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Huellas N.6, Junio 2002

ORIENTE PRÓXIMO

La inexorable fidelidad a una historia

Camille Eid

Supervivientes de las vicisitudes históricas, las Iglesias de Oriente Próximo se enfrentan con problemas que cuestionan su misma existencia. Una lenta e inexorable erosión demográfica, cuyo ritmo se ha acelerado desde comienzos del siglo XX, por no hablar de los centenares de miles de fieles que se han visto forzados a emigrar. Hemorragia que se ve favorecida por un endémico clima de inestabilidad (el embargo contra Irak, la irresuelta cuestión palestina, las consecuencias de la guerra en Líbano, etc.) y por el auge de un fundamentalismo que se propone reinstaurar antiguas discriminaciones


Turquía
Queda bien poco de las primeras comunidades cristianas, cuyo origen se remonta al tiempo de los apóstoles. En el territorio que fue la sede de varios concilios, donde dejaron su impronta numerosos Padres de la Iglesia, viven hoy apenas 100.000 cristianos, un tercio de los cuales son católicos. El genocidio armenio de 1915 y el intercambio entre poblaciones griegas y turcas sancionado por el Tratado de Lausana, casi han aniquilado las dos mayores comunidades cristianas - católica y armenia - del ex Imperio otomano. Lejos de tranquilizar a los últimos supervivientes, el laicismo del estado termina por acentuar su precariedad, forzándoles a la emigración. Especialmente dramática es la situación de la comunidad siria, no incluida entre las minorías protegidas por dicho Tratado, que se halla por tanto privada de libertad de culto.

Siria
La Constitución reconoce el islam sólo como religión del presidente de la República. El mantenimiento de un cuadro de laicidad institucional garantiza a los cristianos un tratamiento tendencialmente igualitario. Los cristianos, casi un millón, se dividen en tres comunidades principales: greco-orotodoxa, greco-católica y armenia, a las que se añaden una decena de pequeñas comunidades. Todas tienen libertad de comprar terrenos y construir iglesias, mientras que los sacerdotes son eximidos del servicio militar. En cuanto a la enseñanza, los estudiantes cristianos siguen un curso de catecismo - unificado para todas las comunidades -, al tiempo que sus compañeros reciben clases de religión islámica.

La amenaza fundamentalista ha sido atajada mediante la represión, reforzando la cohesión de los cristianos en torno a un gobierno considerado “garante” de su supervivencia. Sin embargo, la tutela del estado no carece de aspectos negativos. Desconfiado frente a cuanto escapa de su control, el gobierno de Damasco no promueve ni facilita los contactos de la Iglesia local con el mundo exterior.

Líbano
La situación de los cristianos era netamente mejor hasta mitad de los años 70, cuando la guerra puso en crisis el modelo de convivencia interreligiosa en que se había apoyado la prosperidad del país de los cedros. Hoy la Iglesia local paga todavía las consecuencias de un conflicto que ha provocado el éxodo de miles de fieles del único oasis cristiano de Oriente Próximo. Los cristianos constituyen el 42% de la población, casi un millón y medio, divididos en católicos (maronitas y melquitas en especial) y ortodoxos (griegos y armenios). La Constitución garantiza todavía la autonomía legislativa y judicial en materia de estatuto familiar y un reparto equitativo de los poderes políticos entre cristianos y musulmanes, pero los cristianos se sienten igualmente marginados a causa de su oposición a la ingerencia siria en el país.

Jordania
El país aparece en la predicación de Cristo en Perea, “más allá del Jordán”, así como en la Decápolis, la liga de las ciudades helénicas que comprendía Filadelfia, actual Amman. Hoy día los cristianos son entre 130.000 y 150.000, poco más del 2% de la población (palestina y jordana) residente en el país. A diferencia de otros estados meridionales, en Jordania no prevalece una comunidad cristiana determinada: los católicos cuentan aproximadamente con unos 60.000 fieles y están divididos principalmente entre latinos (30.000), bajo la autoridad de un vicario del patriarca de Jerusalén, y melquitas greco-católicos (10-15.000). Entre los no católicos, la comunidad más consistente es la greco-ortodoxa, que cuenta con unos 50.000 fieles. Los cristianos gozan de un prestigio especial entre la población gracias a su compromiso educativo y social.

