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Huellas N.9, Octubre 2018

BREVES

La Historia

Cena de clase

En la pizzería, Luca busca con la mirada si están sus compañeros. Una camarera se le acerca: «¿Buscaba a alguien?». «Sí. Es un grupo de unas diez personas...». «Ah, serán los mecánicos. Pase por aquí». En cuanto se asoma al reservado: «Por fin. Solo faltabas tú. ¿Dónde te habías metido?». «Es que tenía un compromiso importante...». «Anda, que ya sabemos cuáles son tus compromisos. Siéntate, te hemos dejado un puesto en el centro». Se sienta y mira a sus antiguos compañeros del Instituto técnico. Algunos no han cambiado; otros, al cabo de veinte años, casi no los reconoce. «Propongo un brindis para el mítico curso 5° C de Mecánica», grita uno. «A propósito, ¿sabéis que ahora doy clase en nuestro instituto?», dice Luca. «¿Siguen allí algunos de nuestros antiguos profesores?». «Sí. Dos son colegas míos, la profesora Mariani de Literatura, y Bucarolo, de matemáticas. Hace unos días tuvimos que tomar la decisión de suspender a tres alumnos». Se cruzan los comentarios: «Pues sí que deben haberla hecho gorda, porque apenas ha comenzado el curso.». «Qué palo para los padres. Si me pasara a mí. ». «El problema no son los chicos. El problema es que no hay nadie que les ayude a comprender quiénes son y qué sentido tiene la vida», dice Luca pensando cerrar el discurso. En cambio, ha prendido la mecha. Su amigo, sentado en frente, comenta: «Es cierto lo que dices. Los chicos ya no se preguntan qué quieren». Luego, en voz baja: «En realidad, a mí también me cuesta preguntármelo». Y otro a su lado: «Me has leído el pensamiento ». «Yo también me lo pregunto: ¿qué quiero?», añade otro. Momentos de silencio en los que solo se escucha el ruido de los cubiertos, después: «Todos los seres vivientes se plantean esta pregunta; bueno, los hombres, porque los animales no se la plantean». La discusión sigue. «La respuesta no existe, es inútil buscarla». «Anda, no seas cínico. La vida se apoya en este interrogante». «A veces pienso, ¿qué le diré cuando me lo pregunte mi hijo?». «Ya, qué le diremos. ¿Tú qué dices, Luca? Perdón, padre Luca. Todavía me cuesta pensar que mi compañero de pupitre ahora es sacerdote. Con 17 años, tú esta cuestión la tenías ya clara». El sacerdote siente todas las miradas puestas en él. «Digamos que he tenido la suerte de tener al lado personas que me han ayudado a buscar algo grande en la vida. Por ello, cuando acabamos el instituto, os perdí de vista. Me parecíais algo superficiales». «¡Viva la sinceridad!». Luca respira hondo: «Pero la conversación de esta noche me ha hecho cambiar de idea». «Pero entonces, ¿tú las tienes resueltas esas preguntas?». «Al contrario. Al cabo de quince años de cura, las tengo más vivas y presentes que antes. Me hacen sentir vivo».
A la salida, un compañero se acerca a Luca. «¿En qué parroquia estás? Quiero que mis hijos te conozcan y vayan a catequesis allí». «Estupendo. ¿Y tú les acompañarás?».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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