Lunes 20 de octubre. Mil personas acudieron al cine Palafox para presenciar el estreno del documental para los 60 años de CL. Una historia que sigue en el presente
Fundido a negro. Créditos. Se encienden las luces en el Palafox, una sala emblemática de Madrid que está a rebosar. La pantalla por la que han pasado las cintas míticas de las últimas décadas acaba de alojar el vídeo Un camino hermoso. En la presentación Ignacio Carbajosa ha comentado: «Soy profesor de Antiguo Testamento y por eso me llama la atención la forma que se elige para contar las cosas. Cuando se cumplen 60 años del comienzo del movimiento, se puede contar cómo surgió todo o se puede relatar el modo en el que esa historia sigue viva en el presente. Y aquí estamos ante la segunda solución. La película no nos cuenta la vida del fundador de CL, pero después de verla sabemos más quién es don Giussani».
Rafa, periodista con más de 30 años de ejercicio: «Los de Comunión y Liberación habéis hecho una película sencillamente deliciosa, estupenda, días después sigo pensando en ella». «Antes de que se apagaran las luces estaba expectante y nerviosa, no sabía muy bien cómo sería, a quién vería, qué pasaría... Y lo que sucedió fue, como siempre, más grande, diferente de lo que me había imaginado –señala Mercedes–. Lo que vi, fundamentalmente, fueron amigos, grandes amigos, con los que yo también estoy haciendo un camino. Volví a respirar, todo lo que se muestra en el video yo lo he visto fuera de la pantalla. Por eso mi límite, que me condiciona y machaca tanto, no es un obstáculo para volver a encontrarlo otra vez». «Una amiga –comenta Pilar– me invitó a ver una película con videos que habían grabado las personas de Comunión y Liberación desde varios países. Tengo que decir que me gustó muchísimo y me sorprendió la sencillez de cada uno de ellos, la fe, la generosidad… Me quedé impresionada con esas mujeres de una tribu de África que pese a padecer Sida no perdían su sonrisa mientras bailaban al son de la música».
Pilar no es la única espectadora que dialoga desde el estreno con ciertas escenas. «Vi la película –refiere Montse– con un grupo de personas que preparan Escuela de comunidad conmigo. Tienen una relación tangencial con el movimiento e incluso conflictiva. Muchas me preguntaron si las mujeres de Rose leían lo mismo que nosotros en la reunión de Escuela, porque a la gran mayoría les cuesta el texto». «Me ha sorprendido el negro de EEUU –subraya Carmen–. Evidentemente vuestro movimiento no censura nada de lo que se le puede pasar por la cabeza a alguien desesperado». «Cuando vi a los presos contar su historia comprendí por qué la gente de CL insiste en que la felicidad no depende de las circunstancias», destaca Raquel.
«Hay una parte que se me ha quedado grabada en el cerebro: cuando Cleusa refiere cómo don Gius había valorado el hecho de que la mujer pobre que estaban ayudando en la caritativa hubiese gastado el dinero para comprarse un pintalabios. Todo el video parte de la humanidad de la gente y de la necesidad de cada uno. Es lo mejor que tiene», señala Ana, en primero de Universidad. Caridad, también universitaria, apunta: «Hace años que pertenezco al movimiento y a menudo me quedo en mi pequeño grupo, ahora me he dado cuenta de la grandeza de esta historia».
Nacho hace 20 años que trabaja en televisión. De videos lo sabe casi todo. «Cuando salí del Palafox me fui a casa andando, vivo lejos, no quería coger el metro. Quería que lo que había visto me calara hasta el fondo. Rose hacía lo mismo antes y después de que las mujeres decidieran tomarse las medicinas. No cambió lo que hacía sino cómo lo hacía, la conciencia que tenía. Eso hizo que las mujeres de Uganda se quisieran curar. Caminaba en silencio dándome cuenta de que era algo luminoso, y las cosas que dan luz no se alcanzan a través del análisis, suceden y las sigues». El camino sigue fuera del cine.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón