimentos, de medicinas y de servicios públicos elementales. Para la Iglesia el único espacio permitido es el del culto; todo lo que tiene que ver con una presencia pública, incluso en el campo asistencial, está prohibido. Ultimamente cuatro nuevos amigos han recibido el Bautismo. Para ellos, el encuentro con la joven comunidad de CL ha coincidido con el primer encuentro con el cristianismo. El momento fundamental sigue siendo la Escuela de Comunidad que se hace todos los domingos y que está pensada como un día de convivencia. Para llegar al lugar del encuentro (que es la sede de una congregación religiosa, porque en cualquier otro lugar sería un delito), es necesario hacer dos horas de camino. De hecho es imposible encontrar un autobús, y es dificilísimo conseguir un pasaje en autostop. En la universidad la presencia se hace cada vez más importante. Hemos pasado de un clina de oposición violenta y de linchamiento moral a un clima de curiosa atención. Una amiga nuestra nos ha contado que cuando se matriculó quería hacer periodismo, pero no fue admitida porque era católica, y no pudiendo ser del todo rechazada debido a su excelente curriculum, fue admitida en la facultad de historia, donde es más fácil el adoctrinamiento. El año pasado ha hecho un examen presentando un trabajo de grupo: todos han obtenido la nota máxima... excepto ella. En este último periodo, sin embargo, las cosas han cambiado. Primero algunos profesores, después también los alumnos, la miran de un modo diferente, le hacen preguntas sobre lo que es el cristianismo y esperan con interés el Litterae o el panfleto mensual impreso clandestinamente por nuestros amigos. Finalmente, este año, ha nacido una pequeña comunidad en Cienfuegos, a trescientos kilómetros de La Habana. Son cinco muchachos y tres muchachas: signo de una comunidad en movimiento.
Carta firmada, Cuba

Para ganar
El punto de la Escuela de Comunidad que en estos meses me está cambiando es aquel donde con palabras claras don Giussani escribe: «No podemos detenernos ni en la fascinación que ejercen las grandes personalidades ni en sus límites. Hay que adherirse a algo o rechazarlo por su contenido, por su verdadera capacidad o no de resolver el problema tal y como se nos plantea». Algunos ejemplos. Ya no espero a que sean los demás los que se adhieran y respondan seriamente a las propuestas del Movimiento.
Por eso estoy haciendo aquello que siempre se me ha aconsejado: la caritativa, que para mi es dar catequesis a los jóvenes que se van a confirmar. También estoy respondiendo a la propuesta de los responsables: hacer Escuela de Comunidad con amigos de mi región. Cuando el trabajo lo permite los veo todas las semanas, voy con ellos a los ejercicios, estoy con ellos siempre que puedo. De todo esto, lo que puedo ganas lo tengo ya, y es un gusto y una «sana inquietud» en todas las circunstancias que vivo. Mis días normales son como los de tantos otros: duros. Se sale prontísimo de casa y se vuelve cansado por la tarde para ganarse el pan. Este es mi mayor sacrificio que ofrezco poniéndome en manos de Cristo. La alternativa es la maldición de ir detrás de las cosas.
Angelo, Barletta

«Extraña» coincidencia
Me ha impresionado una extraña coincidencia. El seminario Newsweek repartido por los quioscos de todo el mundo durante la Semana Santa, dedicaba la portada a un Cristo en la cruz y prometía en el título «Nuevas revelaciones sobre los últimos días de Jesús». En las páginas del interior un amplio reportaje acumulaba un montón de banalidades, sobrevolaba la Resurrección y relataba la Pasión en tono de fábula a un público considerado (con razón), en ayunas de cristianismo. Al mismo tiempo en Italia, en la primera página del más elegante y ambicioso inserto cultural (la Domenica el Sole 24 Ore), un conocido biblista, Gianfranco Ravasi, nos desborda con la presentación de una selección de textos apócrifos del Evangelio realizada por un conocido teólogo. De la lectura (más allá de las buenas intenciones y de la ortodoxia del recensor) se sale con la clara sensación de que Jesús es una fábula con múltiples variantes fantasiosas, y no se comprende porqué la Iglesia ha privilegiado sólo a cuatro de ellas. Me ha sorprendido esta coincidencia (al comienzo de la Semana Santa) en el modo de pensar en el acontecimiento cristiano por parte de un difundido medio de comunicación americano y de este periódico económico cuyo espíritu ilustrado sabe útilmente reservar espacios para los cultivadores de asuntos religiosos.
Alfio, Bolonia

El padrino
El pasado 23 de diciembre, durante la misa semanal de CL en la iglesia central de Cristo Rey en Kampala, fueron bautizadas cuatro personas: una adulta, María Nantale y tres niños: Regina, Robert y Jospeh. Tuve que ser el padrino de Joseph, con quien ni siquiera me puedo comunicar: habla sólo ugandés, lengua para mí completamente desconocida. Dos noches antes, Rose Busingye me había dicho: «Ehi, el jueves por la noche serás padrino de Robert, un chaval de siete años que hemos conocido mientras buscaba algo para comer en la basura del slum de Soweto» (donde no pueden entrar los blancos). Robert vive allí con dos hermanos más pequeños y la abuela. Nos hemos hecho amigos y así un poco después la abuela nos ha pedido que fuese bautizado. «Tendremos necesidad de un padrino de bautismo... adecuado para un chaval así». En medio de las muchas y malas noticias de cada día, en medio de las muchas y malas experiencias vividas, en medio de los sufrimientos cotidianos, para María Nantale, Robert, Regina y también para nosotros existe la Buena Noticia, vuelve a suceder la Buena Noticia.
Pippo, Kampala

De cena por el mundo
En nuestra escuela «María Luigia» en Chiavari, hemos empezado desde hace año y medio un grupo de Escuela de comunidad. Este año hemos querido comprometernos en organizar una cena-encuentro en favor del Avsi invitando a colegas y personalidades de la ciudad. Para todos nosotros los días precedentes han estado llenos de trabajo y de sacrificio. ¡Pero ha valido la pena! La noche se ha desarrollado estupendamente. En la cena han participado también algunos alcaldes de la zona y todos se han quedado impresionados por el modo en el que ha sido organizado, pero sobre todo han quedado estupefactos (y nosotros con ellos) por nuestra fuerza y por nuestra energía en el trabajo y, fundamentalmente por nuestra amistad. Se han realizado las palabras dichas aquella noche para pedir el donativo para el Avsi. Las habíamos sacado de una cita de A. Hamman en la Escuela de comunidad: «La colecta es una gracia y un servicio. Dios es un comienzo y su término. Él la inspira y la sostiene: pues todo le pertenece... Es generoso con los hombres porque les quiere hacer partícipes de su munificiencia... Además, este modo de solidaridad fraterna expresa y promueve la koinonía»
La comunidad de Chiavari

Un bocata... en compañía
Desde hace dos años nos encontramos habitualmente durante el intervalo de la comida en los locales de un convento de monjas, en el centro de Milán, para hacer Escuela de comunidad. Es una historia que continúa. Antes nos encontrábamos en el bar, pero el número de las personas que se añadían, el ruido que hacía más complicado leer y escuchar, nos han obligado a buscar un sitio más cómodo. A decir verdad, ya una empresa como esa encontrarse en el bar para leer el libro de don Giussani parecía al principio imposible. La sorpesa por esto que parecía antes impensable, la adhesión de gente nueva, nos ha vuelto más convencidos y entusiastas. La seriedad con la que personas no tan jóvenes siguen atentamente el libro, subrayan las frases que son indicadas, la discusión que quizás sigue en el bar, el propósito de verse en el comedor, el deseo de encontrar a otros colegas, la familiaridad sencilla de nuestras relaciones, no son cosas explicables sólo humanamente.
Giorgio, Milán

El deseo y «la vaca»
«Chi vusa la vaca l'è sua» (quien grita más la vaca es suya). Es el viejo proverbio de Brianza que a mi parecer expresa un juicio sobre la situación política de hoy, verificada en la realidad cotidiana, en el lugar donde transcurre buena parte de la jornada, que para el que suscribe es la escuela. En estos tiempos en mi clase la política se ha convertido en un tema de discusión muy vivo, pero lo que más me llama la atención es que al ideología de un partido a menudo no coincide con la realidad de todos los días, con los problemas que nos invaden en cada momento, y el juicio que de ahí se deriva está separado de la conciencia de la experiencia de sí. Por ejemplo, me ha sucedido escuchar de amigos y de compañeros de clase, que se declaran fascistas, que tienen sentimientos de compasión hacia la obscenidades bosnias. Instintivamente he pensado en la paradoja de la cosa, luego, razonando un momento me he dado cuenta que es un hecho más que justificado si se analiza la mentalidad común sobre la política. Las distintas fuerzas políticas en juego ahora apuntan precisamente sobre esto: sacar fruto del fuerte y evidente malestar entre la gente, por tanto, quien consigue gritar más buscando ocultar este malestar o directamente acusando a otros de esto, gana más personas para homologarse a sí, interesantes en cuanto son votos. En este punto un estudiante, o se hace homologar, o busca a alguien que tome en consideración su verdadera exigencia humana que, como es total, también tiene que ver con la política. ¿Pero quién es capaz de esto?
Massimo, Milán

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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