Va al contenido

Huellas N.02, Febrero 1993

ORACIÓN

El apoyo de una casa

Gilfredo Marengo

La seguridad del Hombre se funda en el carácter físico de una morada

Esta colecta, que corresponde al quinto domingo del tiempo ordina­rio, estaba asignada en el antiguo Misal romano al quinto domingo después de Epifanía, conservando así, incluso en la nueva ordenación litúrgica subsiguiente al Vaticano II la misma colocación dentro del desarrollo del año litúrgico, ya que el ciclo de los domingos del tiempo ordinario comienza precisamente tras la solemnidad del 6 de enero.
El texto parece haber sido elegi­do por la capacidad que tiene de describir muy sencillamente la efi­cacia de la actitud que el corazón cristiano recibe de la contemplación del misterio de la Encarnación, que domina la liturgia de la Iglesia des­de Adviento hasta Epifanía.
El impulso de la petición y del fru­to requerido abraza toda la colecta, incluyendo incluso la confesión de la certeza fundamental para el creyente: el único fundamento de nuestra espe­ranza es la Gracia que viene de ti.
Aunque el conjunto de la oración se caracteriza por el tema de la con­fianza, simple y filial, que la Iglesia tiene en su Señor, sostenida total­mente por la fe en la Gracia, y no ofrece, por tanto, grandes problemas de comprensión, es interesante sin embargo detenerse un poco analítica­mente sobre la elección y el valor de algunos de los términos utilizados.
Sobre todo la expresión familia, con la que se designa a la Iglesia que reza: es conveniente desvelar el acento de extrema concreción con la que se piensa en la relación entre el Señor y los suyos, relación que jus­tamente podemos describir como familiar (conciudadanos de los san­tos, familiares de Dios ... cfr. Ef 2, 19; la convivencia de Jesús con los Doce es el primero y más impresio­nante testimonio de ello), recordan­do el misterio de la paternidad de Dios y la filiación adoptiva que nos ha otorgado por Jesucristo, en el cual somos hijos en el Hijo. Junto a esto, debemos atender al tema de la casa, de la morada de Dios, tal y como ha sido descrito, con todo su realismo, por el Vaticano II (cfr. Lumen Gentium, n. 6). Sobre este carácter físico y mate­rial del cuerpo eclesial como lugar de la presencia de Dios insisten, acen­tuándolo, algunos términos que tie­nen su raíz en un vocabulario que requiere el abandono de todo espiri­tualismo abstracto: así confiar en el fundamento de la Gracia se expresa con el verbo innitor, que designa en primer lugar la acción de apoyarse, y el encontrar físicamente sostén en algo, junto a la protección que se pide como ayuda y se indica con el verbo munio, que evoca el tema de los muros que fortifican y defienden una ciudad del enemigo, término por tan­to arquitectónico, ámbito al que no es extraño tampoco el sustantivo protec­tio que nace, como puede intuirse fácilmente, de la idea de prolongar el techo para proteger un edificio de la intemperie.
Por último merece la pena obser­var que la palabra latina pietas (tra­ducida aquí por paternal bondad) es una expresión que designa normal­mente la actitud religiosa de un hijo ante su padre. Aquí, en cambio, se le da una utilización original, atribuida al Padre, que probablemente encuen­tra su contenido y sus raíces cristia­nas en un fragmento de Pablo (1 Tim 3, 16). Aprendemos- entonces que la piedad del Padre, por la cual nos cus­todia y protege, es el misterio del acontecimiento de Jesucristo, tal y como se ha manifestado en la histo­ria y permanece (continúa) en la con­creción de su casa, que es la Iglesia.
NdT: La. traducción española ha omitido la referencia a la Gracia que contiene el texto latino, por lo que hemos traducido la versión italiana.

Vela, siempre con paternal bondad
a tu familia, Señor, y ya que el único fundamento
de nuestra esperanza
es la Gracia que viene de ti, ayúdanos
siempre con tu protección.
Por nuestro Señor...

Familiam tuam, queaesumus, Domine,
continua pietate custodi, ut, quae in sola
spe gratiae caelestis innititur, tua semper
protectione muniatur. Por Dominum...



Traducido por Gabriel Richi

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página