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Huellas N.9, Octubre 2010

PRIMER PLANO / En clase

En busca de razones

Paola Bergamini

«Lo primero es formarse como personas». Este es el punto de partida. ¿Y el de llegada? «La autoconciencia». El arte de enseñar según CARLO WOLFSGRUBER, director de una red de colegios milaneses

«Yo quiero una escuela en la que el chaval descubra que, en cuanto persona, es un sujeto adecuado para conocer; que los límites pueden ser un recurso y no un obstáculo; y también que del esfuerzo puede nacer un gusto mayor». Comienza así, de golpe, la conversación sobre “formación” con Carlo Wolfsgruber, presidente de la Fundación Vasilij Grossman que reúne a los colegios concertados Santo Tomás Moro y Alexis Carrel, en Milán. Una buena provocación, es más, sin duda un reto total. Pero demos un paso atrás: ¿Quién es el profesor? «El profesor es ante todo una persona. Y el verdadero problema del hombre es su autoconciencia, es decir, el contenido que otorga a la palabra “yo”. Una palabra que adquiere su plena madurez en una dependencia libre y consciente. Tengo en la retina una imagen física de esto: don Giussani que se arrodilla delante del Papa, Juan Pablo II, el 30 de mayo de 1998. Ese es para mí el icono de una autoconciencia madura. No hay nada más soberano, digno y humilde también, que esa imagen». Entrar en clase así... «Entrar en clase así te libera del “problema” de la educación, es decir, de que el problema sean los chicos. La educación es ante todo el problema del adulto. La primera formación es siempre la que le afecta a uno mismo. Entonces, la autoconciencia de los estudiantes se convierte en el objetivo: es decir, que el chaval se dé cuenta, mientras hace experiencia de ello, de su propia razón y de su propia libertad». Un asunto como para estar tranquilo. Se ríe. «Ninguna persona consciente está tranquila si trabaja en la enseñanza».

Tener razones. Vale. Tratemos de establecer algunas bases para comprender este recorrido. Partiendo de la experiencia que se realizó el pasado curso escolar en el colegio Santo Tomás Moro, Carlo ha propuesto a los profesores un trabajo sobre Conocimiento y significado, el libro de Eddo Rigotti, profesor en la facultad de Ciencias de la comunicación de Lugano, sobre el modelo formativo. «Hablé de este proyecto con Rigotti y él se mostró disponible para encontrarse establemente con nosotros y trabajar juntos. ¡Esto es un maestro! Entregué a mis profesores el capítulo que aborda la argumentación, para que lo leyeran». ¿Por qué? «No se puede argumentar sin autoconciencia. Tener razones, dar razones, aprender a razonar, no es ante todo una técnica –tiene también este aspecto, pero no es lo fundamental–: es algo que tiene que ver con uno mismo. Yo soy convincente cuando las razones que doy no son valores abstractos, sino experimentados. Todo valor experimentado hace más profunda mi autoconciencia. Es una forma de relación con uno mismo, con los colegas y con los chicos. La argumentación es inherente a cualquier asignatura. Yo he lanzado una provocación a mis profesores». ¿Cuál? «Les invité a que descubran si la finalidad de la enseñanza es un incremento de la autoconciencia del profesor y de los estudiantes, o es la adquisición de nociones o habilidades por parte de los estudiantes. Tienen que decidir por una u otra. Si deciden por la segunda, es mejor que cambian de colegio».

El teorema de Pitágoras. Está clarísimo. Pero, ¿qué es el saber? «Es el instrumento con el que la enseñanza contribuye a la autoconciencia. Pero esto se produce si el saber se propone de forma argumentativa, porque sólo así se alcanzará una persuasión consciente, crítica y verificable. Con razones que tienen que ver no tanto con cuestiones abstractas como con las disciplinas en cuanto tales: lengua o matemáticas, por ejemplo. En caso contrario, nos reducimos a la mera divulgación, por muy útil que sea». ¿Un ejemplo? «Puedes explicar el teorema de Pitágoras sin partir de la definición, sino de la experiencia, y después, empujado por tu razón, llegas hasta la abstracción que lo define. La explicación coincide con el riesgo de una hipótesis que concierne al significado del dato experimental, al significado de lo que existe y de lo que sucede, y que nos permite descubrir aspectos y dimensiones de la realidad que se esconden inmediatamente a nuestra observación, y que, sin embargo, explican precisamente lo que observamos». Es cierto que esto le exige un gran trabajo al profesor que sube a la cátedra para dar su asignatura. «El profesor es esa persona que ha decidido estudiar durante toda su vida. Esta forma de trabajo es sin duda una riqueza para todos».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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