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Huellas N.2, Febrero 2005

IGLESIA Tierra Santa / Entrevista a Filippo Landi

¿Qué perspectivas después de Arafat?

a cargo de Paola Bergamini

¿Cambia algo con la elección del nuevo líder palestino Abu Mazen? ¿Y para la minoría cristiana? Entrevista a Filippo Landi, corresponsal de la RAI en Jerusalén

La elección de Abu Mazen como presidente de la Autoridad Nacional Palestina ha suscitado muchas esperanzas, pero los nuevos actos de violencia y las víctimas tanto israelíes como palestinas, parecen ahogarlas. ¿Qué piensan de esta situación los observadores en Jerusalén?
Creo que, en definitiva, son dos los juicios más difundidos sobre la situación después de Arafat. El primero evidencia que la muerte de viejo líder palestino no podía ser la solución de los problemas, como erróneamente pensaba alguno y quería que así se creyera. Se defendió que el principal obstáculo para la paz era Arafat: su falta de disponibilidad para encontrar un compromiso y su tolerancia para con el terrorismo. Ahora está Abu Mazen, que siempre ha condenado el terrorismo y también el uso de armas en la entifada. Sin embargo, los problemas persisten: el uso de las armas continúa atrayendo a muchos palestinos. La sociedad palestina parece dramáticamente confusa, aún más de lo que a veces nos la pintan. La Autoridad Nacional Palestina (Arafat antes y ahora Abu Mazen) debe vérselas con movimientos y organizaciones independientes arraigados entre la gente y que legitiman y utilizan las armas para oponerse a los israelíes. Abu Mazen está profundamente convencido de que a los palestinos les conviene abandonar las armas en pos de una nueva entifada democrática dirigida a la construcción del Estado palestino.

Este objetivo, señalado muchas veces por Abu Mazen, saca a la luz otro equívoco, que ha marcado los últimos años de la vida de Arafat: se le pedía que luchara en contra del terrorismo para poner fin a la violencia, y esto había ocultado qué Estado palestino podía y debía nacer. Hay que contar además con los problemas sin resolver hasta ahora: la continuidad y dimensiones de su territorio (definido y reducido por el muro de separación), el problema de los prófugos palestinos fuera de Israel, el futuro de Jerusalén, sea o no capital de dos Estados. Son graves problemas que Abu Mazen ha vuelto a poner sobre el tapete en busca de una solución global al conflicto. Acogiendo favorablemente la hipótesis de la retirada israelí de Gaza, preludiada por Sharon, Abu Mazen ha insistido en que los palestinos podrán dar un paso sólo ante la propuesta de una solución global y concordada.
Hay que reparar en el juicio de los que afirman sintéticamente: más allá de Arafat hay un problema palestino que reclama una solución.

El juicio de otros observadores, por el contrario, destaca el escepticismo israelí, su desencanto ante las dificultades y la incapacidad de los nuevos dirigentes palestinos para llevar adelante los llamamientos a deponer las armas y todas sus consecuencias. Es más, existe la convicción de que la lucha contra el terrorismo y por la seguridad debe seguir siendo la estrella que guíe las acciones del gobierno de Jerusalén. Desde esta perspectiva se puede inferir la oposición de la sociedad israelí al retiro de Gaza. Sharon afirma que servirá para garantizar mayor seguridad a Israel al eliminar una fuente de conflicto con los palestinos y contribuirá a fortalecer le presencia israelí en otras zonas de la Cisjordania. Para sus adversarios, el retiro de Gaza significaría la caída de un bastión en la lucha contra los terroristas que quieren destruir a Israel.

El Custodio de los franciscanos en Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa, ha definido como “valiente y sabio” el discurso de Abu Mazen pronunciado el día de su investidura. ¿Qué puede aportar esta nueva situación política a la comunidad cristiana?
Creo que es justo mirar el futuro de la comunidad cristiana (poco más del dos por ciento en Israel y menos del dos por ciento en los territorios palestinos) como indisolublemente ligado a las otras comunidades, a la guerra que todos sufren, a la paz de la que todos querrían gozar. Muchas familias cristianas, por ejemplo, han tenido que irse de Belén en los últimos cuatro años de entifada. Y aún diría más: la falta de trabajo, los problemas para que los hijos estudien, la dificultad para moverse y relacionarse, los peligros cotidianos, etc., los sufren todos, tanto cristianos como musulmanes. Los cristianos palestinos y su obispo han solicitado el fin de la ocupación militar israelí. Al mismo tiempo, han condenado el terrorismo y todas las formas de lucha violenta que el integrismo islámico ha alimentado. De ahí las tensiones entre cristianos y musulmanes, incluso en la tierra de Palestina. Lo que todos esperan es un esfuerzo sincero en favor de la paz y la justicia.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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