Israel
Un conjunto de pequeñas Iglesias: 30.000 melquitas greco-católicos, especialmente difundidos en Nazaret, 25.000 greco-ortodoxos, 20.000 latinos, 8.000 maronitas, además de los armenios, sirios, coptos y protestantes. La legislación garantiza la libertad religiosa y el derecho privado está regulado por las jerarquías de cada religión respecto a sus propios fieles. En la práctica, los ciudadanos no judíos sufren muchas discriminaciones a causa de la perduración del conflicto árabe-israelí y se ven por ello inclinadas a emigrar. La Iglesia Católica goza de un prestigio único entre la población gracias al compromiso educativo y social desarrollado por sus congregaciones. La presencia de un palestino, Michel Sabbah, a cargo del patriarcado latino de Jerusalén, restaurado en 1847, ha favorecido una buena relación con los musulmanes, ahora un tanto dañada por el proyecto de construcción de una mezquita en Nazaret.

Territorios palestinos
Un acuerdo base suscrito en 2000 entre el Vaticano y la Autoridad Nacional Palestina garantiza a la Iglesia Católica el libre ejercicio de su misión en los territorios controlados por dicha autoridad. Los cristianos (unos 40.000, divididos equitativamente en católicos y ortodoxos) han participado en la lucha por la autonomía y están presentes en las instituciones públicas. Las relaciones sociales con los musulmanes son buenas y las escuelas cristianas desarrollan una obra preciosa para la convivencia, acogiendo también alumnos musulmanes, pero crece la preocupación por la difusión creciente de movimientos integristas como Hamas.

Egipto
En este país se concentran al menos dos tercios de los cristianos meridionales, entre 6 y 8 millones de fieles: la preeminencia absoluta corresponde a la Iglesia Copta Ortodoxa, independiente desde el siglo V. Los católicos son una minoría entre la minoría, con apenas 225.000 fieles pertenecientes a diferentes ritos.

La Constitución promulgada en 1980, que considera la shari’a como la fuente principal del derecho, relega indirectamente a los cristianos al rango de ciudadanos de segunda clase. La Iglesia sufre desde tiempos muy lejanos para lograr la autorización para edificar nuevas iglesias. Para no ofrecer pretextos a los radicales islámicos, las autoridades conceden raramente representación política a los cristianos y toleran cada vez más su marginación de las funciones públicas. En el último decenio, varios centenares de cristianos han sido asesinados en el curso de la agitación islámica que sacude el Alto Egipto.

Irak
Entre las comunidades cristianas iraquíes prevalece claramente la Iglesia Caldea Católica, a la que pertenecen el 70% de los fieles, aproximadamente medio millón. A pesar de la ideología laica del partido en el poder, el islam es religión de estado y el derecho musulmán impregna gran parte del derecho privado. Los cristianos pueden construir sin dificultad nuevas iglesias, gestionar una vasta red de infraestructuras para la asistencia y la pastoral, formar a sus futuros sacerdotes en un seminario mayor e impartir el catecismo en aquellas escuelas en las que al menos el 25% de los alumnos sea cristiano. No poseen, sin embargo, escuelas propias (fueron nacionalizadas al final de los años sesenta) y deben, como el resto de los ciudadanos, pedir autorización para sus manifestaciones sociales, estrechamente controladas por el gobierno. La Iglesia, guiada por el patriarca Bidawid, se consagra lo mejor que puede a la tarea de aliviar los problemas de una población extenuada por la guerra y el embargo. Un esfuerzo que no logra bloquear la hemorragia de los fieles. Se calcula que al menos 150.000 cristianos iraquíes han dejado su país desde el “final” de la guerra del Golfo.

Irán
La instauración de una República islámica ha modificado profundamente las condiciones de los cristianos, por ejemplo, eliminando las estructuras religiosas de la Iglesia latina, sospechosa de simpatizar con Occidente. Hoy, 23 años después de la revolución de Jomeini, el número de fieles ha disminuido desde 320.000 a unos 120.000, entre los cuales 16.000 son católicos. La pertenencia de los cristianos a las minorías étnicas (armenia, asirio-caldea) les vuelve doblemente extranjeros a los ojos de la mayoría, que concibe la iranicidad y el islam como un todo. La Constitución garantiza a los cristianos la libertad de culto y una representación parlamentaria, pero el férreo control estatal obliga a muchos a rehacer su vida en el anonimato de las grandes ciudades o a reunirse con sus parientes en el extranjero.

