Huellas N.9, Octubre 2005

SOCIEDAD Multiculturalismo

Milán. La amistad posible

Giorgio Paolucci

A las puertas de Milán, un curso para mujeres musulmanas que viven desde hace años en Italia da lugar a excursiones, lecturas, citas en el teatro que propician la amistad

«Estamos en Italia desde hace diez años, pero no sabemos casi nada de este país y de su historia. ¿Nos ayudáis a conocerla?». La petición, realmente sorprendente, llegó hace dos años de un grupo de mujeres egipcias que viven con sus familias en Ponte Lambro, en la periferia sureste de Milán, un barrio con alta concentración de inmigrantes árabes y latinoamericanos. Laura, asistente social del centro social de San Vicente de Paul que trabaja en la zona, habla de ello con algunas amigas y después de algunas semanas perfilan un curso de cultura italiana para mujeres musulmanas. Y así empieza una amistad entre las promotoras de la iniciativa y las “alumnas”. Una amistad en la que cada uno ha puesto en juego su persona y la tradición de la que forma parte. Nada de diálogo sobre mínimos comunes denominadores, ni ambiguas invocaciones al común Dios de Abraham, sino una relación sincera, estrecha y a veces borrascosa sobre las propias exigencias humanas y las respuestas que ofrecer a los interrogantes que la realidad plantea, incluidos aquellos –angustiosos pero ineludibles– sobre el terrorismo y la violencia perpetrada en nombre de Dios.

Pero vayamos por orden. El curso se titulaba “Las raíces de la tradición occidental”. Un viaje por la historia –sintético y elemental, basado en un material preparado por Silvana, profesora de historia y de filosofía en un liceo milanés– que ha puesto de relieve las contribuciones que vienen del mundo griego, del romano y de la tradición judeo-cristiana: el valor de la persona, el trabajo y el tiempo, la democracia y la libertad, el respeto hacia el otro. Las mujeres egipcias escuchan, preguntan, objetan, cuentan lo que han aprendido en las escuelas del Cairo, hablan de la tradición árabe-islámica. Durante el año se organizan algunas excursiones para conocer lugares significativos: la abadía de Claraval, ocasión para una “inmersión” en el Medievo y para conocer una forma de vida todavía actual como la monástica; Sant’Angelo Lodigiano, que alberga la casa natal de Santa Francesca Cabrini, punto de referencia de muchos italianos que en el siglo XX vivieron la aventura de la emigración; también en Sant’Angelo el castillo Bolognini, que alberga el Museo de historia de la agricultura y del pan. Este año han trabajado juntas sobre El principito de Saint Exupéry: ocasión para profundizar en el valor de la amistad y para descubrir que «lo esencial es invisible a los ojos». Después, la visita a la Pinacoteca de Brera y a la exposición de AVSI sobre las favelas brasileñas. El espectáculo “Bereshit-Hijos de un solo padre”, representado en Italia por la compañía teatral Arcoiris de la israelí Angelica Calò Livné, tocó el corazón de las mujeres egipcias. Una de ellas, Akita, al final de la representación, dijo: «He odiado siempre a los israelíes, nunca creí que podría mirar a los ojos a un judío, que podría darle la mano. Aquí he encontrado personas que desean lo mismo que yo. Os pido perdón». Y la velada se cerró con un abrazo conmovido entre la judía Angelica y la musulmana Akita.

Con el paso del tiempo, los obstáculos y la desconfianza inicial han dado paso en Ponte Lambro a una trama de relaciones basadas en la estima recíproca; han nacido amistades que han abierto las puertas de casas en las que no había entrado jamás un italiano. Cenas étnicas, intercambio de felicitaciones por Navidad y por el Ramadán. Y cuando Aziza perdió a su hija en un accidente de coche, incluso el dolor se convirtió en una ocasión para compartir un tramo de camino y para dialogar sobre el significado de la muerte.
El año pasado algunas mujeres egipcias participaron en la jornada nacional de la Colecta de alimentos y, ante la mirada un poco sorprendida de los viandantes, pudieron vivir la experiencia de la caridad. En Ponte Lambro no se hacen congresos sobre la sociedad multicultural o el diálogo cristiano-musulmán, pero ciertamente está creciendo una porción de mundo nuevo que se funda en compartir las necesidades y en una amistad verdadera.