Para muchos estudiantes de bachillerato y universitarios la experiencia del movimiento representa una inesperada posibilidad de compañía y afecto . De aquí surgen iniciativas y el deseo misionero.
Asunción, 6 de diciembre. Aquí es pleno verano. Las clases en los colegios y en la Universidad ya han acabado. Se piensa en las vacaciones; al menos quienes se las pueden permitir. El calor y el bochorno son agobiantes, pero un temporal providencial llega para suavizar el clima. La capital de Paraguay no tiene el aspecto caótico y gigantesco de otras ciudades latinoamericanas: seiscientos mil habitantes (frente a las decenas de millones de Río o Sao Paolo de Brasil), casas bajas casi siempre con un jardín delante. El propio país es un caso anómalo respecto al panorama del continente: escasamente habitado (tiene una población que no llega a los cuatro millones de habitantes), con una economía basada en la agricultura familiar, comercios y transacciones no siempre claras, pero que, de cualquier forma, no conoce la inflación ni la monstruosa deuda exterior de los Estados. Es verdad que tampoco aquí faltan la pobreza y las dificultades económicas y políticas, la corrupción y las favelas; pero, en general, se le puede definir como un país tranquilo. Paraguay ha dejado atrás hace poco la dictadura del general Stroessner y acaba de votar para elegir los diputados de la nueva Asamblea Constituyente. Ha vencido el partido Colorado del mismo Stroessner y de su sucesor Rodríguez. Aquí, en Asunción, la tranquila capital de un tranquilo país latinoamericano, está Comunión y Liberación. Justamente hoy la comunidad celebra una fiesta importante: la despedida de Riccardo y Francesca Ferrari y de sus hijos, que vuelven a Milán después de cinco años de estancia en Paraguay; todos se han movilizado para los preparativos: cantos y bailes, filmaciones, bromas y tartas.
La obra: el LED
Quizás se podría partir de la actividad del matrimonio Ferrari para contar la vida de CL aquí. Conscientes -y se hace evidente justamente viniendo a ver y encontrando directamente a quien comparte la experiencia del movimiento- de lo reductivo que es intentar transcribir en un artículo un hecho que implica la vida, toda la vida.
Los Ferrari llegaron a Asunción hace cinco años para realizar un proyecto de intervención promovido por el AVSI de la ciudad italiana de Cesena, un proyecto más bien ambicioso: constituir desde cero una facultad e ingeniería electrónica e informática dentro de la Universidad católica local. Había que hacer todo: buscar y construir las estructuras, crear los programas y contactar con los profesores que pudiesen realizarlo, convencer a los estudiantes para que aceptaran un tipo de estudio serio y comprometido, justamente aquí, donde la Universidad tiene una reputación sólo un poco mejor que una academia de idiomas (las clases son casi siempre nocturnas), útil sólo para tener el famoso trozo de papel. A pesar de ello la facultad empezó y continúa. Es más, se amplió con otro proyecto increíble: un laboratorio de electrónica e informática (LED). Dado que la Universidad católica no recibe subvenciones del Estado se trató de imaginar una estructura que pudiese incluso ser económicamente productiva, aprovechando los conocimientos específicos en el ámbito informático para convertirlos en proyectos e “inventos” comercializables y por tanto rentable. También en este caso se partió de cero, totalmente de cero, en el sentido de que ni siquiera existían las paredes; se hizo todo y ahora el LED representa uno de los puntos de referencia más avanzados para la informática en el país: presenta sus productos en distintas ferias, tiene contactos con iniciativas análogas en diferentes partes del mundo y constituye uno de los orgullos de la Universidad católica. La herencia de Riccardo Ferrari ha sido asumida por personas del lugar y por su homónino italiano: Luciano, que llegó a Paraguay con su mujer Laura hace dos años, recién casados. Tienen, sobre todo, la responsabilidad de llevar adelante la obra-empresa.