Arabia Saudita
Los cristianos constituyen al menos el 10% de los siete millones de trabajadores extranjeros, pero en Arabia está severamente prohibido todo culto que no sea el islámico. Los más afortunados de los cristianos recurren, con ocasión de las grandes festividades, a sus propios ámbitos extraterritoriales (embajadas y consulados), mientras que la inmensa mayoría se organiza en grupos clandestinos de oración; las continuas redadas de arrestos confirman su presencia en todas las grandes ciudades. Los mutawa’in (policía religiosa) están siempre al acecho, y la mera posesión de material no islámico (biblias, rosarios, cruces o imágenes sagradas) lleva consigo el arresto y la expulsión. El mayor enconamiento lo padecen los cristianos originarios del Tercer Mundo. Las autoridades saudíes saben que no tienen nada que temer de países que dependen de la divisa extranjera que envían a la patria sus propios emigrados.

Países del Golfo
Los demás países del Golfo, que acogen también trabajadores cristianos, no siguen las restricciones sauditas. En los Emiratos Árabes Unidos, los católicos (125.000 fieles divididos en 5 parroquias) son atendidos por unos cincuenta sacerdotes y monjas. En Abu Dhabi tiene su sede el Vicariato de Arabia, creado en 1889, que comprende todos los países del Golfo a excepción de Kuwait, mientras que en Dubai se encuentra la Liaison Office para el Golfo, que depende del Concilio de las Iglesias de Oriente Próximo. En esta última ciudad la comunidad cristiana es especialmente activa y cuenta en su tarea con ministros laicos y voluntarios.

También en Bahrein sus 45.000 cristianos gozan de libertad para practicar su fe. La única parroquia católica fue fundada en 1938 y está dotada con una escuela para 1600 estudiantes, dirigida por las hermanas combonianas. La Biblia y otras publicaciones cristianas se exponen libremente en las librerías junto a los textos islámicos.

Omán tiene una larga tradición de tolerancia que lo ha llevado incluso a producir sellos ilustrados con la Pasión de Cristo. Ya en 1973, el sultán Qabus acordó el permiso de fundar comunidades cristianas. Hoy, existen cuatro iglesias parroquiales que atienden a 55.000 católicos, todas ellas construidas sobre terrenos recibidos como donación del sultán. Se trata de edificios bajos sin campanarios, pero con una gran cruz dibujada en la fachada.

En cambio, en Qatar prevalece la rígida interpretación wahhabita, que afecta a sus 36.000 católicos. Sólo recientemente el ascenso del nuevo emir ha permitido una vasta liberalización, que se traduce en la autorización para construir el primer complejo que hospedará edificios de culto para católicos, anglicanos y ortodoxos.

Kuwait
Sus antiguos orígenes cristianos se remontan probablemente al tiempo de los apóstoles. Los 175.000 católicos disponen de dos iglesias (entre ellas una catedral) y están bajo la jurisdicción de un vicariato independiente desde que el país dejó de formar parte del Vicariato de Arabia. Kuwait reconoce a varias Iglesias cristianas, si bien de manera informal, el permiso de obrar en su territorio, pero está prohibido desarrollar actividades misioneras entre los musulmanes, así como no está permitida la enseñanza de religiones diferentes al islam ni la formación de clero dentro del país.

Yemen
El Yemen se encuentra bajo la jurisdicción eclesiástica del Vicariato de Arabia y cuenta con unos 6.000 católicos divididos en cuatro parroquias. La Constitución establece que el islam es religión de estado y la shari’a la fuente principal de legislación. En el siglo V el Yemen fue sede de un reino cristiano, pero la presencia cristiana fue barrida dos siglos después con la expulsión a Irak de las tribus que no habían abrazado el islam. En época moderna, la llegada del primer misionero católico al puerto de Aden se remonta al año 1841. Hoy, están presentes en el país una veintena de misioneras de la Madre Teresa, que prestan su servicio en diversos centros de asistencia, además de algunos sacerdotes salesianos indios. Tres misioneras fueron asesinadas en un atentado el 27 de julio de 1998.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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