Huellas N.02, Febrero 2020

PRIMER PLANO

El camino posible

Una ocasión particular: un congreso de un par de días celebrado hace tiempo en Florencia. Título: ‘Enemiga soledad”, con una serie de intervenciones y testimonios que declinan desde diversos puntos de vista (médico, psicológico, económico) un problema enorme en nuestra sociedad, tan extendido que hay incluso quien ha pensado en crear un ministerio ad hoc (ya existe en Gran Bretaña). Pero la contribución de Julián Carrón en este encuentro, que publicamos en estas páginas, abre una perspectiva diferente: la soledad no es forzosamente algo de lo que debamos huir, un drama que remediar. También puede ser amiga. Más aún, «el lugar en donde descubrir la compañía original» que nos constituye. Porque nuestra hechura humana es así: existimos, ahora. Por tanto, somos hechos, queridos, amados, ahora. Sea cual sea la circunstancia que vivimos o el problema que tenemos que afrontar. Entonces, experimentar esta soledad puede convertirse en la ocasión de descubrir la raíz de nosotros mismos. Como muestran las historias que contamos. Tres totalmente ordinarias, que tienen en común una cotidianeidad sencilla, pero también el hecho de que precisamente una experiencia de profunda soledad, a la que ninguna compañía humana puede responder, se convierte en la ocasión de un camino para crecer. La cuarta historia -el testimonio del cardenal Van Thuan- es claramente extraordinaria, pero semejante a las otras en mostrar cómo en este camino de la fe, ninguna soledad, ni siquiera aquella a la que nos vemos obligados con violencia, logra vencer como objeción. Es el mismo dato que emerge de un clásico de la literatura, un relato de Flannery O’Connor. En la historia del protagonista y en el descubrimiento de su «segunda soledad» se abre un camino posible para todos. También para nosotros, ahora.