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Huellas N.10, Noviembre 2001

CESAL

Manos a la obra

Silvia Gómez

Compartir las necesidades para compartir el sentido de la vida. CESAL lanza, por noveno año consecutivo, la Campaña Manos a la Obra, cuyo objetivo es recoger fondos e informar de los proyectos que realiza en todo el mundo. Se trata de una oportunidad para compartir y atender las necesidades de otros


Al este de Lima se sitúa Huachipa, una pequeña barriada cuya población, recién llegada a la capital proveniente de la sierra andina, malvive en unas condiciones infrahumanas difíciles de describir. La carencia de agua, la falta de todo tipo de infraestructuras y de servicios y la privación de derechos como ciudadanos a causa de la falta de documentación son sólo algunas de las dificultades que hicieron necesaria una intervención a gran escala de CESAL tras un primer proyecto en la zona en el año 1997.

Allí se encuentra Marina Gómez, 25 años y licenciada en psicología, hace 7 meses que dejó España para comenzar una labor educativa con la población infantil de la zona. Precisamente, los niños son los más perjudicados. El retraso escolar en Huachipa es de más del 70% debido a al nomadismo de muchas familias, a la falta de motivación y a la realidad familiar que les rodea.

Lo más normal es que a partir de los 5 años empiecen a trabajar con sus padres en la fabricación de ladrillos, única fuente de ingresos de los habitantes de la zona. El trabajo de Marina se centra en la atención psicológica a los niños y a sus familias. Mediante la elaboración de un censo socio-laboral, realizado de casa en casa, esta joven psicóloga apasionada por los niños se ha ido relacionando con las familias y conociendo más de cerca sus necesidades, sus inquietudes y sus dificultades. Con la información recibida se ha diseñado un plan de trabajo que se está empezando a poner en marcha, iniciándose con charlas comunitarias educativas, de estimulación y de prevención de la violencia familiar.

Una de las necesidades más inmediatas es la educación y la salud de los niños. Para responder de forma adecuada se tiene previsto la puesta en marcha de un Centro de Recuperación Educativa y Nutricional (CREN) en el que se va a impartir desde educación escolar y apoyo hasta formación en hábitos nutricionales, de cuidado y de limpieza.

En este sentido, se están promoviendo escuelas para padres y definiendo iniciativas empresariales propuestas por ellos. Es el caso de un grupo de mujeres que, habiendo localizado una serie de máquinas de coser que el Estado había regalado, están dando forma a un posible taller de costura. Para Marina, la ayuda pasa por una relación concreta, «consiste en acompañarles y ayudarles a dar forma a iniciativas que vayan surgiendo de ellos mismos y que respondan de forma concreta a sus necesidades».

Uno de los principales problemas que afronta Rumania en estos años es la situación de abandono de decenas de miles de menores heredada de la época comunista. Dentro de esta problemática, particularmente dramática es la situación de los menores seropositivos abandonados en instituciones estatales especiales cuyo objetivo principal es mantenerlos aislados del mundo exterior. El miedo a la enfermedad, la descomposición de las familias, las precarias condiciones económicas y la mentalidad introducida por el Estado en la época comunista ha favorecido que muchas familias decidan abandonar a sus hijos enfermos en orfanatos y estructuras hospitalarias, provocando la marginación, el aislamiento y olvido de miles de niños.

«He conocido a niños de 10 a 14 años que han pasado casi toda su corta vida en el interior de orfanatos y hospitales concebidos como depósitos de sufrimiento, de miedo, de violencia, sin posibilidad de relación con el resto del mundo», apunta Claudia Terragni, educadora social y coordinadora del equipo de trabajadores sociales rumanos que lleva casi dos años trabajando en un proyecto impulsado por CESAL para mejorar la situación de estos niños.

Con la financiación de la Comisión Europea, el proyecto se ha centrado en la desinstitucionalización de los niños seropositivos abandonados en el Hospital V. Babes de Bucarest y del orfanato número 7 de la localidad de Vidra. En primer lugar, se ha tratado de buscar a las familias de origen y trabajar con ellas con la intención de posibilitar la vuelta a casa de los niños. En todos aquellos casos en los que era imposible la vuelta con la familia natural se han buscado soluciones alternativas.

