Sociedad, estudio, trabajo y familia fueron los temas de los testimonios que acompañaron los trabajos de la diaconía norteamericana del 16 al 19 de enero pasados
Sociedad
«Nuestra experiencia del cristianismo es una experiencia que nos permite estar en la realidad»
Julián Carrón
La camarera sirve un poco de agua mientras en el micrófono se suceden las intervenciones. Escucha mientras vierte el agua. De pronto se para y le dice a uno de los presentes: «¿Se puede participar en esto? Porque a mí me interesa, ¿sabes?, y me gustaría que participara mi hijo de veinte años». Este episodio, sucedido en el gran hotel de Mineápolis que albergaba el encuentro de los responsables norteamericanos, es el último de una larga serie de hechos que en este último año demuestran un modo nuevo de estar en la realidad, tanto en las situaciones normales como en las dramáticas. Del agua al café. «El año pasado, mientras rezábamos antes de comer, la camarera, Alexandra, esperó para servir el café. Se excusó de habernos interrumpido y charlamos un poco. Venía de Francia y trabajaba temporalmente como camarera para aprender inglés. Me dijo que Minnesota le parecía aburrido y la invité a venir a mi casa. Le sorprendió, pero aceptó y comenzó una amistad que condujo a su decisión de bautizarse en septiembre pasado».
Antes de las vacaciones de Navidad, la profesora de Fedi había dicho a sus alumnas que tenía intención de pedir a su marido que se fuera de casa. «Todas las chicas la animaban: siga adelante, siéntase libre. Pero cada vez que se refería a la separación yo le hablaba de mis padres y de cómo fue su relación cuando mi madre se puso enferma. Las demás chicas me consideraban estúpida, pero al volver de las vacaciones la profesora me dijo que no le había vuelto a pedir a su marido que se marchase, sobre todo porque deseaba estar con su marido de la misma forma en que están juntos mis padres y deseaba estar con sus hijos como mi madre está conmigo. Sé que tengo límites, pero algo me ha alcanzado».
Holly da clase en un colegio del norte de California que este año ha tenido que afrontar la muerte de dos estudiantes del último curso y de un profesor. «Lo que me ha confirmado absolutamente que Cristo existe es que he podido afrontar todo esto con los chicos y mis colegas sin abatirme o caer en el sentimentalismo. La fuerza para hacerlo no venía sólo de mí, sino también de la compañía en la Casa y en la comunidad».
A escala nacional, la guerra contra Iraq ha sido una provocación para dar un juicio. En una comunidad de Texas se reunieron para discutir el panfleto “No a la guerra, sí a América”. «Aunque no estábamos cien por cien de acuerdo sobre su contenido, nos ayudó a todos a mirar la realidad de otra manera, a través de los ojos del movimiento y de la Iglesia. De este modo, hemos empezado a mirarnos a nosotros mismos, nuestra relación con Cristo y nuestros amigos de una forma diferente. Por primera vez en la historia de nuestra pequeña comunidad, aquí, en Houston, hemos comprobado cómo Cristo y la Iglesia (a través de nuestro movimiento) son algo que penetra todos los aspectos de la realidad, incluso aquellos que normalmente en Estados Unidos no forman parte de lo que la gente considera experiencia religiosa. En esta ocasión, Cristo era realmente la piedra angular del edificio».
Estudio
«Expresamos auténticamente nuestro deseo cuando gritamos, cuando pedimos»
Julián Carrón
En Estados Unidos, la experiencia del CLU la suelen vivir una o dos personas en campus que acogen hasta cuarenta mil estudiantes.
En este contexto, la urgencia de vivir todos los aspectos de la vida estudiantil no simplemente como un indispensable paso hacia un cumplimiento futuro, sino como búsqueda de un significado ya en el presente, les ha empujado a arriesgar en su ambiente.
Este otoño, en California, Kate, Mary y Brian organizaron en su campus un encuentro sobre el significado de estar en la universidad. Para Katie la experiencia era «ponerme en juego con algo que sabía que me hacía feliz», invitando a amigos y profesores y distribuyendo centenares de panfletos a la gente que pasaba.
En Texas, Luca y Vittorio se centraron en el tema de los ejercicios del CLU del pasado mayo: «La respuesta a nuestro deseo se ha hecho carne» e invitaron a monseñor Albacete. Ciento veinte personas participaron en esta conferencia en la que iba a intervenir también el párroco de Luca y Vittorio. Después de escuchar a monseñor Albacete, el párroco renunció a realizar su intervención y ¡se puso a hacer preguntas!
