Hemos recuperado unos apuntes tomados de algunas conversaciones de don Giussani con chicos de GS, universitarios y jóvenes trabajadores en los años sesenta y setenta. Los proponemos de nuevo, aunque son evidentemente muy sintéticos, ya que desde nuestra historia nacen sugerencias para vivir bien el presente
El tiempo de la libertad
No se trata del deber de hacer algo, sino del deber de ser lo que se es. Las vacaciones son el tiempo de la libertad, no porque sean una liberación del estudio, sino porque obligan al esfuerzo y a la responsabilidad de nuestra libertad y sinceridad. Es el tiempo en el que se pone de manifiesto lo que uno quiere verdaderamente.
Hay en mí una presencia, algo tan real como el mar y las montañas. Yo soy siempre yo.
El tiempo de las vacaciones es el tiempo de la personalidad. Por eso es importante salvar en nosotros la permanencia de un criterio (las vacaciones son un momento de fidelidad y de continuidad). Después de un tiempo, también la novedad se acaba y llega el aburrimiento. La novedad es la búsqueda verdadera de nuestro destino. Es un tiempo para estar atentos a los demás.
Adaptarse a un ambiente no quiere decir pactar con él.
Hay que cuidarse de los siguientes errores:
Considerar el reposo como un momento para olvidar lo que sucedió antes.
Ausencia de un programa orientado a un fin.
Aceptar el interpretar un papel para caer más simpático a los que me rodean.
Tener miedo de estar solo, lo cual con frecuencia esconde el miedo a la responsabilidad del tiempo.
Sabiendo lo que va a ser el día, planearlo fijando unos puntos en la jornada para la oración, la lectura...
Saber empezar siempre de nuevo. Escribir. Hacer el “radio’" durante el verano. Disponerse para vivir con bondad. Discreción con el ambiente. Evitar ciertas experiencias.
Apuntes de un “radio”de GS,
9 de junio de 1962
Trabajo y descanso
El trabajo expresa la vida como vida, afecta a la vida entera. El trabajo en sentido estricto -ir a un determinado lugar de trabajo, o realizar determinadas acciones de las que se debe responder, a lo que va ligado una remuneración que permite vivir -ocupa lugar en la vida mayor que el descanso, mayor que el dormir. Esto es, el trabajo compite con el descanso por ganar el espacio de la vida. Resulta impresionante este binomio trabajo-descanso (impresionante en el sentido justo de la palabra), porque es precisamente el hombre quien está dividido entre una parte de inercia y una parte de energía. En cualquier caso, el trabajo compite con el sueño por obtener el primado, por ocupar todas las horas de nuestra vida.
Nosotros utilizamos la palabra “trabajo” también en un sentido más amplio, como sinónimo de “vida”, es decir, como expresión de nosotros mismos. Y, de hecho, cuando nos vamos de vacaciones, quien es fiel, quien sigue fielmente, ¿qué impresión tiene con respecto a las vacaciones que hacía antes? Antes estaban vacías y ahora, sin embargo, están llenas. O cuando vamos juntos de excursión, viviendo según nuestro espíritu, ¿en dónde está la diferencia? En que cuando uno vuelve a casa por la tarde no se acaba todo, no está frente a algo que se acaba. ¿Por qué las vacaciones y las excursiones son diferentes? Porque constituyen un trabajo. Tanto es así que a muchos les impresiona, se paran y ya no continúan por esto, porque si siguieran, al final de un día (excursión) o de 15 días (vacaciones) como nosotros los planteamos, el tiempo estaría lleno, cualquiera lo sentiría como lleno, percibiría que no ha perdido el tiempo, es decir, que ha trabajado.
Ejercicios GL (Jóvenes Trabajadores),
Varigotti, 2 de mayo de 1964
Conciencia y compañía
No se dan vacaciones a la vida y al hecho de crecer. Por eso para el tiempo del verano subrayamos dos puntos: nuestra experiencia es fundamentalmente una vida. Por tanto, no se trata de momentos aislados, que pueden provocarnos un impacto e impresionarnos con fuerza, pero que no nos reclaman, no nos introducen, no desembocan en una vida.
La vida del verano tiene dos características especiales:
1) la conciencia. Las vacaciones son el momento en el que se puede tomar conciencia de una manera más tranquila y libre. De hecho, nos daremos cuenta de que experimentamos nuestra libertad si tenemos conciencia. Experimentamos un momento de libertad cuando con mayor facilidad podemos entrar en nosotros mismos;
2) la compañía. A la hora de plantear nuestra compañía en las vacaciones, ser intransigentes: mirar a la expresión clara y neta de lo que es la compañía para juzgar cómo la vivimos. Y para mantenernos en esto, seguimos la referencia de la comunidad.
Escuela GS,
6 de julio de 1965
En camino
El seguimiento es comprometer el significado de nosotros mismos. Entonces seguir se convierte en un trabajo. Aquel a quien tú sigues, lo que sigues, no te pone frente al significado completo de ti mismo, porque esto lo hará Cristo cuando venga al final de los tiempos. Pero lo que sigues, comprometiéndote, arriesgando, te pone delante del significado de ti mismo dentro de un determinado gesto. Porque el sentido de nosotros mismos lo veremos de una forma evidente al final; pero antes del final existe ya toda la trama de gestos que llamamos vida. Por ejemplo, unas vacaciones - pero no como las concibe todo el mundo (;todos!) sino unas vacaciones que sean un camino, un paso en el camino hacia una madurez mayor de mi persona: una conciencia mayor del instante, de su relación con el destino, una conciencia mayor del nexo que hay entre mi persona y los demás (comunión), una conciencia mayor del nexo que existe entre un gesto efímero, mi gesto, y la presencia de las cosas (orden). De esta forma, uno descubre en ese detalle un crecimiento de su persona, descubre un significado más grande de sí mismo.
Equipe del CLU (Universitarios),
2 de septiembre de 1978
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