Empiezan los Diálogos de “Bolonia hace escuela” con Claudio Risè, Magdi Allam y Giorgio Vittadini tomando el libro de Giussani Educar es un riesgo como hipótesis adecuada para mirar con esperanza hacia el futuro. Una iniciativa que implica a padres, profesores, empresarios y periodistas en una obra educativa
Mucha Bolonia había en el aula magna de la Universidad más antigua del mundo el lunes, 8 de noviembre: estudiantes, padres, profesores y empresarios, algunos políticos, entre ellos, Roversi Monaco, Panebianco y el presidente de Assoindustria Maccaferri. Muchos los que han hallado en estos meses en “Bolonia hace escuela” un lugar para leer y juzgar la realidad a partir de una preocupación por la educación de sus hijos, sus estudiantes o sus compañeros de trabajo. Grupos empresariales y asociaciones de categoría han apostado por la educación –lo cual no significa sólo aulas y estructuras– como recurso para el próximo futuro.
« Nuestra vida es inútil. Nosotros somos una masa informe». El juicio desesperado de una chica de quince años que Elena Ugolini, directora del liceo Malpighi de Bolonia, citó, abrió la sesión de la primera noche de los “Diálogos”, una iniciativa lanzada en los meses pasados por dos centros educativos y por la Compañía de las Obras con el fin de que la ciudad y las empresas inviertan en la educación. Ante un aforo de más de mil personas, Claudio Risé, psicoanalista, Magdi Allam, subdirector del Corriere della Sera, y Giorgio Vittadini, presidente de la Fundación para la Subsidiariedad, trataron de comprender aquel grito y cuál sería su posible rescate. «El malestar que denuncia es muy serio. “Masa informe” significa que no hay forma –explicaba Risé–; nos encontramos ante una psicosis colectiva». Según el psicoanalista, la raíz del mal está en la falta de un ámbito en el que otro te devuelva tu imagen, un lugar que te permita descubrir lo que eres. Como apuntaba Risé, la destrucción de todo ámbito formativo de pertenencia, por ejemplo la familia, es típica de los totalitarismos del siglo pasado. «Hoy las ideologías totalitarias han fracasado, pero la situación permanece muy parecida». ¿Entonces, qué hace falta? Para Risè es preciso «un ámbito formativo y educativo». Poco después añadió que el malestar de la chica citada empieza por «una desventaja ideológica», no material. Ha sido «poco amada».
Debilidad europea
¿Cuál es entonces la debilidad de Occidente, de esta Europa? Ugolini planteó esta pregunta a Allam y el periodista se vio impelido a partir de la crónica del reciente asesinato de Theo Van Gogh, en Holanda. «Reflexionar sobre nuestra identidad es positivo –contestó–; sólo el que tiene una identidad fuerte y firmes raíces puede confrontarse con los demás, pero hoy falta todo esto. El camino es arduo». Los hechos citados por Allam, sobre todo acerca del terrorismo, documentan que el problema para Europa se encuentra en sus confines y no fuera. El asesino de director holandés había nacido en Holanda, musulmán no-practicante hasta hace unos años, en que vino la improvisada adhesión al fundamentalismo. Igualmente los terroristas del 11 septiembre se prepararon en Europa. Parece que haya antídotos y no se proponga nada que resulte creíble. Para Allam, aunque el islam padezca de una interpretación literal de sus textos, es un error considerarlo como una realidad monolítica. ¿De dónde partir entonces para hacer frente al peligro? El subdirector cita a mons. Caffarra, arzobispo de Bolonia: «El hombre es irreductible».
Pero si el hombre es tan frágil –apremia la directora–, tan frágil que puede llegar a destruirse y a destruir, ¿cómo puede ser el fundamento del que partir para construir? Vittadini recoge la provocación: «La chica no tiene culpa, sus profesores sí». Y la culpa es negar lo que el corazón denuncia y pide. Aun en las circunstancias que más embrutecen y esclavizan –se hace referencia desde los cuentos de Pirandello al Barabba de Lagerkvist–, la mirada puede vislumbrar la luna. «Los santos no nacieron santos, lo que la chica dice no es verdad, el corazón es más grande, no somos esclavos, el corazón descubre que ninguna circunstancia puede esclavizarte del todo, pero los ideólogos del fundamentalismo, que se han formado en Occidente, niegan lo que el corazón percibe, dicen que no es verdad». Sin embargo, para Vittadini esta verdad que brota del corazón y fundamenta el valor de la persona ha marcado toda la historia de Occidente, infiltrándose positivamente en el socialismo con rostro humano y en el liberalismo. Claro, hace falta “alguien que te ame” y entonces tu destino ya no será lo de un anuncio americano, citado por Vittadini, que venía a decir que quien no es el primero se queda para toda la vida mirando el trasero del bisonte. «La mirada se alza hacia el horizonte de la pradera, no se queda atrapada en el bisonte».
Qué decir a los padres
Queda por ver, para Elena Ugolini, qué decir a los padres, a los que tienen responsabilidades civiles y sociales, a los empresarios. Risè reserva a los padres la difícil tarea de reflexionar sobre la “herida” abierta en Occidente, o sea, la relativización imperante que «ha privado al ser humano de sus pertenencias. En las viejas sociedades se podía experimentar una pertenencia; hoy están todas destruidas. El problema no es la esclavitud sino la destrucción de las pertenencias». De ahí hace falta volver a partir. Allam explica sin reticencias que quien tiene responsabilidades civiles tiene que «hacer todo lo posible para sostener valores compartidos, parámetros éticos, para que no se conceda ningún resquicio al terrorismo, para que leyes y valores sean salvaguardados por todos». Vittadini no sermonea a los empresarios: «Lo importante es que existan, que se den. Puesto que ya están desapareciendo, no contribuyamos a eliminarlos».
El diálogo tendrá otras citas. Como explicó el vicepresidente de la CdO de Bolonia, Franco Bernardi, “Bolonia hace escuela” aspira a convencer a la sociedad y al mundo empresarial del hecho de que la mejor inversión para el futuro es la educación.
BOX
Carta
Querido don Gius:
Puesto que tú tienes mucho que ver con lo que está pasando, querría contarte cómo van los encuentros de “Bolonia hace escuela”. Justo ayer por la tarde tuvimos un encuentro público con Claudio Risè, Magdi Allam y Giorgio Vittadini sobre el lema “El yo, fundamento de civilización”. En el curso de estos meses ha nacido algo mucho más grande que nosotros que va reuniendo al mundo empresarial, profesional y cultural de nuestra ciudad en torno a la cuestión de la educación.
Lo que tú nos testimonias, la manera con la que nos educas, es lo que todos necesitan, en primer lugar los adultos. Son ellos los que más urgencia tienen de encontrar en su vida personas que los ayuden a comprender el valor de las cosas, a leer los hechos, a reconocer la dirección en la cual moverse, no sólo con sus hijos, sino también con sus estudiantes, compañeros de trabajo, clientes, con las personas que encuentran a diario.
Es otra civilización la que nace de la relación contigo, porque nos introduces en una manera nueva de concebir las relaciones y de pensar en el futuro. Nunca había encontrado una disponibilidad y una sintonía tan grande, aun siendo gente lejana. Es como si por primera vez esperaran algo más. Nos abren su propia casa, nos ofrecen lo que tienen, se examinan a la luz de los contenidos de Educar es un riesgo. Ha empezado un movimiento que desde una pequeña gota, cual mancha de aceite, está implicando a toda la ciudad en una obra que no se agota en la construcción de dos escuelas sino que compromete nuestra misma educación.
Pensándolo bien, todo empezó con lo que me dijiste acerca del lema que propusimos para el liceo Malpighi, “Escuela de persona”: «Fenomenal, es la síntesis de todo. Es un trabajo de toda nuestra personalidad lo que se nos pide. Del capitán nace el ejército. El profesor no indica sólo un ejemplo, forma nuevas personas. De todas maneras, es verdad que es Dios quien hace crecer a un hombre y le hace ser».
Gracias de parte de todos los que estamos viviendo esta aventura.
Elena
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón