Soy cristiana no para añadir alguna virtud o algún valor a mi experiencia humana. Soy cristiana porque el cristianismo es para mí una humanidad, la humanidad que yo quiero. Soy cristiana porque hay vidas concretas en las que he visto algo grande que yo quiero también para mí.
Y esta vida, esta nueva humanidad, viene de Cristo mismo que nos ha liberado. Como dijo una vez el cardenal Sodano: "Sólo en Cristo puede el hombre encontrar la salvación. La autorredención no existe. La ciencia, la cultura, la técnica, el arte, no pueden salvar al hombre. El Redentor es Cristo, únicamente Cristo. Es Cristo, es Cristo únicamente la llave que nos introduce a la comprensión del sentido total de la vida y de la muerte".
En esta época de nueva evangelización lo que nosotros, los jóvenes, pedimos a la Iglesia para ser "testigos de Cristo que nos ha liberado" es Cristo mismo. Nosotros pedimos a la Iglesia: ¡danos a Cristo! ¡Dónanos a Cristo! Y nosotros
pedimos la libertad no como un ideal lejano o una utopía irrealizable. Nosotros pedimos la libertad como una experiencia a vivir hoy. Queremos ser libres de las prisiones de hoy. Queremos ver, sentir, tocar esta libertad como algo encontrable aquí y ahora. ¡Queremos la libertad que es Cristo presente!
Sabiendo que crecer en el amor por María es hacer la voluntad de Dios y amarlo mejor, me dirijo a Usted, repitiendo la llamada que aprendí en Jasna Gora, la oración con la que los cristianos del Este han afirmado su confianza en María, esa confianza tan urgente para toda Europa.
Maria, Regina mundi
Maria, Mater Ecclesiae
Tibi assumus
Tui memores
Vigilamus
Vigilamus.
MARIA MADALENA DA FONTOURA
oyente de Portugal
Traducida por María del Puy Alonso
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