El club del libro
En Asunción, además de la Universidad católica hay una estatal. En ambas existe una presencia del movimiento extremadamente significativa. Los chicos que componen la diaconía, Luis, Armando, Cristian, Lourdes y Genny, lo describen con entusiasmo.
Les interesa, en primer lugar, precisar los motivos de la personal adhesión al movimiento. Luis: “Algunos de CL me habían invitado alguna vez a sus encuentros o a una misa, pero no me interesaba demasiado. Una tarde me liaron para beber cerveza y fui; me pasó algo interesante: había en ellos algo diferente. Sólo cuando decidí adherirme personalmente, estar allí, comprendí realmente qué era el movimiento y ahora puedo decir que la tarde de cerveza fue para mí el amanecer del ‘bello día’ que cambió mi vida”. Armando: “Yo siempre me he movido en la vida por un gran deseo de libertad y durante cierto tiempo pensé que el interés de la gente de CL hacia mí era para arrastrarme al grupo. Sólo cuando comprendí que era, en realidad, para expresar un interés y amor por la existencia descubrí que aquella era exactamente la libertad que estaba buscando. Y de esta forma me adherí”. “Queremos comunicar a nuestros amigos justamente esta experiencia de novedad personal”.
Así se entiende por qué el periodismo estudiantil producido por el CLU de Asunción se llama Ven y ve: la misma dinámica de los primeros que conocieron a Cristo e invitaron a los más cercanos a probar la misma experiencia.
Para proponer el movimiento en la Universidad tienen un instrumento privilegiado: el Club del libro. Fotocopias a bajo precio, intercambio de libros usados, convenciones con varios comercios, espectáculos y actividades deportivas. Partir de las propias necesidades y exigencias para implicar a quien comparte esta urgencia y proponer una perspectiva más amplia y total. “A nosotros -se lee en una de las octavillas periódicas que el Club del libro envía para recordar a todos las distintas citas de la propia presencia- nos interesa conocerte y empezar una amistad contigo”.
Los chicos del CLU de Asunción han empezado, con este espíritu y decisión, una presencia política en los organismos de representación estudiantil. Las ideologías también han acabado en estas latitudes. Luis: “Cuando estaba la dictadura todas las agrupaciones estudiantiles se caracterizaban por un genérico estar en contra. Ahora que ha acabado la dictadura se ve toda la carencia de propuesta que caracterizaba a estos grupos”. Cristian: “Algunos grupos están presentes en la Católica con el único propósito de oponerse a nosotros; el año pasado alcanzaron cierto consenso, pero no consiguieron ponerse de acuerdo en nada; no creo que puedan conseguir otro éxito. No se puede inventar una presencia sólo para oponerse a CL”. Es una historia que ya hemos visto también en Italia.
Política, por tanto, pero también la idea de lanzar un gran Happening como ocasión de encuentro y propuesta en base al ejemplo de los amigos italianos varias veces encontrados. Las ideas son “a lo grande”: se están implicando personalidades políticas de primer plano, deportistas famosos y reyes del rock. El tema de todo el Happening y del encuentro central será una frase de santo Tomás: “De la naturaleza brota el terror de la muerte. De la Gracia brota la audacia”. La audacia de estos setenta chicos que, gracias al encuentro realizado, está conmocionando la tranquila monotonía de la Unviersidad de Asunción.
Fútbol sala
El padre Aldo y D. Alberto tienen, aquí en la ciudad, la responsabilidad de la parroquia de san Rafael. Dedican una particular atención a la catequesis de los niños. La parroquia dispone de una cancha y un campo de fútbol cubierto para partidos de cinco jugadores. No se trata de un mini fútbol exactamente, sino de un deporte en toda regla con equipos y campeonatos, reglas y características propias de juego. La parroquia ha cedido la gestión de la cancha al Centro de Solidaridad san Roque que organizará allí torneos y encuentros. Una especie de Centro social, un punto de posible agregación.