Durante la asamblea del viernes por la mañana, Luca dijo: «Los problemas estaban claros: trabajo, estudio y chicas. El modo de afrontar estos problemas fue el rostro de monseñor Albacete, la amistad con vosotros, lo que nos dice don Giussani. He comprendido que nuestro punto de partida son los deseos a los que se busca respuesta. La gente se queda impresionada por lo sucedido y se puede leer en sus caras que son felices».
Intervino también Jennifer, estudiante de fotografía de California. El pasado octubre le diagnosticaron un cáncer a su madre, seguidora de la Cienciología. «Esta situación ha hecho que estuviera en casa con mi madre y ella ha podido ver el afecto de mis amigos por mí y por ella. Después de ocho años he comprendido por fin qué significa ser libre». Un día, Jennifer estaba presente cuando su madre explicaba que, según la doctrina de la Cienciología, había enfermado de cáncer a causa de un error que ella había cometido. «Después de oír aquello no me pude callar. Le pregunté qué decisión le había causado el cáncer y ella me contestó que eran sus decisiones respecto a la familia. Le respondí que me había cuidado bien, que la quiero y que no era cierto que estuviera enferma de cáncer a causa de su decisión».
«En estos meses, estuviera velando a mi madre, haciendo la compra o sacando a pasear al perro, pedía a Cristo que estuviera presente y he sido más feliz que nunca. Me impresionaba el poder despertarme por la mañana con esta “explosión” del hecho de Cristo, sabiendo que mi madre tiene un tumor y, al mismo tiempo, viviendo la vida con esta intensidad».
Trabajo
«Desde el momento en que he llegado aquí, he escuchado a la gente contar sus propias experiencias y esto es lo fundamental del método»
Julián Carrón
Diferentes testimonios desde los puestos de trabajo documentaron la conciencia de un hecho que sucede. Una muestra de ello fue la descripción de relaciones aparentemente imposibles entre colegas que, sin embargo, desembocaron en una amistad. Para Dino todo comenzó con un interrogante ético que le planteó una compañera durante el descanso para tomar café. «Le dije: “No puedes hablar de ética sin concebir a Cristo como una presencia”. Ella insistió tres veces en el mismo punto, preguntándome: “¿Qué quieres decir?”». Desde entonces han empezado a trabajar juntos sobre El sentido religioso.
A más de 1.600 kilómetros de distancia, Giorgio combatía por su puesto de trabajo en un laboratorio médico de Chicago. «Aceptar a mi jefe o al compañero que está en feroz competencia conmigo para obtener mejores resultados es algo que puedo tratar de hacer también con mis fuerzas, pero no resistiría mucho tiempo. Para poder trabajar de forma diferente necesito antes que nada ser aceptado. Mi libertad radica en reconocer que yo pertenezco a este lugar. Entonces veo que mi vida es mejor. Por ejemplo, soy capaz de colaborar con mis colegas gracias a mi experiencia en el movimiento, que nos cambia, nos vuelve más inteligentes, más capaces de construir relaciones con los demás».
También Paolo subrayó la conciencia de pertenencia: «A través de mi trabajo de arquitecto he descubierto en las relaciones con las personas que me rodean que la subjetividad de mi ser puede existir sólo dentro de una pertenencia, que da valor a mi jornada, exalta mi “yo” y lo enriquece». Y Cristoph, teólogo y profesor, señalaba: «En mi profesión, el criterio predominante es la razón como medida de todas las cosas. Tengo cincuenta años y ya está bien. No quiero volver a escribir o leer según el criterio dominante en mi disciplina. Debo redescubrir –y es un procedimiento muy doloroso, con todo el racionalismo que ya está instalado en mi persona– un nuevo modo de hablar del conocimiento de la realidad, de la razón y de la experiencia. Antes de hablar de todo ello con los demás en el campo académico, necesito redescubrir la realidad según mi experiencia de pertenencia».
La dirección de la universidad pidió a Steve, otro profesor, que hablara a los estudiantes del primer curso. «Somos portadores del significado del mundo. Cuando pregunté por qué me habían elegido a mí, me respondieron que muchos directivos del instituto estaban impresionados conmigo. Yo no he hablado explícitamente de Cristo con ellos. Sencillamente han podido ver en mí un modo nuevo de estar presente en la universidad».
