Del 7 al 11 de septiembre se reunió en Granada un grupo de teólogos procedentes de Europa, Canadá y EEUU, invitados por monseñor Martínez, arzobispo de la ciudad andaluza. Católicos, protestantes y anglicanos, unidos por la pasión por Cristo y por su Iglesia
«Panta dokimazete, to kalon katechete». Examinadlo todo, y quedaos con lo bueno (1Tes 5,21). Esta recomendación de Pablo orienta la educación en el ecumenismo que siempre nos ha propuesto don Giussani. A su luz se puede comprender el encuentro celebrado en Granada entre teólogos protestantes americanos –de distintas denominaciones–, teólogos anglicanos ingleses pertenecientes a la Radical Orthodoxy y teólogos católicos americanos y europeos, convocados por monseñor Javier Martínez, punto de referencia indiscutido del diálogo durante estos días, además de delicado anfitrión para todos.
Movidos por una promesa
¿Qué hemos vivido juntos? Prescindo de una crónica del encuentro, que ya se ofrece en estas mismas páginas. Recojo algunas de mis impresiones personales. He visto hombres y mujeres sencillos y atractivos, que creen en Jesucristo, que aman a la Iglesia y se interesan por el mundo en el que viven. Han venido desde lejos sin obligación alguna ni compensación, movidos por la intuición de una promesa para su vida.
La primera evidencia es que se ha tratado de un encuentro libre entre personas apasionadas por la vida y deseosas de comunicarla. Viéndoles relacionarse amigablemente, escuchándoles hablar de sus hijos propios y de los que han adoptado, observando su interés por la inmigración en EEUU y por la guerra en Iraq, por el vaciamiento formalista de tanto mundo académico en el que sin embargo trabajan, se experimenta una simpatía humana que dispone para la escucha. Ciertas comidas o la velada de flamenco han sido verdaderamente agradables.
Amor por la Iglesia
La segunda evidencia, que fundamenta a la primera, es que creen en Jesucristo, creen en él verdaderamente. A pesar de la inevitable diferencia, debida a procedencias muy distintas, todos han hablado de su experiencia de fe en términos inequívocamente personales. Se ensancha el corazón cuando en un encuentro teológico o pastoral no es necesario defender la divinidad de Cristo, el Hijo de Dios encarnado, ni dejarlo entre paréntesis politically correct.
Como confirmación de este amor verdadero a Jesús emergía el amor por la Iglesia –siempre descrita por todos así: la Iglesia–, reflejado en la estima por la vida comunitaria, la liturgia, la oración, la Eucaristía, la educación en la fe y en la tradición de la Iglesia. Han sido impresionantes los momentos de oración litúrgica común y el respeto exquisito de la no plena comunión, evitando cualquier equívoco gesto de intercomunión. Resulta además significativo que el interés por la Iglesia se expresaba a partir de la conciencia de que ya es el mundus reconciliatus, por retomar la imagen agustiniana utilizada por algún asistente. O, lo que es lo mismo, que la Iglesia es la esperanza de la sociedad y de la persona, en cuanto que es el lugar de la presencia activa de Cristo por el don del Espíritu Santo, y por tanto es germen de humanidad nueva.
El primer fruto que se me ha concedido al haber tenido el honor de compartir estos días con los teólogos americanos e ingleses, es la gratitud, una gratitud que llega hasta pronunciar el nombre de Cristo. En la pared del salón colgaba el cuadro de Duccio que representa a Jesús enseñando a sus discípulos. Se hacía evidente que la imagen no era solo un recuerdo del pasado, sino expresión de una realidad presente; y por tanto nos disponía a seguir este encuentro, nacido casi por casualidad de un inaudito intercambio de e-mail entre un arzobispo católico español y algunos teólogos metodistas y anglicanos importantes. No faltarán momentos ulteriores para profundizar en el diálogo filosófico-teológico iniciado, en donde se podrán/deberán registrar con seriedad –también con dolor– las diferencias doctrinales o teológicas que todavía nos dividen. En esta ocasión inolvidable ha prevalecido el gozo de una “imposible unidad” en acto.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón