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MAGISTERIO

Sobre el teólogo Erik Peterson

Benedicto XVI
28/10/2010

« “No tenemos aquí una ciudad permanente”. Él pasó de la seguridad de una cátedra a la incertidumbre, sin morada, y se quedó durante toda su vida privado de una base segura y sin una patria cierta, verdaderamente en camino con la fe y por la fe, en la confianza de que en este estar en camino sin morada, estaba en casa de otra manera y se acercaba cada vez más a la liturgia celeste, que le había impresionado (…).

Por todo esto se comprende que muchos pensamientos y escritos de Peterson quedaron fragmentarios a causa de la situación precaria de su vida, tras la pérdida de la enseñanza, a raíz de su conversión. Pero, aun debiendo vivir sin la seguridad de un sueldo fijo, se casó aquí en Roma y constituyó una familia. Con ello expresó de modo concreto su convicción interior de que nosotros, aunque extranjeros –y él lo era de modo particular– encontramos un apoyo en la comunión del amor, y que en el amor mismo hay algo que dura por la eternidad. Él vivió este ser extranjero del cristiano. Se había convertido en extranjero en la teología evangélica y permaneció extranjero también en la teología católica, como era entonces. Hoy sabemos que pertenece a ambas, que ambas deben aprender de él todo el drama, el realismo y la exigencia existencial y humana de la teología».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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