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Huellas N.10, Noviembre 2001

CDO

Siempre en lucha

Piergiorgio Chiarini

Hombres en acción que buscan la razón de su trabajo. La CdO en la zona norte de Milán, un contexto de ayuda inspirado en el principio de “hacer con”


Si quisiéramos describir la agrupación de empresas ubicadas en la zona norte de Milán asociadas a la Compañía de las Obras considerándola según los cánones propios de cualquier realidad asociativa - cosa tal vez útil e interesante -, no nos ajustaríamos a la realidad. Es verdad que los números son significativos: más de mil empresas asociadas hacen hoy de la CdO la realidad con mayor número de socios en el área industrial de la provincia de Varese, además de una presencia relevante en grandes centros como Rho, Legnano y Magenta y en la zona de Novara. Y, sin embargo, estos datos no bastan por sí mismos para explicar el motivo por el cual se han implicado en esta obra muchos empresarios, profesionales y personas sencillamente apasionadas por su trabajo. Luisella Versetti es la titular de una empresa metalúrgica con sede en Marcallo. Así nos cuenta su encuentro con la CdO: «Nos asociamos hace seis años para beneficiarnos de las condiciones especiales que nos ofrecía su acuerdo con los bancos. Después hubo numerosas ocasiones en las que pudimos utilizar los servicios de la asociación, desde los cursos de formación hasta la consultoría sobre el mercado exterior. Junto a todo esto, oía hablar con frecuencia de criterio ideal y de amistad operativa, una expresión extraña: yo no sabía qué tenía que ver con mi trabajo. Pero poco a poco se abría camino en mí la conciencia de que no podía separar mi persona de mi trabajo y de la relación que tengo con mis empleados. Hoy puedo decir que si los acuerdos bancarios son un instrumento útil e importante para la empresa, lo más determinante que he adquirido en estos años gracias a la CdO ha sido la experiencia humana».
También Stefano Sappa, un empresario que se acercó a la CdO, como a cualquier otra asociación de estas características, por un interés concreto vinculado a la actividad de su empresa, nos cuenta: «He podido darme cuenta personalmente de la eficacia de los servicios ofrecidos. Me pregunté cuáles eran los motivos para hacer bien el propio trabajo. Fue la ocasión para acercarme a don Giussani. No llegué a la CdO a través de CL, como le puede haber sucedido a otros, sino que me sentí atraído por una manera diferente de vivir el trabajo que a su vez me impulsó a buscar las razones».

Alta profesionalidad
Para una realidad como la CdO de la zona norte de Milán la relación con los socios es un dato imprescindible para su crecimiento. Esto significa invertir en recursos y personal cualificado y un continuo desafío al cambio, como explica Franco Macchi, que es desde hace algunos meses director de la sede de Busto Arsizio: «Trabajar en la Compañía de las Obras no es diferente del trabajo en la empresa, hay que afrontar los problemas del cierre del balance, los objetivos personales y de los colaboradores, hay que responder a los socios. Acepté dejar la empresa en la que trabajaba como director de producción para venir a trabajar a la CdO. Enseguida me di cuenta de que esto implicaba adquirir una alta profesionalidad y una posición razonablemente positiva frente a los problemas; y entablar una amistad que entra hasta la médula y te hace capaz de realizar cosas que nunca habría imaginado en la concreción de todos los días y de estar siempre dispuesto al cambio. Puedes haber hecho lo más bonito e importante de este mundo, pero si un segundo después te encuentras con alguien que tiene necesidad de otra cosa, no te puedes quedar mirando lo hábil que has sido, sino que debes volver a ponerte en acción».
Entre las “inversiones” que la CdO de la zona norte de Milán ha puesto en marcha hay una que no es típica en las estrategias de una asociación normal: la del criterio ideal. «Estamos inmersos en una mentalidad que, por un lado, sostiene que no nos debemos contentar nunca con nada y, por otro, precisamente sobre la cuestión fundamental de la vida, renuncia a ir hasta el fondo - subraya Paolo Fumagalli, presidente de la CdO para este área -. En cambio nosotros, pasando a través de los problemas concretos de la empresa, intentamos llegar a las razones de nuestro obrar».
Nos lo explica bien Alberto Chevallard, titular de la Sapin de Dairago, única empresa en Italia que produce mangueras anti-incendios: «Hace algunos meses organicé una cena de empresarios con una chica de Kazajstán que trabaja para la CdO y se encarga de la relación con las empresas interesadas en invertir en ese país. Después del encuentro, comentando la cena mientras la acompañaba a Milán, me dijo: “Todo bien, pero cuando la conversación abordó el motivo por el cual producís grifos o mangueras anti-incendios, todos bajasteis los ojos”. Para mí la CdO significa sobre todo haber encontrado la posibilidad de mirar a la cara a la gente y la realidad ayudándome a descubrir el significado de lo que hacemos».

Encuentros públicos
Precisamente por esta “inversión”, la CdO ha promovido durante el último año en los diferentes centros de la zona una serie de encuentros públicos sobre el libro El yo, el poder y las obras. La afluencia de un elevado número de asistentes - una media de 500 personas por cita - muestra el interés que la propuesta despertaba. De igual manera, la invitación a participar en los Ejercicios de los Jóvenes Trabajadores en Rímini se convirtió para algunos socios en una oportunidad insólita para «razonar sobre el sentido de la vida».
«Queremos tener la posibilidad de dar un significado al trabajo - dice Alessandro Lucchini, dirigente de una empresa metalúrgica - diferente del criterio que nos quieren imponer, que consiste sencillamente en llevar a casa dinero. Al principio, cuando nos asociamos, nos limitábamos a observar y valorar la conveniencia de los servicios ofrecidos. Después, frente a algunas exigencias por nuestra parte de ayuda y de consultoría, nos dimos cuenta de que nos estábamos relacionado con interlocutores serios que se hacían cargo de nuestras necesidades. De ahí surgió la necesidad de aceptar esta posibilidad que se nos ofrecía. Hoy estamos en la CdO para construir algo nuevo».
Historias como éstas, de socios que se convierten ellos mismos en promotores de la CdO, hay muchas. Es más, se puede decir que los 72 promotores son un poco el motor de la asociación. Son empresarios o personas que tienen cargos de responsabilidad en las empresas en las que trabajan (directores comerciales, de producción, etc.), que libremente han decidido dar parte de su tiempo - ya sea una hora a la semana o una hora al mes - a la CdO. «Dedican gratuitamente parte de su tiempo - explica Franco Macchi - porque perciben una utilidad y una positividad, tanto para sí mismos como para su empresa, en el hecho de “hacer con”. El tiempo que dedican lo emplean en atender a los socios. Con frecuencia van directamente a las empresas y esto se convierte en una ocasión para mostrar las nuevas oportunidades (acuerdos, misiones extranjeras, revisiones para optimizar los consumos de energía, etc.) o bien para invitar a las personas a las diferentes iniciativas de la CdO».

Algunos ejemplos
“Hacer con” es la descripción sintética de esta experiencia de la CdO en Milán, que a través de los años ha visto nacer y crecer en torno a sí obras que han sabido reproducir la sustancia de esta manera de estar en el propio ámbito de actividad. Es el caso de la cooperativa City Service, nacida en 1987 en Busto para afrontar el problema del paro juvenil, identificando las oportunidades de trabajo en la zona. Hoy, con 350 empleados y 750 colaboradores fijos se dedica a proyectar y gestionar servicios dirigidos a los menores como centros recreativos de verano, servicios escolares de integración o de tutela, y animación en los centros comerciales. «Esta cooperativa - explica Daniele Giani, responsable de City Service - ha crecido desde el principio en estrecha relación con la CdO; cuanto más avanzamos, más nos damos cuenta de que es necesaria la ayuda de un ámbito preciso, de un lugar donde aprender un modo de relacionarse con los colaboradores y con la competencia, qué uso hacer del dinero, etcétera. Es un continuo desafío al “yo”, por una experiencia más grande que hemos visto y gustado y que querríamos comunicar a todos».
Más reciente, pero como desarrollo maduro de una experiencia iniciada ya en los años 80, es la historia de ASLAM (Associazione Scuole Lavoro Alto Milanese), que trabaja en el campo de la formación profesional y de los servicios para la integración laboral. En el centro de formación, inaugurado en febrero en San Macario de Samarate, tienen lugar cursos dirigidos a jóvenes que buscan su primer empleo y a trabajadores necesitados de reciclaje, iniciativas que con frecuencia están organizadas para responder a exigencias específicas de partners importantes como Alitalia, Europ Assistance, Whirlpool, Azzurra Air, Compuware, Eurofly, Federazione Autotrasportatori Italiani, Lauda Air Italia y SEA. Angelo Candiani, responsable de la estructura ASLAM, tras haber sido durante varios años director de la sede de la CdO, afirma: «Esta obra es el fruto de la implicación de algunas personas con una propuesta. Nos han educado en una pasión por el hombre, en favorecer que todo el mundo pueda encontrar lo que le hace ser verdaderamente hombre. Trabajar con esta perspectiva mantiene vivo el deseo de ser felices».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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