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Huellas N.2, Febrero 2012

BREVES

La Historia

La fuente

«Entonces, chicos, cuando Leopardi escribe el Infinito…». Toca el timbre, la clase ha acabado. Miriam se queda con la palabra en la boca. «Profe, siga, por favor. Cuando describe el Infinito, ¿qué pasa?». «Tranquilo, Ricardo, os lo cuento en la próxima clase». «Ay, ¡no! Ahora que el asunto empieza a ser interesante…». La clase se echa a reír. «Hasta mañana». Mientras recoge sus libros, Miriam oye una voz desde el primer banco que dice: «¡Qué buena es la profe de italiano! Me gusta».
En el pasillo una bedel le avisa que hay una madre que la espera. Eso no estaba previsto. Ya ha acabado el cuatrimestre y en pocos días se entregarán las notas. Después de tres horas de clase, esperaba tener un momento tranquilo para corregir los exámenes.
Hay una señora que, en cuanto la ve entrar, se acerca: «Buenos días, soy la madre de Jacobo, del curso 4º C». «Buenos días». A Miriam le sorprende un poco esta visita. Conoce bien al chico. No da ningún problema en clase. «Jacobo saca buenas notas en mis asignaturas. Su expresión, tanto oral como escrita, es buena. También su comportamiento es siempre correcto. Estoy muy contenta con él». Siguen hablando del chico y de sus estudios. Al final, Miriam pregunta: «Pero, ¿por qué ha venido a verme?». Tras unos instantes de silencio, la respuesta: «Quería darle las gracias porque usted propone lecturas muy interesantes. En casa, por la noche, lo comentamos y ya esperamos con curiosidad que Jacobo nos hable de sus clases. Usted plantea preguntas serias, que nos obligan, a mis hijos y a mí, a reflexionar. Está haciendo un buen trabajo. ¿Cuál es su fuente?». Miriam se queda callada, luego dice: «Mi fuente es la vida». Silencio. «Gracias. Adiós, buenas tardes».

La señora se marcha. Toca el timbre. Miriam no está del todo convencida de su respuesta. Falta algo. Con estos pensamientos, entra en la clase de 4º C. Al fondo, ve a Jacobo. Se acerca y le pregunta: «Perdona, ¿puedes darme el teléfono de tu madre?».
Después de la clase, la llama. «Buenas tardes. Quería decirle una cosa: mi “fuente” habla esta noche. ¿Quiere venir a escucharle?». La mujer contesta enseguida, sin dudarlo: «Claro que sí. Muchas gracias por invitarme».
A las 21 horas, le espera delante del salón conectado por vídeo con Milán. Empieza el acto. Mozart. Sigue la presentación del libro de don Giussani. De vez en cuando, Miriam mira a la señora. Está atentísima. Al final, antes de despedirse, la pregunta inevitable: «¿Qué le ha parecido?». «Mire, tengo tres hijos, los tengo que criar sola y tengo también problemas de salud. Soy una luchadora, pero hay momentos en que me enfado de verdad. A menudo me encuentro hablando, mejor dicho, peleando a solas con un desconocido. Quizás sea Jesús. Por favor, si hay otras ocasiones como ésta, le ruego que me invite».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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