La Conferencia Episcopal de la Comunidad Europea –COMECE– ha querido celebrar una peregrinación con 300 representantes de todos los países de Europa con ocasión de la entrada de los 10 nuevos países miembros de la Comunidad Económica Europea. En un gesto lleno de significado la iniciativa dio comienzo el sábado 17 de abril, en la abadía benedictina de Silos. Este inicio situado fuera del habitual camino de los peregrinos servía para recordar el papel que san Benito ha protagonizado en la construcción de Europa. El miércoles día 21, con la misa en la Catedral de Santiago culminó la peregrinación.
Si Goethe dijo que Europa se había construido en el Camino de Santiago, los años bárbaros de la destrucción del mundo antiguo se superaron por la acción de san Benito y sus monasterios. Además, la abadía de Silos, que según los historiadores tiene sus orígenes en el siglo VII, tenía la particularidad de haber sido destruida por las razias islámicas que también destruyeron la Catedral de Santiago y como ella fue reconstruida con posterioridad.
Entre los peregrinos se encontraban no sólo católicos, sino miembros de otras confesiones cristianas, ortodoxos, luteranos y anglicanos; varios miembros del Parlamento Europeo junto con funcionarios de diversas instituciones europeas. Asistían representantes de otros países que en mayo, después de las nuevas incorporaciones, permanecerán todavía a las puertas de la Comunidad Europea, como Albania. Había religiosos y laicos, de institutos tradicionales y de los nuevos movimientos de la Iglesia. Había frailes Benedictinos y Dominicos, frailes de Taizé, laicos del movimiento Focolar, del Camino Neocatecúmenal, de Comunión y Liberación, de la Comunidad de San Egidio, y del Movimiento Carismático, entre otros.
En cada etapa diversos encuentros centrados en el tema Europa, el rezo de las Horas y algunas conferencias. La primera homilía se celebró en el claustro románico de Silos ante el relieve de Cristo y los discípulos de Emaús. En ella, monseñor A. H van Luyn s.d.b. dijo: «Europa no está abandonada a su suerte. Tiene todavía sus raíces cristianas y, sobre todo, siempre está abierta la puerta para el regreso a Cristo, fuente de toda esperanza, (cfr. Ecclesia en Europa, n. 18-21). Europa se encuentra ante el desafío de elegir de nuevo a Dios y a Cristo, dejándose conducir por la pedagogía del Señor Resucitado. Aunque para muchos europeos hoy parezca un extranjero, siempre es el compañero por excelencia de nuestro viaje».
Abrió la serie de conferencias eurodiputado del partido popular español Íñigo Méndez de Vigo y miembro del Presidium de la Convención Europea, ya que el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, que había confirmado inicialmente su asistencia, nos hizo llegar un vídeo de disculpa. Méndez de Vigo se mostró partidario de la mención de la raíces cristianas. Los miembros de los países del Este fueron quienes de manera más fuerte vieron la necesidad de citar las raíces cristianas en la Constitución Europea.
En la conferencia final en Santiago, el presidente de la Xunta de Galicia tan solo llegaba a decirnos: «Es bueno recordar que nos encontramos en un lugar del mundo que, cada año, revitaliza sus principales señas de identidad en una historia y unas tradiciones compartidas con el resto de Europa… Por ello, el Camino de Santiago y los valores sociales, religiosos y culturales integrados en la cultura jacobea son punto de partida y pilar fundamental de la identidad europeas».
La convivencia mutua de los peregrinos, una vez más ponía de manifiesto, lo que nuestros políticos no se atreven a defender con mayor claridad, que la unión de los pueblos de Europa, como la que compartimos en esos días, lo será en la medida en que Cristo sea nuestra referencia de actuación.
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