La nueva familia
Evidentemente no podía faltar en la comunidad de Asunción la experiencia de los chicos de las escuelas superiores. También ésta tiene algo de milagroso, como documentan Verónica, Stella, Marco, Ester y Larissa. Milagro porque para muchos de estos chicos ha supuesto encontrar una nueva familia. El salto cualitativo tuvo lugar cuando el padre Aldo, el responsable de bachilleres, tuvo que volver a Italia por algunos meses. “Tuvimos que tomar nosotros la responsabilidad del movimiento en todo. ¿Por dónde empezar? Por nuestras necesidades: estudiar y, sobre todo, tener una amistad a la que confiar las dificultades que a menudo vivimos en la familia”. Es necesario saber que también aquí en Paraguay, como en gran parte de América Latina, lo de la familia es un concepto bastante aleatorio; divisiones frecuentes, abandonos, convivencia con adultos que no son propiamente los padres es un hecho normal. La novedad de los bachilleres ha nacido justamente de esto. “El verano pasado nos encontrábamos todos los días para estudiar juntos, nos llamábamos por teléfono a diario, intercambiábamos impresiones y juicios sobre nuestra situación familiar. En resumen, hicimos experiencia de una acogida y de un afecto entre nosotros que no esperábamos que fueran todavía posibles. Y estudiar la Escuela de comunidad nos ayuda para que esta experiencia no quede a nivel sentimental, sino que se convierta en criterio nuevo de nuestra mente. A menudo, no entendemos mucho al leer el texto, pero somos fieles en leerlo diariamente y de este modo nos damos cuenta de que cambiamos”.
Y viendo cómo están juntos hay que creer realmente que la compañía del movimiento representa un cambio afectivo y existencial decisivo.
Caritativas
Los chicos de la escuela superior van todas las semanas a la favela llamada Chacarita, situada a lo largo del río Paraguay. Allá viven cientos de familias en una pobreza extrema. Los bachilleres acogen a los niños y juegan con ellos, pero también les arreglan, les lavan, les quitan los piojos y tratan de enseñarles lo más básico del catecismo o, por lo menos, las primeras oraciones. “Insistimos sobre las oraciones a la Virgen, ya que aquí vienen muchos propagandistas protestantes y por eso nosotros hacemos incapié en aquello que ellos rechazan: la devoción a María”.
Estos chicos no están faltos de criterios: “No vamos a las favelas así como así, sino que tratamos de encontrarnos lo más posible con las mismas personas, porque lo que nos interesa no es tanto el problema general de la pobreza, sino la persona. Y no vamos allí porque sean pobres, sino porque queremos aprender la gratuidad. Por lo demás, precisamente la gratuidad de nuestras relaciones es la fuerza convincente de nuestra amistad y de la propuesta que hacemos a nuestros compañeros. Ahora, por ejemplo, estamos preparando las vacaciones... serán fantásticas”.
También las familias tienen su caritativa: ayudan a una monja vicentina que recoge muchachos abandonados por las calles y trata de darles un mínimo de educación cristiana y civil. Las familias la ayudan jugando con los niños, cocinando o cosiendo ropa.
Aprender el italiano
Dos espléndidas palmeras reales adornan la entrada de la blanca casa de los Memores Domini de Asunción. Es, junto a la sede, uno de los puntos de encuentro más vivos de la comunidad. Una especie de corazón. Un ejemplo: para permitir a todos conocer directamente y sin mediaciones la experiencia del movimiento, Paco, que ha estado en Italia algunos meses, da clases de italiano a sus amigos. Con audiciones de cassette introduce a los demás a la lengua italiana y al significado propio que algunas expresiones han asumido en la vida del movimiento.
“Lo que nos interesa es seguir la experiencia de Comunión y Liberación en todos sus aspectos -dice Giovanna Tagliabue, la responsable de la comunidad-, y que también aquí acontezca el milagro del encuentro con Cristo que cambia la vida y la hace digna de ser vivida”. También en Asunción lo imposible ha sucedido.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón