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Huellas N.2, Febrero 2004

CL Centro de Solidaridad

Trabajo para vivir

Pilar Ortiz de Urbina

Hace catorce años nacía en Madrid el Centro de Solidaridad. Se trataba de ofrecer formación y encontrar empleo a quienes lo demandaban y además de ayudarles a descubrir el significado del trabajo

A lo largo de estos años han acudido al Centro casi cinco mil personas que pedían diferentes formas de ayuda, a las que hemos intentado dar respuesta. De este modo fueron surgiendo la Bolsa de Trabajo, los Cursos de Formación, o el servicio de Asesoramiento Jurídico y laboral. También les hemos ofrecido proyectos específicos de inserción laboral, así como actividades culturales y recreativas.

Personas en acción
Con todo el que llega realizamos una labor de acogida y acompañamiento a nivel personal, pues somos conscientes de que hay que hacer un camino con ellos y ayudarles a descubrir su verdadera necesidad, porque sabemos por experiencia que el objeto del trabajo es el hombre y no, el trabajo en sí. Por eso les acompañamos.
Esta actitud de poder abrazar a cada persona en su totalidad es lo que ha propiciado que casi el 80% de los llegan a pedir ayuda sean personas tratadas socialmente como “marginados”: parados de larga duración, inmigrantes, mujeres con cargas familiares no compartidas, discapacitados, etc. Para ellos hemos realizado 5 cursos de formación –Teleoperador, Ofimática, Orientación Laboral y Auxiliar de Ayuda a Domicilio– y 14 proyectos de ayuda a la Inserción Laboral, cofinanciados por diversas Consejerías de la Comunidad, Fondo Social Europeo, Ayuntamiento de Madrid y ONCE. También se han efectuado cursos de formación de iniciativa privada, tanto personal como empresarial. Con el fin de posibilitar una mayor amistad y convivencia, especialmente entre personas en riesgo de “exclusión social”, y apoyar su motivación e integración social, se han promovido diversos encuentros y actos festivos, exposiciones y actos culturales. Desde aquí queremos dar las gracias de forma especial a todas las personas que de forma voluntaria están colaborando directamente en esta obra, dentro de las posibilidades de cada uno, dando su tiempo, conocimientos, ofertas o cuotas.

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Testimonio de Pilar
Desde hace cuatro años, la gran tarea del Centro de Solidaridad pasa por la persona de Pilar Ortiz de Urbina, una mujer de 63 años que es madre de 4 hijos y abuela de 6 nietos. Comenzó en 1990 como voluntaria, pero su implicación fue aumentando poco a poco, mientras crecía su certeza de que es Dios quien la llamaba a sostener esta obra. Su testimonio diario nos ha permitido a todos contemplar al Centro de Solidaridad con esta certeza en la mirada, y a lo largo del tiempo hemos podido comprobar que verdaderamente Él está, porque actúa.
«Para mí, trabajar consistía simplemente en realizar ciertas funciones en una empresa determinada y a cambio recibir una contraprestación económica para cubrir mis necesidades. Pero hubo un momento en que esto cambió gracias al encuentro con Carras. Comprendí que mi verdadera vocación era dedicar todo mi tiempo al servicio de los demás. Por eso no percibo mi labor en el Centro como un trabajo, sino como un regalo especial que Dios me ha dado, y de esa conciencia surgen el agradecimiento y la felicidad. Durante estos cuatro años el Señor no ha dejado ni un solo día de abrazarme con su Presencia, ayudándome suavemente a limar mis limitaciones y dándome una capacidad mayor de apertura en mi corazón. Cuando soy capaz de reconocerlo, surgen en mí el agradecimiento y la ternura que me llenan de alegría y paz, pues sólo quien tiene experiencia de ser querido a pesar de su pequeñez puede transmitir lo que ya ha recibido antes, con la seguridad de que eso es lo mejor que puede dar».

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CARTA enviada por una de las personas atendidas en el Centro
Llegué a Madrid procedente de Buenos Aires en noviembre del 2000, buscando trabajo, pues mi situación en Argentina era desesperada. Pilar fue uno de los primeros rostros que conocí aquí. Me acogió con cordialidad y me explicó la razón de ser del Centro de Solidaridad. Con alegría reconocí, que a pesar de ser recién llegado, su corazón latía con la misma pasión que el mío, pasión por Cristo presente aquí y ahora en el encuentro plenamente humano. A partir de ese encuentro creció una amistad, que me sostuvo y llenó de sentido mi búsqueda de trabajo. Pero esto que me ha ocurrido a mí, es también lo que les ocurre a tantos hombres y mujeres que llegan al Centro, a través de múltiples camino a golpear las puertas de Pilar y sus colaboradores y que reciben primeramente un acompañamiento humano, un sentido para su búsqueda y para su vida y una capacitación que les permite una inserción social, y un trabajo digno.
Viendo la acción del Centro, verifico que cuando hay una verdadera pasión por Cristo y por el hombre concreto, las obras surgen y crecen más allá de lo que uno inicialmente pensaba y esto ocurre no sólo en España, Italia o Brasil, sino que puede acontecer en cualquier lugar, donde una persona toma en serio su destino y decide ponerse en primera persona a cambiar la realidad, tornándose colaboradora del proceso creador de Dios.
(Jorge Mª)

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Testimonio de una trabajadora del CDS
Vino una mujer embarazada buscando trabajo y le comentó a Pilar que quería abortar, pues no tenía dinero, no podía pagar la casa y en su estado nadie le daba trabajo. Pilar la acompañó para que no abortase y le buscó un trabajo en el cual sigue, además de disfrutar de su hijo. También recuerdo a un hombre de 42 años que estaba en paro y tenía 2 hijos de 3 años y 4 meses y su mujer estaba en el psiquiátrico. Como estaba solo y no podía pagar una casa ya que no tenía trabajo, le quitaron la custodia de los hijos; tampoco tenía familia que pudiese ayudarle y, a nivel personal, estaba hundido y sin esperanza. En menos de un mes se le consiguió un trabajo y, pasados unos meses, se presentó un día a vernos y darnos las gracias, acompañado de sus hijos con la nómina cobrada y el recibo de nueva casa en la mano. Había personas que después de un año de haber encontrado trabajo, venían para agradecer la ayuda prestada y con la certeza de saber que el Centro había sido para ellos un lugar de acogida y acompañamiento humanos. El tiempo que trabajé allí, me hizo darme cuenta de la suerte que tengo de tener una familia y de haber encontrado un lugar, donde se me cuidó y ayudó a caminar hacia mi destino.
(Ruth)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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