En el Palau de la Generalitat, Giancarlo Cesana aborda el lema propuesto por la Associació Cultural Charles Péguy a toda la ciudad: “La única posibilidad: educar hombres libres”. Entre los numerosos asistentes, un centenar de universitarios
«Me han educado para no tener miedo de nada, y mucho menos del deseo del hombre». Con toda seguridad las hermosas paredes del salón de actos del Gobierno Autónomo de Cataluña, nunca habían escuchado palabras como estas, pronunciadas por un médico italiano, Giancarlo Cesana, presentado como uno de los responsables de CL. Pero también es probable que no sonaran extrañas entre estos muros que son una manifestación más de la tensión de los hombres y los pueblos, a través de la historia, por afirmar su exigencia de libertad, de orden y de unidad.
En el corazón de Cataluña
Las invitaciones oficiales llevaban el sello del Gobierno Catalán y el propio Secretario de Presidencia Sr. Carles Duarte presentó el acto, convocado bajo un título provocativo y que dejaba pocas opciones: “La única posibilidad: educar hombres libres”. La propuesta fue de la Associació Cultural Charles Péguy y a ella concurrieron más de 250 personas que abarrotaban el salón de actos del Palau Sant Jaume, en el corazón del Barrio Gótico de Barcelona. Un público muy plural, muchos jóvenes, un buen número de responsables de la vida política y social catalana, amigos y curiosos interesados en escuchar de viva voz a uno de CL. «No es el público típico que acude a los actos de carácter religioso», comentaba a la salida alguien entendido en este tipo de eventos.
En primera fila
De justicia es decir que si podíamos estar allí esa noche se debía en gran manera a la amistad sincera de Josep Miró, concejal de Convergencia y Unió en el Ayuntamiento de Barcelona, muy comprometido en la presencia pública de los católicos (cf. “Pregària per la Pau”, en Huellas n. 2 - 2001; www.e-cristian.net). Miró favoreció todas las gestiones necesarias para llevar a cabo este acto en el corazón de la vida política catalana, y allí estuvo, sentado en primera fila.
El acto comenzó con las palabras de Carles Duarte, quien recordó - mostrando un gesto de simpatía hacia los organizadores - que el presidente catalán, Jordi Pujol, es desde siempre un admirador de Charles Péguy. Pero por encima de las afinidades culturales, más destacable era el hecho mismo de que un Gobierno hubiese decidido promover en el propio centro presidencial un encuentro con uno de los responsables internacionales de Comunión y Liberación.
Lo propio de la educación
Tras unas breves palabras introductorias de Giorgio Chevallard, presidente de la Asociación organizadora, Cesana comenzó sin dilación: «Estoy de acuerdo con el título de esta conferencia y trataré de explicarlo a partir de mi experiencia». Y así fue. Su exposición fue la descripción de una experiencia viva y desbordante. Partió de la constatación de que la educación hoy se concibe reductivamente como “técnica psicológica” o como “forma menor de psicología”. Pero por el contrario la educación se dirige a la libertad, a ese «acento absolutamente original de la persona», estructura fundamental que hace que el hombre puesto frente a algo verdadero lo identifique y lo acepte. O, paradójicamente, lo rechace.
Cargadas de evidencia
Por tanto, no se puede hablar de libertad sin hablar de verdad. Y sin una hipótesis de verdad es imposible educar. «La cuestión de la verdad, la cuestión propiamente de Dios, de algo que mantenga todo unido, algo que tenga junta toda la vida, las cosas buenas y las malas, no es un problema que se pueda eludir a la hora de afrontar la cuestión educativa. Esta palabra, la Verdad, que nosotros no tenemos el coraje, no ya de decir sino ni siquiera de pensar, aunque sea lo que más deseamos».
Libertad, misterio, verdad, deseo, instante y eternidad, términos tan alejados del lenguaje cotidiano, que nos parecerían difíciles de explicar a cualquiera y mucho más en un ámbito público, se convertían en boca de Cesana en palabras llenas de vida, persuasivas y cargadas de peso y de evidencia.
Una propuesta decidida
Se entendía bien entonces el aviso para navegantes que lanzó Cesana a continuación: «las escuelas católicas no son la garantía de la educación». Porque ni la verdad es el fruto de un programa ni se puede eludir el factor de la libertad. De hecho, «quienes se han contentado con las escuelas católicas han perdido de vista completamente el problema, y la asistencia a las escuelas católicas no ha garantizado en absoluto, por ejemplo, que el pueblo italiano, o el vuestro, con una fuerte tradición católica, fuese hacia adelante en su tradición, sino al contrario». Lo que se necesita para que haya educación es una propuesta decidida, clara, que comprometa. «Ven y prueba: no hay que tener miedo de hacer una propuesta decidida si se cree en ella, si se tiene confianza en el otro, si se confía en su razón y en su libertad». Tal como hizo Jesús, explica Cesana.
Pertinente al hombre
Impresiona oír nombrar a Cristo en este ámbito completamente civil. No estamos habituados a escuchar el nombre de la Verdad, y mucho menos en el corazón de la vida pública. Nos parece cuando menos incómodo. Y sin embargo, cuando Giancarlo lo pronuncia es evidente que se refiere a una realidad radicalmente pertinente al hombre y a su necesidad.
Sin lugar a dudas, el acto ha constituido el gesto público más importante de la historia de CL en Barcelona, una especie de “puesta de largo”. Ha implicado un gran esfuerzo para su organización, más de 500 invitaciones, la convocatoria pública, la edición en catalán de un libreto con varios textos de don Giussani (tomados del libro El yo, el poder y las obras) y del mismo Giancarlo, que se repartió a la entrada y, en suma, la atención a todos los detalles para que el gesto fuese lo más expresivo posible. Un trabajo “realizado con gusto”, como reconoce Chevallard, y que ha merecido absolutamente la pena.
La última pregunta
Mientras sirven un cóctel a la salida, pregunto a la gente y me doy cuenta de que ninguno hemos salido indiferentes. Habría sido francamente difícil, pues como me comentaba emocionado un viejo amigo del movimiento en Barcelona, la «certeza contundente de Cesana desarma cualquier esquema previo». Sorpresa, una vez más, y agradecimiento eran los sentimientos que dominaban en quienes estuvimos allí.
«¿Cómo es posible mantener vivo este deseo del que hablas?». Fue la última pregunta que el moderador permitió formular.
«Se necesita una amistad. Se necesita un lugar donde se perciba la verdad, una compañía donde se nos ayude a mantener vivo el deseo y la certeza de su respuesta. Y ese lugar existe, desde luego, yo lo conozco».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón