Va al contenido

Huellas N.5, Mayo 2004

SOCIEDAD Medicina y Persona en España

Un fin de semana en Benasque

Alex Brenchat

Algunos médicos, enfermeros y personal sanitario que comparten el interés por la persona organizaron unos días de esquí para tener la oportunidad de dar los primeros pasos en lo que, con el tiempo, será el grupo de Medicina y Persona en Cataluña

Es sorprendente lo que está sucediendo entre nosotros desde que Eli, una médico de Barcelona recién licenciada, conoció a través de unos amigos a Inma, una neuróloga que también trabaja en nuestra ciudad. Viendo la necesidad de ayudarnos a vivir a fondo nuestra profesión, enseguida surgió una amistad que se ha extendido a todo un grupo de estudiantes universitarios de la rama sanitaria de Barcelona.

Ante la profesión y sus fatigas
Durante las prácticas o el trabajo en los hospitales, es doloroso constatar la tendencia generalizada a descuidar el trato con el paciente, con la persona que tenemos delante. No se puede culpar a nadie de que esto suceda. Cuando empezamos a ejercer todos tenemos ganas de hacer bien las cosas, de disfrutar de nuestro trabajo y de dar un buen servicio. Sin embargo, las condiciones de trabajo no son siempre satisfactorias y ante la enfermedad experimentamos todos nuestros límites. En particular, la percepción de que ninguna respuesta es suficientemente adecuada para explicar o acompañar el sufrimiento a menudo hace que la distancia con el paciente sea el escudo más utilizado para censurar la provocación que supone esta realidad cotidiana.

Ayudarse en lo que vale
Acostumbrarse a esta distancia es quedarse a mitad de camino del desarrollo de nuestro trabajo y de la relación con el enfermo. Pronto nos dimos cuenta de que, para salir de esa nada en la que continuamente también caemos, necesitábamos ayudarnos a comprender el valor de cada persona y de nuestro trabajo, a recuperar con esperanza una visión adecuada sobre todo lo que nos sucede. Por este motivo, decidimos vernos periódicamente en Barcelona: cenamos juntos, hablamos de lo que nos preocupa, leemos algunos textos o cartas que pueden ser de ayuda para todos. De esta manera, se va consolidando una amistad que cada vez es más constitutiva del camino profesional y humano, porque tiene que ver con el significado de todo.

Milán, Madrid, Barcelona
Conocíamos ya la existencia de la Asociación Medicina y Persona en Italia e Inma nos había hablado de sus amigos de Madrid, que participaban de la misma experiencia. Conscientes de que formamos parte de una historia más grande y con el deseo de conocerla mejor, decidimos organizar unos días de esquí juntos en el valle de Benasque, en los Pirineos.
Nos fuimos en el puente de San José, quien por cierto, se portó “de fábula” regalándonos unos días preciosos con unas condiciones climatológicas óptimas. Fue conmovedor el cuidado con que preparamos el encuentro. Con asombro reconocimos que todo sucedía con una naturalidad y una belleza que excedía, sin ninguna duda, cualquier cálculo previo. Todo estaba preparado de forma providencial para que nos pudiésemos conocer.

Una convivencia fundada
El viernes por la noche llegamos de Barcelona. Los madrileños nos estaban esperando y nos habían preparado una estupenda cena. Al día siguiente, hicimos una excursión con raquetas de nieve por los valles del Hospital de Benasque, cantamos mucho junto con Manoli y volvimos la mar de contentos de pasar el día juntos. A lo largo del día el rezo del Angelus y la misa nos hicieron presente el origen de la amistad que teníamos delante como un bien indudable. Antes de cenar, pudimos comentar juntos una conversación de Giancarlo Cesana sobre Medicina y Persona. Los que habían participado en algún encuentro o vacaciones de la asociación nos contaron lo que había supuesto para ellos y nos planteamos la posibilidad de ir juntos a las vacaciones en la Thuille que se proponen para este verano.

Presencia y amistad
Se hizo patente que la propuesta que se nos hace no es algo sentimental y pasajero, sino todo un camino de una consistencia y belleza extraordinaria para nuestro desarrollo personal y profesional. Al día siguiente algunos pudimos subir a esquiar. Fue tan bonito que nos temblaban las piernas por el cansancio y no queríamos parar ni a comer. Ignacio repetía que nunca había disfrutado tanto esquiando. Las condiciones eran de nuevo extraordinarias, pero más todavía lo es la amistad que nos une. Pudimos admirar en silencio la belleza de las montañas, reconociendo agradecidos que Aquel que nos las pone delante es también el que se hace presente en esta compañía.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página