Cómo reciclar un ordenador y regenerar a un hombre
Una empresa recicla viejos módems mediante el trabajo de discapacitados. ¿Resultado? Una valoración sorprendente
¿Acaso es posible realizar obras de solidaridad y de caridad ligadas al trabajo en un momento de crisis en el que muchas empresas cierran, muchas se cambian de sede, y otras deben elevar su nivel tecnológico? Muchos datos parecen decir que es imposible, pero de vez en cuando se presenta ante nosotros signos de esperanza. En febrero de 2005 la empresa R. Pierre Digital, que trabaja en el sector de las telecomunicaciones, se hace cargo de la exigencia de Fastweb de reciclar numerosos aparatos (como módems, routers y marcadores) que por distintos motivos se han quedado obsoletos o están estropeados, a través de su reciclaje en los mismos clientes. Con el paso del tiempo el análisis de los productos se perfecciona, cada pieza es identificada individualmente y, mediante el análisis de su diseño interno, se deduce el factor de calidad de su producción y de su instalación con el fin de aumentar su eficiencia.
La idea de fondo es que todos estos bienes tienen un valor recuperable, no sólo como materia prima o como componentes, sino también, en muchos casos, como producto final “regenerado” y reutilizable como nuevo en todos los aspectos. Antes que terminar en un basurero, la alta tecnología es restaurada y restituida al mercado con plenas prestaciones.
Esta intuición indica ya una inteligencia creativa en acto que encuentra nuevos caminos productivos ante la crisis. Pero lo que resulta más sorprendente es que el trabajo manual, parte relevante del amplio proceso de recuperación, es encomendado a los discapacitados de distintas cooperativas sociales. Gracias a la estrecha colaboración de expertos profesionales, estos trabajadores se convierten en una mano de obra cualificada (acreditada a través de certificaciones de los mismos productores de los aparatos), capaz de probar, reparar o renovar las maquinarias.
El proyecto Re Generation, nombre que se ha dado a este amplio proceso logístico y de recuperación de los productos, implica en la actualidad a unas 70 personas, de las cuales 40 pertenecen a las sedes operativas de las cooperativas sociales. Se trata de un ejemplo de cómo una tensión ideal puede generar respuestas que tienen en cuenta tendencialmente todos los aspectos de la realidad. Desde el punto de vista económico, el proyecto reduce el derroche y crea nuevas oportunidades de trabajo. Desde el punto de vista social, valora el trabajo de personas desfavorecidas, capaces de conjugar informática y telemática con un trabajo manual de precisión, y les ofrece una gran oportunidad de formación profesional, también gracias a la atención que se presta a las diversas competencias y capacidades de cada uno y a las actividades de investigación y desarrollo que se llevan a cabo. También existen grandes ventajas desde el punto de vista medioambiental, del cuidado del entorno y de la salud, porque se evita la generación de residuos muy contaminantes y difícilmente reciclables.
Subsidiariedad no significa solidaridad, como muchos creen todavía, sino valoración de todo el “movimiento” creativo del hombre –incluida la solidaridad–, que es capaz de crear bienes, incluido el beneficio.
* Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad
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