«Tal vez mi mayor deseo haya sido siempre el de hacer algo grande, útil, importante para el mundo. He dedicado mi carrera a la ciencia». Durante más de treinta años, Massimo, un astrofísico, se ha abierto camino fatigosamente para llegar a la cumbre, hasta el punto de trabajar con el telescopio más potente del mundo, el Hubble Space Telescope. «Ayer por la mañana, el jefe de la NASA suspendió mi proyecto. Cien millones de dólares y cinco años de trabajo se esfumaron en diez minutos de conversación. Desde ayer mi vida está descompuesta. Quería hacer algo grande y, ahora, ¿de qué ha servido todo?, ¿qué sentido tiene lo que mis compañeros y yo hemos hecho en estos cinco años? Si lo pienso, lo que queda es el modo en el que yo he estado, día a día, delante de mi ordenador y de mis compañeros, lo que ellos han visto, lo que les he dicho y lo que no, mi silencio, las bromas, las preguntas. Nada puede suspender mi humanidad, la misma que han percibido mis colegas. El signo que yo pensaba dejar no es un instrumento, sino mi presencia, los amigos que he encontrado, lo que está en el fondo de mi corazón, Cristo. Ésta es la ciencia de nuestra vida, nuestro trabajo».
Familia
«Si he descubierto mi humanidad y he visto un cambio que toca a toda mi persona, es porque he encontrado a Cristo»
Julián Carrón
Este año muchos amigos han tenido que afrontar graves enfermedades y dificultades en sus familias y en el trabajo. Ello se ha transformado en petición a Cristo, que ha respondido con el céntuplo. Pensemos en BJ, de California, cuya historia parece casi imposible: tiene un melanoma y este año le han diagnosticado cáncer a su madre y a su hermana Nancy. Al no tener seguro sanitario, el “sí” para Nancy ha sido aceptar la ayuda de extranjeros de Italia que le han proporcionado asistencia médica, la han acogido en sus casas y le han abierto sus familias. Y así ha encontrado el movimiento. «Me han hecho ver que Dios está realmente presente a través de la humanidad que ellos me ofrecían». Mientras estaba en Italia, Nancy leyó un artículo en Huellas que hablaba de san Ricardo Pampuri y comprendió que era el santo al que invocaba su hermano, BJ. Antes de ser operada, comenzó también ella a rezarle, y con asombro general, los doctores no hallaron el menor signo de tumor. Junto a sus nuevos amigos hizo una peregrinación de agradecimiento a la iglesia de san Ricardo en Trivolzio. Para Nancy y BJ se trató de un milagro que iba más allá de la simple curación física (también el melanoma de BJ está remitiendo milagrosamente). «De la desesperación brotó un milagro, que no era sólo la curación, sino una respuesta a todo mi ser».
En la costa este, una pareja no podía tener hijos. En el momento de valorar todas las posibilidades que les proponía la clínica especializada en tratamientos de fertilidad, tenían bien presentes las palabras de Giussani sobre María Virgen que «no impuso su propio método». Así, renunciaron a la posibilidad de la fecundación in vitro, con gran asombro de los médicos. «Dijimos que no y un médico empezó a preguntarme por qué, y así comenzó una amistad con él. Esta semana fui a la clínica, y el doctor me dijo que sabía que iba a un encuentro y me preguntó de qué se trataba. Le hablé de la diaconía; él cerró la puerta, se sentó y me dijo: “Usted es la única que viene aquí con una perspectiva positiva”. Al decir «sí» a las circunstancias, nuestro deseo se abre y logramos ver que ya está cumplido, por ejemplo, a través del encuentro con esta persona. Miramos nuestro deseo de tener un niño con la conciencia de que no es sólo para nosotros, sino que es el modo en que Dios nos educa a participar en el ser. El deseo se nos da para atraernos y volvernos protagonistas de Su proyecto. Por esto rezamos continuamente a la Virgen María para que nuestro “sí” pueda ser para todos».
Una tarde, el niño de Danny no regresó a casa del colegio. Cuando le encontraron más tarde paseando por los alrededores, el miedo de Danny cedió su puesto a la ira. «Fui a su habitación y me sucedió algo: en cuanto abrí la puerta, todo lo que había decidido decirle parecía haberse desvanecido. Vi a ese hijo que amo, no porque sea coherente u obediente, sino porque se me ha dado. Esta mirada nueva no me la había dado yo. Era la mirada que Cristo tiene sobre mí, lleno de misericordia y de amor»
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