Una de ellas ha sido la puesta en marcha, conjuntamente con AVSI, de una casa- familia. Se trata de una estructura que se asemeja lo más posible a un hogar real, en el que un matrimonio asume voluntariamente la tarea de acompañar a un grupo de niños como verdaderos padres. Para Claudia, la puesta en marcha de la casa ha supuesto «ver, con estupor y conmoción, el deseo de vivir de estos niños a pesar de una existencia marcada por el abandono y la enfermedad. Precisamente, el proyecto se ha convertido en una respuesta a este deseo de ser afirmados y reconocidos como personas».



Dos veces a la semana Rose Busingye visita 120 pacientes afectados por el sida en el suburbio de Acholi, en Kampala. «Aquí en Uganda hay mucha gente pobre que no puede permitirse ir a un hospital, porque no tiene dinero, incluso conseguir comida y alojamiento es difícil», afirma esta enfermera ugandesa que desde hace años dirige Meeting Point, una ong perteneciente a la red AVSI Network que nace en 1990 para apoyar a afectados por el SIDA.

Además de atender a los pacientes, Meeting Point se encarga de acoger y cuidar a niños huérfanos a causa de la enfermedad, de promover actividades encaminadas a la generación de ingresos para los pacientes y sus familias, de organizar programas de educación y apoyo psicosocial a niños y jóvenes y de desarrollar actividades de sensibilización social relacionadas con el tema del SIDA.

Pero el principal objetivo de Meeting Point, implícito en todo lo que hace, es acompañar a estas personas y ayudarles a ponerse frente a la enfermedad y a los problemas cotidianos derivados de ella. «La experiencia nos ha mostrado que el modo más eficaz de hacer frente a esta enfermedad es centrarse en la respuesta y en la atención a cada una de las personas, acompañar a cada uno de los enfermos», nos cuenta Rose.

“Casa Begoña Emperador”, un centro de acogida y consulta médica en la barriada de Namuwongo, es un proyecto que pretende posibilitar que más personas encuentren un lugar y una esperanza ante una enfermedad que anuncia la muerte. En una entrevista concedida a EusKal Telebista durante una visita de CESAL a Uganda, Rose explicaba: «Yo no puedo dar lo que no tengo. Lo que tengo es esta felicidad y quiero que otros puedan tenerla. Lo que me mueve a fatigarme diariamente de un suburbio a otro es que la gente sea feliz. Y sé que no soy yo quien les da esa felicidad, pero si yo lo soy, para ellos también existe esta posibilidad».

A 30 Km de Tegucigalpa, en el Valle de Amarateca, ha nacido una nueva ciudad. Gracias al programa que inició CESAL junto con otras ongs tras el Huracán Mitch, a finales de 1998, más de 500 familias disfrutan ahora no sólo de una vivienda sino de un entorno en el que desarrollar su vida dentro de una comunidad.

Al frente de este programa se encuentra José Rodríguez Parmo, un joven ingeniero agrónomo que partió hace dos años para coordinar el trabajo de CESAL en Honduras y abrir una nueva sede. “A consecuencia del huracán Mitch miles de familias perdieron su vivienda y todos sus bienes. Durante mucho tiempo permanecieron en albergues comunitarios sujetas a unas condiciones muy precarias. Ahora en Amarateca muchas de aquellas familias atisban un horizonte más amplio para sus vidas”, explica José.

El programa comenzó con la construcción de las viviendas y de todas las infraestructuras necesarias, pero continúa ahora con la puesta en marcha de una guardería, de varias escuelas para infantil y primaria, de un centro de salud, de un centro social y de un centro de capacitación y formación profesional para responder a la necesidad de muchas familias de disponer de un empleo y de una formación adecuada. “Además de las viviendas y de las infraestructuras, es necesario ayudar a estas personas a realizar todo tipo de iniciativas que puedan surgir, y de esta forma favorecer el desarrollo de las familias y la constitución de una verdadera comunidad, con una adecuada organización”.

Para José es fundamental la relación diaria y cotidiana con los habitantes de Amarateca y con otros actores del programa: el Arzobispado de Tegucigalpa, el Gobierno de Honduras, varios ministerios, órdenes religiosas, otras ongs y varias instituciones con las que conjuntamente se ha ido respondiendo a las necesidades del programa “En este trabajo que realizamos, es necesario partir siempre de una relación con las personas, de forma que podamos confrontar con ellas cual es la forma más adecuada de responder a sus necesidades y no imponer nuestro parecer”.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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