La carta que Julián Carrón ha enviado a la colaboradora de Chiara Lubich, Eli Folonari, y a todo el Movimiento de los Focolares
Querida Eli:
Junto con los amigos de Comunión y Liberación participo de tu dolor y del de todo el Movimiento de los Focolares, por la muerte de Chiara Lubich. Nada se perderá de lo que ella ha sido. Es la certeza que nos transmiten las palabras del Señor Jesús: «Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados».
Cristo la ha identificado con Él mediante el camino de la Cruz que ella ha aceptado, ofreciéndose por entero para la vida de la Iglesia. Ahora, Chiara contempla, cara a cara, el rostro del Padre, que suscitó en ella un carisma que vivificara el acontecimiento cristiano como una luz que sostiene la esperanza. De su “sí” al designio de Dios, dentro del gran cauce de la Iglesia, floreció su maternidad espiritual.
Recordando la larga amistad con don Giussani, que culminó en aquel 30 de mayo de 1998 en la Plaza de San Pedro, con sendos testimonios ante la Iglesia entera y el mundo, confío su alma a la misericordia del Padre, en espera del día final de Cristo Resucitado, cuando hará resurgir nuestra carne mortal para que goce de la felicidad eterna. Chiara y don Giussani sostengan nuestros pasos en una fe cada vez más apasionada y razonable conforme al camino que nos han abierto, siguiendo siempre al Santo Padre.
Sac. Julián Carrón
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