¿Con qué valor se puede hablar hoy del cristianismo como realización del hombre, y del matrimonio como el gesto que más valora lo humano, como ha hecho don Giussani en su carta al Papa publicada en Panorama?
Hemos planteado esta pregunta a Giuliano Ferrara, director de Il Foglio, y a Eugenia Scabini, decana de la Facultad de Psicología en la Universidad Católica de Milán. Dice el más laico de los periodistas: «El hombre como señor del mundo es un equívoco procedente de la Ilustración, pero en las palabras de Giussani dirigidas a Juan Pablo II es otra cosa: es historia y condición humana contemplada desde el punto de vista divino. Un divino material que preconiza la satisfacción». La decana de la Universidad Católica subraya la actualidad de las palabras sobre el matrimonio: «El amor duradero entre el hombre y la mujer es el signo más elocuente de que el hombre se realiza plenamente a través de un vínculo con el otro... por eso Giussani define el matrimonio como el gesto sacramental que más valora lo humano».
Aldo Brandirali, ex dirigente maoísta de “Servir al pueblo”, reinterpreta su actividad política en la época de caída de la ideología a la luz de las referencias al cristianismo como “victoria” generadora de civilización: «Mi conversión va más allá del límite que supone andar cabizbajo por el arrepentimiento, y levanta la mirada con arrojo por la conciencia de esta victoria».
En estas páginas proponemos también algunas cartas de jóvenes para los que el encentro con la comunidad cristiana ha significado el cumplimiento -tan esperado como imprevisto- del deseo de una vida feliz; y la carta de un hombre para el que la positividad anunciada por el cristianismo se ha convertido en experiencia pacificadora incluso dentro de un dolor infinito
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